Quizá Algún día sea una historia de amor

CAPÍTULO 24. UN PEQUEÑO CAMBIO

Al siguiente día, decidí arreglarme muy bien. Cogí un bus, y fui a la escuela. Llevaba lo que había adelantado del libro, impreso en mi mochila. Hoy sería un día en que intentaría que las cosas fluyeran de la mejor manera. Un día en el que intentaría que Stephan no se interpusiera en mi vida.

Así de sencillo. Iba con decisión de no dejar que Stephan arruinara mi vida.

En cuanto llegué al colegio entré con una gran sonrisa, y con pasos firmes. Y como lo imaginé Stephan estaba en el pasillo, asegurándose de que los estudiantes no hicieran cosas indebidas.

No podría asegurarlo, pero vi a Stephan casi que estremecerse al verme. Y en cuanto vio que me dirigía hacia él, soltó una pequeña sonrisa.

Paré frente a él, saqué una carpeta de mi bolso y se la entregué. Él observó la carpeta con extrañeza, pero al abrirla, supo inmediatamente lo que era.

-¿Esto es todo lo que has adelantado?- Preguntó con voz seria.

-Sí, profesor. Es todo. Espero que le guste el giro de la historia. Es bastante dramático diría yo.

-Lo leeré en cuanto pueda.

Y así nos retiramos ambos. Él hacia la sala, y yo hacia mi clase.

O por lo menos lo hacía hasta que encontré a Darren.

-Maddie. ¿Cómo estás? Me preguntaba si podrías ayudarme hoy también. -en cuanto vio que puse una cara de "absolutamente no", añadió- Te pagaré con un helado si quieres.

-Trato hecho. Entonces ¿nos vemos a la salida en la sala?

Asintió con la cabeza y se fue.

El día transcurrió como un día completamente ordinario. Pero para mí, era diferente, porque Stephan no había estado por ahí molestando mi vida. Y por supuesto que lo disfrutaba... más o menos.
En la tarde, fui a encontrarme con Darren y ahí estaba con su maleta empacada esperándome. Y en su puesto, estaba Stephan, leyendo el libro, con bastante enojo. Podía verlo en su cara, casi como se ve la luz del Sol en el día. Sus venas brotaban por toda su cabeza y su boca tenía una expresión bastante severa. Casi como si pudiera asesinar a alguien en ese mismo momento.
Así que simplemente le indiqué a Darren que nos fuéramos, y no me atreví a decir una palabra.
La tarde con Darren fue simplemente increíble. Me reí como hace mucho no lo hacía. Y compartíamos bastantes cosas sobre nosotros. Era increíble. Y sin embargo no podía dejar de pensar en los encuentros con Stephan. Y me preguntaba por qué Stephan no estaba justo ahí diciéndome que aún me quería y que todo era parte de una estúpida broma. Pero por supuesto que eso nunca pasaría.