Sus brazos rodearon mi pequeño torso y su cabeza se sumergió en mi cuello
— ¿Diego que haces aquí? — pregunté sorprendida dándole la cara —
— Vine a que estemos juntos — respondió tratando de besarme; yo estaba realmente sorprendida toda la habitación estaba y olía a rosas — me encanta tu olor — agregó —
— Pero Diego yo te dije... — puso sus dedos en mi boca interrumpiéndome —
— ¡Shh! Sé lo que me dijiste y yo no tengo intenciones de presionarte solo quiero darte razones para que me des otra oportunidad
— ¿Y crees que esto es suficiente? — repliqué —
— ¿Y tú crees que esto es todo?
— Pues si — respondí — estoy trabajando en realidad...
— Quiero que revises tu correo — dijo riendo coquetamente —
¿Mi correo? — Pensé — ¿Por qué? ¿Qué hay? Saqué mi computador del bolso y lo encendí mientras me sentaba a la mesa a «revisar mi correo»
Efectivamente había un correo de... ¿El señor Brown? Hace 3 minutos recibidos; Diego se sentó a mi lado y no me quitaba la mirada de encima lo cual me intimidaba un poco. Abrí el correo y comencé a leer
Alina, quiero que sepas que no necesitas regresar a la oficina a trabajar los días que estén ahí (tú y Diego) todo está completamente resuelto y ya tengo quién se haga cargo de nuestro trabajo. Disfruta y que seas feliz.
Diego me miraba sonriente, demasiado para mi propio gusto
— ¿Él lo sabía? ¿Todo estaba planeado? — pregunté mirándolo esperando una respuesta —
— ¿Nunca aceptarías si yo te hubiese hecho la invitación o si?
— ¡Por supuesto que no! — respondí sonriendo mientras apoyaba mi cabeza en mis manos entrelazadas —
Un día antes
— Lo llamó porque necesito su ayuda jefe, quisiera que habláramos en persona — comencé desde mi habitación —
— Claro Diego ¿Te parece si nos vemos en el Chicago Bar? — respondió él —
— Por supuesto, salgo de inmediato
— Y necesito recuperarla — agregue después de contarle en resumidas cuentas la historia y mi plan de rescate —
— Cuenta conmigo — respondió Brown con un trago en su mano derecha mientras brindamos cómo grandes amigos —
***
— Y así es cómo estás aquí conmigo
— ¡Ja! Entre machos se tapan las maldades — agregue sorprendida levantándome de la mesa —
Diego me alzó y rápidamente nos tiramos sobre la cama mirándonos uno al otro fijamente.
— Si no quieres estar aquí conmigo puedes irte, estás en tu derecho y yo lo entiendo y lo respeto — dijo en voz baja sin quitar su mirada —
Durante tantos años soñé con este momento que parece mentira; miraba sus ojos y lo único que podía ver era amor, era imposible no querer quedarme toda la vida aquí entre sus brazos.
Me acerqué a sus labios y caímos en un largo beso que aumentaba mi ritmo cardíaco y podía sentir como su corazón también latía fuertemente.
Rodeé su cintura con mis piernas atrayendo su cuerpo hacía mi sin dejar de besarlo y podía sentir su dura erección en mi entrada.
Quitó los botones de mí vestido poco a poco mientras yo subía su camisa y acariciaba su espalda.
ESTÁS LEYENDO
El Tiempo Después De Ti ®
Romance¿Qué sucede cuando pierdes lo que más quiere en la vida? O ¿Cuando lo que más quisiste en un tiempo regresa? ¿Cómo podemos volver a ser felices cuando la dicha se vuelve desgracia?