14. Perdida

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-Aoi-.

-¿Estás seguro de todo esto? -Miyavi me miro con curiosidad mientras caminábamos rumbo a nuestro encuentro con Yo-ka, no habíamos planeado ninguno pero seguramente Kei le había anunciado nuestro encuentro.

-Probablemente sea una de las pocas soluciones que pueda haber -suspire mirando a nuestro alrededor buscando algún indicio de que Yo-ka estaba ahí pero solo podía ver árboles. No esperaba nada más, puesto estábamos en una vereda perdida de la entrada al paraíso -Puede ser peligroso pero valdrá la pena, más de uno saldrá beneficiado... Uruha, Kai, Takanori... tú y yo, inclusive.

-¿Quieres recordarme porque vine, entonces? -Miyavi suspiro mirando hacia el cielo con las manos en los bolsillos.

-Porque confió en ti y porque quieres que las cosas con Kai sean mejores -le sonreí convencido de que mi respuesta era bastante buena. Él me miro y soltó una carcajada.

-En ese caso, vamos por ese infeliz -sonrió de lado mostrando un colmillo a la vez que arremangaba las mangas de su camisa y levantaba un poco el cuello de la misma.

Ambos reímos pero nos vimos interrumpidos por el graznar de varios cuervos que huían asustados. Miramos confundidos la dirección de donde habían salido y entonces lo vimos. En la rama de un gran sauce y con aire sombrío nos regaló una sonrisa.

Llevaba puesta una camisa totalmente blanca con una corbata negra. Los pantalones apegados a su cuerpo en tono negro y unos botines visiblemente pesados. Su pelo bicolor bien peinado y en sus manos cubiertas por guantes de cuero negros había un báculo.

Yo-ka en su sombrío, en su aturdidor esplendor.

-Gracias por el cumplido Miya -de un ágil salto bajo de la rama de sauce-.Son muy descorteces, Kei los predijo con dos horas de anticipación, me tienen desde hace dos horas en la misma posición -suspiro con tono burlesco y luego nos miró con desprecio -pero que podía esperar de un par de demonios.

Se acercó a nosotros con pasos lentos y primero poso su vista en Miyavi.

-Tan vago como siempre ¿ah? -Tomando el báculo de un extremo revolvió el pelo colorido de Miyavi con el extremo contrario- ¿Se supone que este es el "arconte" que me habrá de sustituir? No me hagan reír, ¿en serio?

Miyavi de un manotazo aventó en báculo de su cabeza y dando un par de pasos hacia atrás se apartó.

-Yo-ka... -me adelante poniéndome entre él y Miyavi.

-Nadie está hablando contigo, pedazo de basura -gruño Yo-ka y bajo el báculo -aunque, ahora que lo recuerdo... Kei vio algo y quiero preguntarte... ¿Qué se siente follarse a Uruha? He tenido tantas ganas de hacerlo...

Me petrifique al verlo, paso sus manos pos su pecho propio a la vez que lamia sus labios.

-Debe ser delicioso, ¿cierto? -sonrió lascivamente y entonces no me contuve más.

Podía insultarme a mí. Podía decir y maldecir mi naturaleza. Pero había dos cosas que ni siquiera le permitiría al mismo Dios: insultar a mis padres e insultar a Uruha, que era lo que más amaba ahora y siempre.

Junte mis manos y con un movimiento rápido hice aparecer en cada una un par de dagas. Dagas simples pero que podrían herirlo, dándole ventaja a Miyavi para tomar la misma arma de Yo-ka y liquidarlo. Solo esa era la solución.

Moví mi mano, lista para lanzar la daga de lleno en el pecho de Yo-ka, pero, en un parpadeo ya no estaba frente a mí. Sentí una respiración en mi nuca y gire lentamente mi cabeza. Ahí estaba ahora es con una sonrisa sínica en los labios.

-No en esta vida, Aoi -de un movimiento recibí una patada a la altura de mi espalda media con tanta fuerza que me hizo doblarme del dolor. El calzado de Yo-ka no aparentaba ser pesado, era pesado. Por si fuera poco tena cosas puntiagudas en la suela del mismo.

Caí de rodillas llevando una de mis manos a donde recibí el impacto. Efectivamente debía tener algo punzocortante ya que comenzaba a brotarme sangre.

-Son espinas y son venenosas, les llaman agujas ardientes... ¿queman? -sonrío y tomando el báculo hizo mutar este dándole ahora forma de una guadaña. El metal reluciente dio a mi rostro y vi como el mango estaba lleno de sangre -me lo presto una vieja amiga... ahora... mi objetivo real.

Yo-ka pateo mi cabeza con suficiente fuerza haciendo que esta se diera contra el piso. Sus pasos cambiaron de dirección y se oyó como la hoja filosa de la guadaña corto el aire pero no atino a nada.

Levante mi cabeza sangrante y con sorpresa mire como Miyavi sostenía el ataque de la hoja filosa de la guadaña con las manos. El filo estaba hiriéndole ya que comenzaba a brotar sangre de sus manos, su ceño esta rígido de dolor y sus dientes tronaban.

Yo-ka sonreía cada vez más amplio mientras ponía más fuerza en su ataque. Miyavi resistía más y Yo-ka más fuerza imponía.

-No ganaran, nadie me gana -Yo-ka levanto la guadaña y dando un giro con esta en el aire volvió a atinarla contra Miyavi el cual, de nuevo le detuvo pero esta vez con sus brazos. Sangre boto manchando la camisa de ambos.

-Haré lo necesario para ganarte -Miyavi a su vez invoco una espada entre sus manos e hizo chocar ambas armas metálicas sacando chispas entre las mismas. Yo-ka soltó una risa casi de excitación.

-¡Fantástico! ¡Kei no me dijo que me divertiría tanto! -la guadaña se transformó en espada y entre ambos comenzaron a luchar.

Un golpe a la izquierda, uno al centro. Todos y cada uno esquivados. Cada uno giraba sobre sí mismo para poder atinarle un golpe al contrario. Parecía una danza, una hermosa y graciosa danza. La danza de la muerte.

El arma de Miyavi resbaló varias veces de sus manos, era clara su torpeza con la espada. Hacia milenios no veía la necesidad de usar una. Yo-ka denotaba cansancio, sudor en su rostro y una mueca de coraje, no quería perder aunque estaba al borde.

-¿Piensas que arreglaras algo matándome, "Miyavi-cha"? -Yo-ka y Miyavi chocaron las armas por última vez y quedaron frente a frente.

Las pupilas de Miyavi se dilataron y sus ojos se llenaron de lágrimas. Los juegos mentales, el sentimiento de culpa y de miseria, esas eran las habilidades de Yo-ka.

-¡NO ME LLAMES ASÍ INFELIZ! -Miyavi empujo más su arma cometiendo el error de acercarse lo suficiente para recibir una patada de su atacante haciendo caer de espaldas.

El pecho de Miyavi comenzó a sangrar y justo en la herida Yo-ka tomo ambas espadas plantando la punta de ambas y poniendo presión.

-Hubieses escuchado sus grititos... "¡Miyavi! ¡Miyavi! ¡Salvame! -Hundió las espadas y un chorro de sangre salió del pecho de Miyavi.

En mi boca se atoro un grito mientras de la boca de mi amigo sala sangre a borbotones.

-Tan patético -Yo-ka hundió las espadas aún más dejándolas clavadas en Miyavi. En su mano apareció otra arma, esta vez un arco y una flecha.

Tenso este en dirección a mí apuntando mi pecho.

Aquí debía terminar. Solo Yo-ka lo sabía.

***

Desperté de la inconciencia. Mi cuerpo dolía y sangraba.

La flecha había dado en mi brazo por fortuna pero el resto de mi cuerpo estaba lleno de arañazos ocasionados por patadas de parte de Yo-ka. Él ya no estaba, solo estaba Miyavi con el hueco en su pecho.

Arrastrándome me acerque a él y mantenía los ojos llenos de lágrimas. Su boca y nariz escurrían sangre. Respiraba tan pausadamente que por cinco minutos creí que había muerto.

-Llevame con Kai -dijo tan bajo y tan rasposamente que apenas se entendió -quiero despedirme...












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