CAPÍTULO 35. ESCRITOS

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Definitivamente no sabía qué escribir. Bueno, de hecho si sabía. Siempre he sido buena expresándome por medio de la escritura; de hecho, no soy buena para hablar de lo que siento. Pero mi corazón estaba tan triste que en lugar de escribir algo lindo, una declaración, o algo que llamara la atención de Stephan, mas bien terminaba escribiendo poemas o frases que me hacían derramar una que otra lágrima.

Había escrito esto en los últimos cinco minutos, y ya empezaba a resignarme:

"Supongo que la tristeza de mi realidad, de la realidad, del saber que no me quieres es lo que me hará reaccionar; lo que me alejará de ti. Verte rozar la mano de alguien más, verte sonreír por otra persona, escucharte hablar de un amor sin igual.

No te imaginas cuándo duele, cuánto hiere, pero debo permanecer en silencio y en pie, como si nada hubiera sucedido, como si mi corazón fuera ciego, como si el amor no valiera, como si el amor no existiera. Desearía tan sólo decirte lo que significas para mí, y que de una vez me digas que yo no soy nada para ti, que solo soy carne y huesos que pasan por ahí con una bonita sonrisa. Hazlo fácil, dime que nunca te importé, pero dímelo de frente, esclarece mis turbios pensamientos. Déjame odiarte o déjame amarte, pero por favor no me dejes llorarte."

-Mierda que es depresivo. -Dije después de leerlo por segunda vez.

Creo que estuve a punto de citar a Halsey y escribir: "eras rojo, y te gusté porque era azul. Me tocaste y me convertí de repente en un cielo lila, y luego decidiste que el púrpura simplemente no era para ti"

Pero en serio me preguntaba, ¿Alguna vez le importé a Stephan? digo, en serio, ¿alguna vez paso por su mente? A lo mejor sólo se está burlando de mí.

La pequeña niña que moría por el gran hombre. Eso era, era absolutamente todo lo que era. La pequeña idiota que seguía esperando que alguien como él la quisiera.

Y es que cada vez que lo pienso más, estoy más segura de que el amor es tan estúpido. ¿Por qué después de todo lo que me ha hecho sigo sintiendo que algo me atraviesa con solo verlo, como si seres alados intentarán salir de mi estómago, como si todo empezara y terminará en ese mismo instante? Es que, en aquellos ojos encontraba lo que no se podía encontrar en ningún lugar, esos ojos llenos de brillo me llevaban a una especie de trance, me inspiraban diversas emociones. En ellos encontraba paz y tormenta.

En ese mismo momento tenía mi cabeza llena de porqués. Al final terminé escribiendo una declaración consistente, pero sabía muy bien que los nervios me darían una mala jugada y a lo mejor -si es que llegaba a declarármele- lo haría completamente improvisado.

Tal vez todo eso tuvo un lado bueno, ¿saben? Supongo que parte de ser amante del arte agradece que estés nostálgica, destruida y completamente desecha. Ya saben, los corazones rotos trabajan más... son más creativos. Había escrito bastantes textos y poemas por culpa de él y su adorable y perfecta sonrisa -recordando que es un idiota-, y sinceramente me gustaba el resultado, eran cosas que utilizaría en un futuro, o tan solo las guardaría para mí.

Y justo pensando en eso, recordé el libro. Para serles sincera, el libro había tenido un cambio completamente drástico. Ahora el profesor era un completo pedante, egocéntrico, testarudo, y miles de imperfecciones más; y pues por supuesto había dejado de lado a su estudiante sin decirle el por qué. Y claramente, su estudiante sospechaba que todo era una burla, una apuesta. Resultado final: la habían utilizado.

Quizá Algún día sea una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora