33. Ámame

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-Kei-

-Por poco, ¿Qué, Kei? -mis piernas temblaron un poco.

Era Yo-ka.

Al abrir los ojos lo encontré mirándome fijamente; mirándome como si yo fuera transparente. Sus ojos ahora eran casi negros, estaba furioso.

-Ah ah... nada -negué y le sonreí ampliamente -termine todos los deberes que tenia pendientes y ahora tengo más tiempo para ti...

-¿Para mi? ¿De verdad? -Yo-ka llevo ambas manos suyas cubiertas por guantes de cuero negro a mis mejillas pellizcando estas -eres tan adorable... -la expresión de su rostro cambio y aquellas manos que me pellizcaban se detuvieron sobre estas- lastima que seas un mentiroso...

Sus manos que se posaban en mis mejillas se alejaron y lo siguiente fue un puñetazo en la mejilla derecha. El puñetazo me tumbo al piso y sentí algo tibio salir de mi boca de manera lenta.

Sangre.

-¡Yo-ka! -trate de levantarme con la mano en la boca buscando parar el flujo de sangre- y-yo no te mentiría, yo jamás lo haría, yo... yo te amo.

-¿Me amas? -Yo-ka comenzó a reír a carcajadas, carcajadas que me taladraban la cabeza-. Ay maldita sea, que buen chiste... -limpio las lágrimas de sus ojos y poniéndose de cuclillas acaricio mi labio sangrante y suspiro-. Kei, Kei, Kei... ¿Hasta cuándo entenderás? Tú -puso su índice en mi pecho y presiono fuertemente éste -eres mi perra, mi puta personal... solo te uso para liberarme cuando me excito pensando en Uruha

Sus ojos centellaron al pronunciar su nombre. Yo solté un ligero jadeo.

Su verdad siempre me dolía.

-Yo-ka... -jadee bajando la vista y con las lágrimas a punto de derramarse de mi rostro- yo te amo y haría todo por ti...

Yo-ka suspiró pesadamente. Puso los ojos en blanco y levantándose estiro su mano a mi cabeza. Dio un par de palmadas y justo enseguida halo de mi cabello obligándome a levantarme.

-¡Entonces dime! ¿¡Qué mierda hacías con ese hijo de puta!? -jalando mi cabello me aventó contra la pared haciendo que mi cabeza rebotara.

Cerré los ojos y las lágrimas comenzaban a caer a causa del dolor.

-Vino por ayuda... -susurré y él sonrió ligeramente.

-¿Si? ¿Vino a decirte que le deparaba el destino en el bosque? -soltó de mi cabello y caí al piso entre sollozos. Tosí un poco escupiendo la sangre que se acumulaba en mi boca.

-Le dije que no sabias, entraran confiados y sin armas -susurré escupiendo más sangre.

-¡Perfecto! -Yo-ka aplaudió y sonrió un poco- ah, mi querido Kei -volvió a ponerse en cuclillas y me miro finamente a los ojos- ¿Por qué no vas a limpiar esa apestosa sangre? Das asco -arrugo la nariz totalmente asqueado y se levanto sin dejar de verme con un aire de desprecio.

Yo limpie la sangre con mi manga. Solo dejando una huella roja en mi cara.

-Yo-ka... ¿Por qué? ¿Por qué cerraste la maldición? Si no me amas como debe ser... si no me...

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