Capítulo 11

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La noche se me ha hecho corta, al despertar me encontré cubierta entre las sábanas de la cama, el sueño se me evaporó cuando me descubrí acostada ahí.
¿Cómo llegué aquí, que no me acuerdo?
Diego dormía al pie de la cama y por lo visto prefirió una silla para dormir que el colchón que estaba en el piso.

Diego, despierta

Sí, buenos días ¿Cómo durmió?

— Buenos días — respondí — ¿Cómo llegue aquí y por qué dormiste en esa silla?

— ¿De verdad quiere saberlo? — decía mientras pasaba las manos por su cara —.

Pues sí se lo pregunto es por algo ¿No cree?

Usted se quedó dormida en mis brazos mientras lloraba por lo de su esposo, yo solo la recosté en la cama.

Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar las palabras de Diego, y no podía dar crédito a lo que me contaba.

¿Y la silla? ¿Qué durmió ahí?

— Sí, pasó toda la noche delirando y diciendo mi nombre, solo quería cuidarla

— Pues no hace falta, gracias — dije, levantándome de la cama — y apúrese que se nos hace tarde para ir a trabajar

— Pediré el desayuno

No pude responderle de la vergüenza tan grande que sentía, sentía mis mejillas roja de la pena.
Diego me escuchó pronunciar su nombre quién sabe cuántas veces durante la noche. No estaba bien

Luego de alistarnos y desayunar, salimos del hotel, hacia Brown Inc.
La empresa quedaba a 5 km del hotel así que el señor Brown nos facilitó el alquiler de un auto para movilizarnos, durante el camino estuvimos callados, tanto Diego como yo.

En ocasiones podía sentir que él me observaba quizá con la esperanza de encontrarse con mis ojos sin embargo durante el camino no me atreví a mirarlo, mi mirada estaba perdida, a través de la ventana podía ver los paisajes verdes y las nubes bailando al son del viento.

— ¿Falta mucho por llegar? — comenzó Diego —

Falta poco — respondí fríamente —

¿Puedo saber qué te pasa?

— Estoy pensando en mi esposo, Diego

Diego hizo un breve silencio, al parecer no le gusto mi respuesta y eso le basto para no volver preguntarme ni seguir mirándome más el resto del camino.

Llegamos a nuestro destino y fuimos muy bien atendidos por el administrador que ya previamente había sido avisado por mi jefe de nuestra llegada.

Diego y yo nos dispusimos a dar un paseo por toda la empresa, mientras le mostraba cada departamento.
Diego estaba muy capacitado y sé que cualquier cargo que se le otorgará iba a saber manejarlo muy bien.

La mañana se nos fue muy rápida y cuando nos dimos cuenta era hora de almorzar.
Diego invito al almuerzo luego de una larga discusión por quién iba a pagar
Terminamos de almorzar y todavía quedaban algunos departamentos por mostrarle a Diego.

Alina, Alina, Alina no esperaba verte aquí después de tantos años querida — decía una voz femenina en mi espalda — ¿No me presentas a tu amigo?

— Kattia Arrieta, tanto tiempo — dije con una sonrisa sarcástica — creí que ya te habías muerto querida.

— Oh no, eso quisieras... y dime ¿Quién es este bombón que viene contigo?

El Tiempo Después De Ti ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora