CAPÍTULO 10. ALGO DE JAZZ Y DANZA

165 9 4
                                    

           

Después de toda la escena, llegó la camarera que siempre nos había atendido y nos comentó sobre un evento que tendrían al siguiente día en la noche.

-Tendremos una noche de jazz y baile. Será magnifico. Es un evento tradicional del lugar. Están cordialmente invitados. Y les advierto que deben venir muy bien presentados.

Tenía una excelente idea. Si Stephan accedía a ir al evento, sabía exactamente qué hacer.

Stephan me miró emocionado. Tenía la oportunidad. Así que asentí con mi cabeza. No podía estar más feliz.

Pero antes que nada tenía que conseguir un gran vestido.

Después de un gran adelanto en el libro, me dirigí a una tienda que quedaba cerca a mi casa donde vendían hermosos vestidos. Y encontré justo lo que necesitaba.

Un vestido rojo con el corte un poco más arriba de las rodillas, estraple y ceñido al cuerpo. Me lo medí y a pesar de que no tenía un cuerpo con curvas definidas, me quedaba estupendo. Stephan iba a chorrear baba en cuanto me viera.

El día de colegio pasó demasiado lento. No podía soportar las ganas de ver a Stephan muriendo al encontrarme con ese vestido. Inmediatamente sonó el timbre salí corriendo a coger un bus. El bus pasó a los dos minutos, me subí y fui pensando en la rutina de lo que haría. Tenía que estar lista para las 6:30. A esa hora pediría un taxi y Stephan estaría adentro esperándome.

Llegué a mi casa, subí a mi habitación, me di una ducha, me apliqué una crema bronceadora en las piernas para no verme tan blanca, muy poco maquillaje, me hice unas ondas en el pelo y las peiné de lado. Al final me puse el vestido, unos tacones y labial rojo. Llevaba todo en un sobre dorado, y también unos pendientes dorados.

A las 6:35 estaba pidiendo el taxi. Llegue al café a las 6:50 y ahí estaba Stephan esperándome sentado mientras tomaba una cerveza. Al verme, abrió los ojos como platos, y casi igual o peor que cómo había abierto la boca en la galería lo había hecho esta vez. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia dónde estaba.

-Te ves, preciosa. -dijo nervioso.

-Tú no te ves para nada mal. -Dije, pero él también estaba precioso. Tenía un traje, pero no como los que usaba siempre, era uno más costoso, y le hormaba mucho mejor. Además, estaba peinado de una manera que antes no había visto.

-Me temo que me has dejado sin palabras. -Dijo aún nervioso. -Y al parecer yo no he logrado impresionarte lo suficiente.

-Quizás si lo hayas hecho. -Dije y sin darle tiempo de hablar, me dirigí a la mesa.

Los hombres de la fiesta me miraban. Y Stephan lo notaba, y aunque intentaba disimularlo, solía mirarlos con una mirada asesina. Pero luego solo se perdía en mí. La conversación fluía hasta que Stephan terminaba en las nubes. Estaba logrando lo que quería, y eso no era todo lo que tenía preparado para la noche.

- ¿Quieres bailar? -Le pregunté y le estiré la mano derecha.

-Me encantaría.

-Está bien, pero espera un momento. - Dicho esto lo dejé parado en la mitad de la pista y me dirigí hacia dónde estaban los músicos.

-¿Podrían tocar Teach Me Tonight de Amy Winehouse? -Para mi satisfacción todos asintieron.

Me dirigí hacia dónde había dejado al Sr. Rogers y le tomé la mano.

-Ahora sí podremos bailar.

La canción empezó a sonar y él se sorprendió. Conocía la canción. Eso hacia aún mejor la situación.

-¿Con que Teach Me Tonight? -Dijo pegándome a él para bailar.

-Es un buen toque. -Dije acercándolo aún más

Cada palabra que cantaba el músico, cada movimiento que bailábamos, cada segundo que pasaba me sentía más satisfecha y feliz.

Era una canción hermosa y perfecta. Me alegraba haberla encontrado aquel día que estaba tan triste.

-Me pregunto lo mismo que ella. -Susurró en mi oído sensualmente. - ¿Debería el maestro estar tan cerca?

-Enséñame está noche. -Dije mientras me acurrucaba en su pecho y seguíamos bailando.

Quizá Algún día sea una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora