CAPÍTULO 15. LLEGADAS Y ALCOHOL

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Al siguiente día llegue al colegio y me encontré con la señorita perfecta. Sofía estaba en la puerta del colegio.

En cuanto la vi, salí corriendo hacia donde sabía estaría el profesor Rogers.

- ¿hoy? ¿Es en serio? Tenías que decirme justo un día antes.

-Yo creí que si te decía antes no vendrías al colegio.

-Lamento destruir tus ilusiones, pero me importan más mis estudios que tú, tus cambios de humor y tus mentiras.

-Entonces me equivoqué. -Dijo resignado.

-Bastante diría yo. -Dicho esto, me fui del lugar.

Al final resolví por contarle a Max todo lo que estaba sucediendo.

-¿¡acaso eres idiota!? -Dijo en cuanto terminé.

-Lo sé, no debería andar tras un profesor.

-No, no me refería a eso. Me vale que sea tu profesor, o tu psicólogo, o lo que sea. Me refiero a que deberías aprovechar que ella está acá. Y mostrarle cómo es él contigo.

-Tienes razón. -Dije frotándome la barbilla.

Al final de clases, Stephan aún estaba en el salón de su hora pasada. Así que entré.

-Señorita Jones, ¿puedo ayudarle?

-De hecho sí puede. Quería disculparme por cómo lo trate. Y buscar la manera de recompensarle. -Dije acercándome a él sensualmente.

-Hay muchas maneras de hecho. -Dijo quitándose las gafas y parándose de su escritorio.

-Cuénteme entonces.

Entonces me subió al escritorio me miró a los ojos y dijo.

-Creo que es mejor que pospongamos esto para otro lugar.

Tenía razón, aunque quisiera que Sofía nos viera, no quería que nos viera alguien más y termináramos metidos en un gran lío.

-¿Puede acompañarme hoy?

-Me temo que no. Ya sabe, clase de arte.

-Por poco lo olvido. -Dijo tomando su bolso y subiendo los hombros como diciendo "¿ya qué?"

Y saliendo del salón me encontré con Sofía, hice como si no la hubiera visto y me organice la falsa, la camisa y el pelo. Como si hubiera sucedido algo adentro.

-Hola linda, ¿cómo estás? -Me dijo cuando me vio.

Hice como si estuviera sorprendida y hable nerviosa a propósito.

-Bien, todo está bien. Justo debo irme porque... -Señalé lejos de ella y me fui.

Había quedado confundida y evidentemente sospechando algo.

Salí victoriosa, fui a mi clase y al salir entré a un café que había cerca. Me hacía mucha falta su presencia para decir verdad. Mire la ventana y recordé nuestra conversación.

Termine por pedir un trago, y aunque siempre me han dicho que luzco menor, me lo sirvieron sin problema.

Tomé unos vodka y me quedé en el lugar hasta las 12, solo pensando, solo mirando por la ventana.

Y cuando quería salir. Había tomado demasiado.

Y sin pensarlo llamé a Stephan.

-Stephan. -Le dije con voz arrastrada.

-¿Linda? ¿Pasa algo?

-Stephan creo que tomé mucho.

-¿Dónde estás? ¡Voy a salir por ti ya! -Dijo preocupado.

Quizá Algún día sea una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora