CAPÍTULO 41. REFLEXIONES

56 2 0
                                    

Supongo que el problema empezó cuando me di cuenta de que él me había traído hasta mi casa, mientras que a Stephan, no lo había dejado siquiera saber dónde vivía. No sabía si lo había hecho porque no temía que algo sucediera, tan solo no lo quería. O lo que pasaba era que confiaba más en él que en Stephan. ¿O si quería que sucediera? Me atormentaba el hecho de estar metida en embrollos tan seguido. Salía de un profesor para llegar a otro, y así las cosas no iban a funcionar.

Me recosté en mi cuarto y empecé a pensar en todo lo que había sucedido. Desde el principio. Desde el día en que conocí al odioso profesor que más tarde no era capaz de sacar de mi mente. Y sinceramente, nada tenía sentido, es decir, era una pequeña niñita enamorada de un hombre, quien además era su profesor. Qué dirían todos si les contara de mi nueva "obsesión", qué dirían sí alguna vez sucediera algo.

Lo que tenía que hacer era alejarme de toda esa vida, alejarme de Stephan y alejarme de Darren. Pero sabía que no iba a hacer capaz.
Es decir, quizá podía alejarme de Darren, por qué no, acababa de conocerlo. Pero de Stephan... a duras penas podía pasar cinco minutos sin pensar en él.

Estaba tan aburrida, necesitaba despejarme. Así que decidí salir a dar una caminata por el parque. No sabía exactamente qué esperaba de la caminata. Pero solo sirvió para seguir pensando lo mismo que pensaba en casa, solo que rodeada de perros, césped y con frío. Lo cual, era bastante genial, de hecho, pero no para ese día.

Porque sinceramente eso me recordaba lo viva que estaba, lo mucho que respiraba. Y por lo tanto, me recordaba que debía tomar decisiones, y encontrar un rumbo a mi vida rápido, antes de que las cosas fueran peores.

Quizá Algún día sea una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora