4. Cuidará de él

471 51 3
                                    

—Uruha—

—¡Me harte! —Aoi con un movimiento tiró los platos que estaban en la mesa mientras yo me apartaba de la misma limpiando las lágrimas de mis ojos — ¿Cuándo dejaras de llorar por él?

Sí, era cierto que no había conocido a Takanori desde su nacimiento y que no había tenido mucha oportunidad de crear un lazo más fuerte con él, pero, aun así yo lo había observado y poco a poco sin siquiera cuidarlo me había encariñado con él.

Su antiguo ángel guardián me hablaba de él y en sus recuerdos lucia realmente hermoso a sus cinco años: un niño regordete, de mejillas sonrojadas, mechones de pelo castaño por doquier... desde entonces lo considere también como mi responsabilidad de ahí que no vi mejor oportunidad que cuando el viejo ángel guardián se fue para poder cuidarlo mejor. Dejando aparte mi búsqueda.

—Lo quiero demasiado, por eso lo extraño demasiado también —gimotee limpiando mis ojos y nariz —no creo que tú lo extrañes ya que estas como si nada.

— ¡Claro que lo extraño, maldición! Pero no por eso voy a estar llorando  por los rincones todo el día —Aoi suspiro con frustración y froto su frente tratando de pensar—. Además está bajo la vigilancia de los jueces, no pude pasarle nada malo

— ¡Él está sufriendo, puedo sentirlo! —le mire de nuevo llorando, sabía que me veía muy mal, pero no podía evitarlo. Amaba a Takanori, casi como mi hijo —me gustaría poder abrazarlo y decirle que todo estará bien, que no importa nada del dolor que pase ahora ya que cuando ascienda al paraíso, habrá olvidado...

Aoi se levantó de la mesa en silencio y miro hacia la ventana de la cocina con gesto pensativo. Desde aquella vez donde mire sus fantasías había dejado de hurgar en su cabeza, ahora sus pensamientos eran suyos y nada más. Aoi abrió la boca con sorpresa al parecer recordar algo y miró hacia un enorme reloj de péndulo el cual marcaba las 10:30 am.

—Estamos a tiempo... —susurro con una ligera sonrisa.

— ¿A tiempo? ¿Para qué? —curioso le mire y él solo extendió una mano hacia mí.

— Confía, por favor...

Mire su mano con un poco de miedo y soltando un largo suspiro de resignación extendí la mía para poder tomar la suya. Él una vez tomando mi mano sonrió y levantando su brazo contrario, junto sus dedos para poder dar un chasquido.

***

Aquel nuevo lugar no era una casa grande como la de Aoi, era más bien un departamento de aquellos que nadie cuida y donde puedes escuchar todo ya que realmente el espacio de vivienda es diminuto.

La puerta de metal estaba oxidada de los extremos y por el hueco debajo de esta podía verse una luz roja parpadeante. Mire a Aoi con gesto de miedo y este ignorando el mismo gesto se dispuso a hablar.

-— Cada cierto tiempo mandan a un grupo de demonios a explorar la tierra, dependiendo su edad y comportamientos los envían a determinados lugares... así podemos saber nuevas cosas sobre los humanos y como es que están fluyendo ambos mundos en ellos.

— ¿Y porque estamos aquí? —dudoso mire el lugar que tan poco confianza me daba.

— Ya verás —sonrió y llamó a la puerta con cuatro golpes, cada uno con dos segundos exactos de separación.

Pasaron varios segundos más en silencio y al fin una voz atendió solo con un grueso y rasposo "Ya abro" y al abrirse la puerta solo pudieron llegar a mí una ola de olores nauseabundos y enormes deseos de vomitar.

El departamento iluminado con la luz roja parecía más un nido de animales pues había ropa por todos lados: en los muebles, piso e inclusive el ventilador del techo; ropa sucia por el hedor, desde camisetas hasta calzoncillos y lencería femenina. Trozos de comida podrida y en buen estado, cajas que portaban la misma, una gotera mojando la alfombra. Y lo peor, varios preservativos usados y por usar en el mismo piso. Además de un olor entre mezclado de sudor, sangre, mugre, tierra y otras cosas que no podía descifrar.

La persona que abrió tampoco lucia alentadora para mí: un tipo flacuchento con músculos a penas marcados, alto y con piel pálida, unas ojeras casi moradas bajo los ojos, su pelo rubio claramente teñido completamente revuelto y la parte de la nariz cubierta por una tela blanca pero percudida; vestido únicamente con una camiseta de tirantes blanca y una bermuda negra. Froto sus ojos una vez abrió la puerta a la vez que soltaba un largo bostezo.

Con los ojos entre cerrados miro a Aoi y luego a mí, volvió su vista a Aoi y sonrió ampliamente.

—La orgía fue ayer, llegas tarde Aoi —se apartó de la puerta y ambos pasamos —mira que varios preguntaron por ti, fue divertido pero faltaba gente... la última se fue hace casi una hora.

El tipo cerró la puerta tras de nosotros y encendió una luz normal, mientras se movía con mucha rapidez recogiendo cada prenda, desperdicio y preservativo del camino.

— Eso explica el excesivo olor a sexo —Aoi se hecho a reír y aquel chico igual.  Mi cara se tornó colorada, "Sexo", por eso no había reconocido aquel odioso olor, solo reconocía aquellos olores que había experimentado. Aoi me miro y sonrió señalando al chico—. Él es Reita, uno de los mejores amigos que tengo aquí...

—Mira que si para olores hablamos —Él chico se paró frente a mí y se inclinó solo un poco aspirando largamente, hice una mueca de asco pues su olor tampoco era alentador. Él hizo un gesto como si vomitara y miro a Aoi —tú, querido amigo apestas... a angelito.

Hice una de mis manos puño y sin poderme contener propine un buen puñetazo a la mejilla de Reita. Algo que yo no toleraba era que me llamaran "Angelito".

—Pedazo de... —Reita sobo unos segundos su mejilla y de igual manera me regreso el puñetazo combinado con una patada en el abdomen.

Me abalance sobre él sin poderme contener más y comenzamos una lluvia de golpes. Curiosa manera de comenzar con alguien. Solo sabía su nombre y ahora tenía un ojo morado gracias a él y a su vez él tenía un labio roto.

—E-Esperen, ambos —Aoi que trataba de contener su risa y su preocupación me aparto de Reita, una vez estuve de pie, Reita se acomodó las ropas y torció un poco los ojos limpiando la sangre de su boca.

—Mi nombre es URUHA, grabatelo muy bien, y no me vuelvas a llamar angelito o esta vez Aoi no podrá hacer nada por ti —le gruñí y en recompensa solo recibí un gesto obsceno con su mano derecha.

—Reita —Aoi se apresuró a interrumpir lo qué iba a ser una nueva riña entre ambos —sé que te iras en un par de horas y que según me contaste iras a un instituto que, casualmente resulta ser el mismo donde Takanori asiste y... pues como ya sabrás Takanori era nuestro protegido pero por asuntos él ya no... y Uruha se siente triste e inseguro por su bienestar, así que... queremos pedirte que... de no ser molestia para ti, pues podrías cuidar de él y...

—Lo haré —dijo Reita que ya había comenzado a vestirse al igual que todos los demonios: de color negro —Solo si tu "angelito" me lo pide...

Aoi me miro atento y suspiro claramente suponiendo mi rotunda negación. Suspire con molestia y haciendo una pronunciada reverencia junte mis manos.

—Por favor, Reita... te pido que cuides en la tierra de mi Takanori.

—Muy bien, lo haré —soltó una risilla mientras me miraba pero volvió su gesto serio enseguida —que quede claro que esto lo hago por Aoi, ya que todo lo que a ti te preocupa a él también lo hace y para mi él es como un hermano...







...-

ImmortalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora