cap 24 el uno para el otro

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Durante más de 10 minutos Kanna estuvo tocando la puerta de la casa de Naraku, ya solo faltaba un día para noche buena y tenía muchas ganas de salir con él, estaba preocupada pues no recibía respuesta alguna, decidió finalmente entrar por la puerta de atrás, estaba abierta, eso significaba que el chico tenía que estar ahí, subió las escaleras y entró a su habitación, ahí se encontraba, tirado a un lado de la cama, abrazándose a sí mismo como si un terrible dolor le estuviera recorriendo todo el cuerpo, la peli-plata entendió que estaba teniendo uno de sus ataques de ansiedad.
Se acercó a él con cuidado, lo abrazó con fuerza y poco a poco la ansiedad fue desapareciendo, ella le acariciaba el cabello mientras le daba tiernos besos en todo el rostro, “Todo va a estar bien, Naraku” le dijo ella con una voz que le transmitía tranquilidad al chico, se acostó a su lado y se hundió en sus brazos.
Naraku: Perdóname, no me gusta que me veas así…
Kanna: No te preocupes, solo es cuestión de tiempo para que esos ataques se terminen para siempre.
Naraku: Fui un idiota al meterme en toda esa basura…
Kanna: Cuál fue la razón?
Naraku: Dejar de pensar…
Kanna: En qué?
Naraku: En mi madre, en mi padre, en la escuela, todo me estaba agobiando… Lo único que me daba libertad era la música y estar drogado…
Kanna: Qué pasó con tus padres? *Nunca los había visto*
Naraku: Ellos prácticamente me abandonaron, me emancipe a los 16 años.
Kanna: Enserio? No lo sabía…
Naraku: Mi madre nos abandonó primero, después mi padre dijo que no sabía cómo criar a un hijo, que quería rehacer su vida y se fue. Conseguí trabajo y me valí por mí mismo.
Kanna: Amor, eres una persona increíble. Te admiro.
Naraku: Gracias… Por estar a mi lado, Kanna, de verdad, me tranquilizas mucho.
Kanna: Eso es porque te quiero, de verdad te quiero. *Sus labios se encontraron con un tierno beso*
Naraku: Y yo te quiero a ti, como nunca he querido a nadie.
La chica lo abrazó al mismo tiempo que volvía a perderse en los labios de Naraku, aquel beso poco a poco se volvía más exigente, el aliento comenzaba a faltarles, pero ninguno quería detenerse, Kanna le dio una suave mordida en el labio inferior haciéndolo jadear, ambos se incorporaron lentamente, se subieron a la cama y volvieron a besarse, la chica se quitó el abrigo, después la blusa, ahora solo tenía una falda negra unos leggins del mismo color y su sostén color blanco. Él parecía estar endiosado viéndola de arriba abajo.
Se recostó sobre ella acariciándola con calma como si cualquier movimiento en falso fuese a quebrarla, Kanna sonreía pues se sentía muy segura en sus manos, Naraku tomó su rostro entre éstas y la besó con tanta ternura como le fue posible, “No quiero… presionarte” dijo el tratando de controlarse un poco.
“Yo quiero estar contigo… Quiero que cada vez que sientas ansiedad recurras a mí…” Le quitó la playera viendo el torso desnudo del chico, definitivamente, ese hombre es muy guapo, “Tenían razón, creo que si fuera hombre sería gay…” Bromeó ella haciendo reír a su novio antes de que sus labios volvieran a encontrarse.
Naraku ya antes había tenido novias, pero todas eran chicas rebeldes, mujeres a las que solo buscaba para divertirse, jamás pensaba en algo serio, pero Kanna, para él era como una muñeca de porcelana, una posesión tan valiosa que le daba tanto miedo tocar pues si llegaba a romperla no se lo perdonaría nunca.
La sintió desabrochándole el pantalón mientras él lentamente le quitaba los leggins, sin despegar sus labios, le quitó la falda  dejándola solo en ropa interior y él ya solo tenía unos bóxers, su respiración ya estaba agitada, verla así y tenerla debajo suyo era como una ensoñación, aquella peli-plata lo volvía loco como nunca nadie.
Con besos fue bajando hasta la altura de sus pechos mientras le quitaba el sostén, ella fue perdiendo sus manos en aquella ondulada cabellera al sentir sus labios aprisionando uno de sus pezones, primero con tiernos y húmedos besos para después chuparlo a su antojo haciéndola gemir y arquearse del placer.
Fue bajando un poco más repartiendo suaves caricias en su abdomen, Kanna sentía un escalofrío recorriéndole la espalda al sentir a Naraku besando su intimidad por encima de la ropa interior, exhalo lentamente, él la despojó de la última prenda tirándola al suelo, de nuevo la besó en aquel lugar causando que ella gimiera y se removiera en la cama, lentamente empezó a acariciarla con la lengua y ella  se desvivía de tanto placer pues jamás había sentido algo así.
“N-Nara…ku” dijo ella temblando al sentir aquellas húmedas caricias cada vez más apasionadas y profundas, hacía gestos como si el dolor se mezclara con el placer de una manera casi insoportable, se aferraba a la almohada tratando de contenerse pero le era imposible, después de unos minutos la chica ya no pudo más y gritó entregándose a un orgasmo que la dejó sin aliento.
El chico sonrió al haberla hecho sentir tanto placer, se acercó para besarla en los labios y Kanna lo recibió con los brazos abiertos, podría acostumbrarse, volver a esa chica su adicción y entregarse a ella cada vez que la ansiedad lo dominara, nada podía ser mejor que eso.
Sacó un preservativo de un cajón, el escucharla disfrutar se había excitado bastante así que ya tenía una erección que pedía atención, se lo puso y se recostó sobre ella.
Naraku: Va a doler… Si quieres que me detenga dime, de acuerdo?
Kanna: Si… *Lo besó de nuevo*
Se acomodó bien entre sus piernas, empezó a entrar en ella escuchándola quejarse lentamente, Kanna se aferró a sus brazos y trató de mantenerse calmada, respiraba con dificultad mientras lo sentía invadir su cuerpo poco a poco, la besó para aliviar un poco el dolor cuando dio la embestida que le arrebataba su virginidad, empezó a entrar suave pero tratando de hacerlo lo más rápido que podía para no seguir lastimándola por más tiempo, estuvo completamente adentro y la abrazó tratando de relajarla.
Naraku: Te amo, preciosa.
Kanna: Yo también.
Ambos sonrieron y siguieron besándose durante un rato hasta que se sintieron cómodos, “Voy a moverme” le advirtió antes de darle una lenta embestida, ella volvió a quejarse pero luego sintió como el dolor se iba y aquellos movimientos comenzaban a llenarla de placer, “Naraku… Nara…ku… ahhh!” Decía con una voz tímida pero cargada de deseo haciéndolo vibrar de la emoción, “Amor… gime… más…” le pidió al oído y ella gimió para él.
Kanna se aferró a su nuca mientras los labios del chico volvían a apropiarse de uno de sus pechos mientras con sus brazos la rodeaba acercándola más a él, “Naraku… ah!” repetía la peli-plata ya casi perdiendo la poca cordura que le quedaba.
Después de un largo rato las embestidas se volvieron más fuertes y ansiosas, “Naraku… Ya… No aguanto… más…” confesó, el aumento el ritmo para que ambos llegaran al clímax, las contracciones del cuerpo de Kanna estimularon el miembro de Naraku mientras él seguía moviéndose dentro de ella hasta llegar al orgasmo también y correrse completamente satisfecho.
Su respiración estaba demasiado agitada pero seguía dejando besos en todo el cuerpo de la chica mientras la veía tratando de controlarse de la misma manera que él lo hacía, miró aquellos hermosos ojos que tanto le gustaban y se perdieron en un beso que duró un largo rato, el mayor salió de su interior, la abrazó con ternura.
Kanna: De verdad me gustó mucho… *Sonrió tímidamente*
Naraku: Yo creo que ahora seré adicto solo a ti. *La besó en la frente* Tienes sueño?
Kanna: Si…
Naraku: Entonces vamos a dormir un rato, te parece? *La chica asintió y se acomodó buscando refugio entre sus brazos* Te amo, mi preciosa muñeca de porcelana.
Kanna: Y yo a ti. *Le dio un tierno beso en el cuello antes de quedarse profundamente dormida*
El en cambio se quedó quieto admirándola, acariciando su cabello, perdiéndose en aquel suave perfume de la chica, sonriendo al saber que con ella había perdido toda sensación de estar solo, la cubrió bien con las cobijas y después de unos minutos la siguió quedándose dormido.


En la casa de los Taisho, Inuyasha se había quedado dormido en la sala, Rin y Shippo lo veían con cara de que buscaban hacerle una travesura, “Qué es lo que están planeando?” preguntó Sesshoumaru pero su novia le hizo un ademan para que guardara silencio, necesitaba venganza pues ese día pues el peli-plata se había burlado de ella cuando se cayó por accidente y la comida se le había caído encima.
Rin: Ya verás…
La chica tomó algo de crema batida y se la colocó en la mano a Inuyasha, luego le hizo cosquillas con un listón en la cara, primero solo lo veía hacer gestos graciosos haciendo que Shippo quisiera gritar y carcajearse, siguió insistiendo hasta que el chico se llevó la mano a la cara embarrándose por completo, los dos espectadores se echaron a reír mientras que Sesshoumaru solo negó con la cabeza algo divertido para después dirigirse a la cocina y preparar la cena.
Inuyasha: Muy graciosos pequeños mocosos… *Se levantó del sillón quitándose la crema de la cara*
Rin: Ay, Inuyasha! Jajajajaja, es que te veías tan cómodo!
Shippo: Debiste ver tu cara!
Inuyasha: Sus bromas son de niños chiquitos. *Lamió la crema de sus manos*
Rin: Era eso o cortarte el cabello…
El peli-plata la abrazó y empezó a lastimarle un poco la cabeza con los nudillos.
Inuyasha: Si te metes con mi cabello hare que te arrepientas toda la vida!
Rin: Auu!! Duele!
Shippo: Yo te salvare! *Le mordió la pierna al peli-plata*
Inuyasha: Oye, mocoso! Me vas a pegar la rabia! *La chica se echó a reír por ese comentario*
La puerta de la casa se abrió repentinamente y todos se asomaron para saber quién era pues no esperaban visitas ese día, los padres de los peli-plata saludaron muy contentos a todos.
Inuyasha: Mamá? Papá? Qué hacen aquí? Pensé que llegarían hasta mañana. *Preguntó sorprendido*
Irasue: Vaya, gracias por corrernos. *Fingió molestia*
Shippo: Tía! *Se fue y saltó a sus brazos*
En ese momento Rin y Sesshoumaru se vieron a los ojos, pese a que habían pensado en hablar con los mayores les preocupaba lo que estos pudieran opinar sobre su relación, sobre todo mientras vivieran juntos, pero él no deseaba estar escondiendo lo que pasaba entre ellos.
Inu: Qué, no nos merecemos un abrazo de bienvenida? *Preguntó alegre y la primera en acercarse fue Rin*
Rin: Que bueno es tenerlos de regreso. *Dijo abrazando primero al mayor y después a su esposa*
Irasue: A nosotros nos alegra mucho saber que ustedes aprendieron a llevarse bien. *Dirigió su mirada al mayor de sus hijos quien a diferencia de los últimos años se le notaba de muy buen humor*
Inuyasha: Y muy bien, diría yo… *Recibió un golpe en las costillas por parte de su hermano mayor*
Inu: Aquí pasa algo muy raro.
Rin: Bueno… Es que… Hay algo que tenemos que contarles…*Sonrió tímidamente y se sonrojó por completo*
Irasue: De qué se trata?
Sesshoumaru: Rin y yo somos novios desde hace un tiempo.
Los dos mayores se quedaron viéndolos de una manera incrédula, no podían creer que Rin se hubiese ganado a Sesshoumaru, al menos no de tal manera pues sabían que la chica era muy amigable desde que era muy pequeña.
Sesshoumaru: Deberían decir algo… *Se cruzó de brazos*
Inu: Perdón, hijo, es que realmente es una sorpresa... Tú y Rin son tan diferentes…
Irasue: Creímos que si alguien iba a terminar enamorado de ella ese sería Inuyasha.
Rin: Eh?! *Se puso roja*
Inuyasha: Qué rayos?! *Se sonrojó también*
El mayor de los hermanos bufó y se fue a la cocina a seguir preparando la cena, Rin se fue detrás de él, al parecer aquella confesión por parte de sus padres le había molestado, sentía como si le hubieran dicho que él no se la merecía.
Rin: Sesshoumaru, no te molestes. *Lo abrazó por la espalda*
Sesshoumaru: No importa, hasta yo llegué a creer que ustedes terminarían juntos.
Rin: *Sonrió* Inuyasha y yo nos parecemos mucho, yo necesito a alguien que me controle, como tú. *Lo hizo voltearse y le plantó un beso en los labios* Y solo tú y yo sabemos que lo haces muy bien. *Le dijo con un tono sensual al oído haciéndolo sonreír*
Irasue: Awww retiro lo dicho, se ven tan lindos!
Shippo: Rin venció a la bruja y salvó a Sesshoumaru!
Inu: De verdad me alegra que ustedes dos sean pareja, nunca había visto a Sesshoumaru sonreír así. *Su hijo desvió la mirada amenazando con sonrojarse un poco*
Irasue: Es verdad, Rin creo que traerte a vivir con los chicos ha sido la mejor decisión hasta ahora.
Rin: Por cierto, Inuyasha es el novio de una de mis mejores amigas.
Inu: Es enserio? Creí que nunca podrías dejar a Kikyo.
Inuyasha: Keh, esa mujer ya era imposible, al parecer ahora está saliendo con un chico llamado Bankotsu, espero que sufra peor que yo con ella. *Rin se echó a reír*
Irasue: Bueno, entonces vamos a cenar, hay que preparar todo para mañana.
Todos se sentaron en la mesa ya mucho más relajados, los dos amantes se sintieron aliviados de que los mayores no pensaran que tenerlos viviendo juntos era algo peligroso pese a que ellos bien sabían que así era, más tarde los padres de los peli-plata se despidieron y se fueron pues pasarían esos días en un hotel para no incomodar a sus hijos, los otros solo se fueron a dormir esperando ya que pronto fuera navidad.

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