CAPÍTULO 1. EL DÍA EN QUE ÉL LLEGÓ

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Se suponía que el año iba a mejorar.  Se suponía que superaría mi pasado y daría un nuevo comienzo. Se suponía que podía empezar de nuevo. Se suponía que por fin podía matar esos recuerdos que llegaban una y otra vez a mi mente, que podía callar esas voces que me perseguían. Tal vez el anterior año, fue y espero que sea el peor año de mi vida, ya que no me imagino algo más horrible y deprimente.

Dios en serio, estas voces no se van a callar, ni los recuerdos me dejaran de asechar.

Y ahí estaba de nuevo. Mirándome en el espejo, se había acabado el receso escolar. Debía volver al infierno, vuelta nada, rota. Pero no debía dejar que lo notaran, a nadie le importaba después de todo.

-¡Todo es una mierda!- Grité golpeando el espejo. Y al segundo todos los avisos y fotos que tenía en él, cayeron. Una lágrima recorrió hasta mi mejilla. No podía permitirlo, debía ser fuerte. Así que tome mi mochila y me fui de casa hacia el colegio.

Y ahí estaban todos de nuevo; apurados, dormidos, maldiciendo, las madres despidiéndose de sus hijos, los sentimentales felices de ver a sus amigos después de unas semanas. Y bueno, yo era sentimental, solo que en ese momento no estaba segura de poder hacerlo.

Entre con una gran sonrisa. Y me propuse un nuevo comienzo. Buscaba en mi mente cuál sería mi primera clase en el regreso "Martes... Martes... ¿Dios que materia toca el martes a primera hora?, más aún, ¿Cuál era el horario de toda la semana? ¿Acaso no había empacado los cuadernos?" Oh mierda, no. Solo tenía mi comida.

Y entonces en el camino lo recordé. Literatura. Nuestra profesora Ally se había ido aceptando un trabajo de mejor paga y ahora la remplazaría un profesor o profesora que seguramente no podría compararse a Ally. Pero, solo esperaba que no fuera alguien de mal carácter.

Ahí estaba, en mi salón de clases, deje mi mochila en el puesto y me dirigí donde mis amigos. Todos me abrazaron.

-Hola ¿Qué hay?- Dijo Max

-Todo excelente.- Mentí. Pero bueno siempre solía hacerlo respecto a eso.

Entonces hablamos hasta que sonó la campana.

-Maddie.- Dijo Jessie, Así me llamaban- Siéntate en la silla al frente mío. Digo, es nuevo, no sabe las ubicaciones.

-Claro. Espera- Tomé mi mochila nuevamente y la puse en el puesto delante del de Jessie.

Entonces se escuchó una voz varonil.

-Buenos días- Dijo mientras colocaba su portátil y papeles sobre su escritorio.

Todos siguieron hablando como si nadie hubiera llegado.

-Buenos días dije.- Repitió.

Todos lo observaron, unos rieron, otros solo esperaban que fuera una víctima asequible para bromas, a otros solo les daba igual.

Entonces llamó a lista. Todo prosiguió.

-Mi nombre es Stephan Rogers, tengo 27 años y voy a ser el remplazo de su profesora Ally.

-Sí que extrañaremos a Ally.- dije.

-Dímelo a mí. Es un idiota.- contesto Jessie con una cara de disgusto.

-Señoritas Smith y Jones. -Dijo refiriéndose a Jessie y a mí respectivamente.

Lo miramos angustiadas creyendo que nos había escuchado.

- ¿Pueden contar su historia a la clase?

Lo miramos, y vimos esa cara de "¿podrían callarse?". Así que nos acomodamos en nuestras sillas y paramos de hablar. Dios, sí que iba a ser una molestia. Y mucho más aún si la aplicada Maddie, había causado una mala impresión.

La clase transcurrió mientras explicaba su metodología. Era ridículo, de vez en cuando se tropezaba, hacia unas caras estúpidas o se reía solo. Pude observar como muchas mujeres veían al nuevo maestro con desesperación. Y en cuanto deje mi odio a un lado, y detalle al hombre que estaba justo frente a mí, note que no estaba nada mal. Piel blanca, ojos oscuros como la noche, cuerpo justo como me atraía, formado, pero no mucho. Y ni hablar de otros dotes, que no se podrían mencionar.

El timbre sonó sacándome de mis pensamientos. A pesar de todo, seguía siendo un idiota, no se podría comparar con Ally, y sobretodo, era mi profesor; me dije a mi misma agitando la cabeza y ridiculizando mis pensamientos. Él se fue, pero no sin antes mirarme como si yo fuera la causa de su desgracia. Maldito Idiota.

- ¿Acaso viste como me miró? - le dije a Jessie molesta.

-No, no importa. Sobreviviremos con él. Además, creo que nos reiremos mucho- Dijo con una sonrisa sádica.

En cuanto salió del salón, los murmullos comenzaron. Las pequeñas divas hablaban de "lo bueno que estaba" y de cómo planeaban conquistarlo. Otros solo hablaban de sus vacaciones. Mis amigos, solo hablaban de cuan irritante era Stephan, que no tenía nada de sexy, y por supuesto de nuestras vacaciones.

Mientras todos hablaban de sus maravillosos viajes, yo nuevamente me perdí en esos recuerdos, en las memorias de lo que había sucedido. Las lágrimas querían caer por mis mejillas, así que fui al baño y moje mi cara. Tenía que ser fuerte y seguir adelante, tenía que continuar con un excelente promedio si quería llegar a una buena universidad.

Quizá Algún día sea una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora