Capítulo 33: Juntos de Nuevo

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Sus brazos rodearon mi pequeño torso y su cabeza se sumergió en mi cuello

¿Diego que haces aquí? — pregunté sorprendida dándole la cara —

Vine a que estemos juntos — respondió tratando de besarme; yo estaba realmente sorprendida toda la habitación estaba y olía a rosas — me encanta tu olor — agregó —

Pero Diego yo te dije... — puso sus dedos en mi boca interrumpiéndome —

¡Shh! Sé lo que me dijiste y yo no tengo intenciones de presionarte solo quiero darte razones para que me des otra oportunidad

¿Y crees que esto es suficiente? — repliqué —

¿Y tú crees que esto es todo?

Pues si — respondí — estoy trabajando en realidad...

Quiero que revises tu correo — dijo riendo coquetamente —

¿Mi correo? — Pensé — ¿Por qué? ¿Qué hay? Saqué mi computador del bolso y lo encendí mientras me sentaba a la mesa a «revisar mi correo»

Efectivamente había un correo de... ¿El señor Brown? Hace 3 minutos recibidos; Diego se sentó a mi lado y no me quitaba la mirada de encima lo cual me intimidaba un poco. Abrí el correo y comencé a leer

Alina, quiero que sepas que no necesitas regresar a la oficina a trabajar los días que estén ahí (tú y Diego) todo está completamente resuelto y ya tengo quién se haga cargo de nuestro trabajo. Disfruta y que seas feliz.

Diego me miraba sonriente, demasiado para mi propio gusto

¿Él lo sabía? ¿Todo estaba planeado? — pregunté mirándolo esperando una respuesta —

¿Nunca aceptarías si yo te hubiese hecho la invitación o si?

¡Por supuesto que no! — respondí sonriendo mientras apoyaba mi cabeza en mis manos entrelazadas —

Un día antes

Lo llamó porque necesito su ayuda jefe, quisiera que habláramos en persona — comencé desde mi habitación —

Claro Diego ¿Te parece si nos vemos en el Chicago Bar? — respondió él —

Por supuesto, salgo de inmediato

Y necesito recuperarla — agregue después de contarle en resumidas cuentas la historia y mi plan de rescate —

Cuenta conmigo — respondió Brown con un trago en su mano derecha mientras brindamos cómo grandes amigos —

***

Y así es cómo estás aquí conmigo

¡Ja! Entre machos se tapan las maldades — agregue sorprendida levantándome de la mesa —

Diego me alzó y rápidamente nos tiramos sobre la cama mirándonos uno al otro fijamente.

Si no quieres estar aquí conmigo puedes irte, estás en tu derecho y yo lo entiendo y lo respeto — dijo en voz baja sin quitar su mirada —

Durante tantos años soñé con este momento que parece mentira; miraba sus ojos y lo único que podía ver era amor, era imposible no querer quedarme toda la vida aquí entre sus brazos.

Me acerqué a sus labios y caímos en un largo beso que aumentaba mi ritmo cardíaco y podía sentir como su corazón también latía fuertemente.

Rodeé su cintura con mis piernas atrayendo su cuerpo hacía mi sin dejar de besarlo y podía sentir su dura erección en mi entrada.
Quitó los botones de mí vestido poco a poco mientras yo subía su camisa y acariciaba su espalda.

El Tiempo Después De Ti ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora