36. Perdón

198 29 14
                                    

–Reita–

Mire por la ventana como Aoi y Miyavi se alejaban hasta hacerse diminutos. Se habían ido.

Y yo tenia que cumplir mi promesa. Tenia que cuidar de Uruha, de Kai y sobretodo de Taka.

Cuando ellos desaparecieron de mi vista, tome, de una gran bolsa de lona tres pares de estacas de madera. Abrí la puerta de par en par y camine hacia enfrente.

A los primeros 100 metros coloque un par, 50 Meteos después el segundo par y después de otros cincuenta el ultimo.

Hecho esto, sacudi mis manos y di varios pasos atrás. Cuando choque con alguien.

Me preparé para dar un golpe cuando su voz me detuvo.

–¿Son suficientes? ¿Estas seguro? –susurro Uruha mirando atentamente las estacas.

–Si... Aoi me dijo que tienen una especie de hechizo de protección, un hechizo muy antiguo –mire también la estacas cuando el viento frío revolvió mi cabello y el de Uruha.

Estaba comenzando a anochecer.

–De acuerdo... –suspiro y miro hacia la casa cruzándose de brazos–. Si no se enteran de lo que pasa con Taka no pasará nada.

–Pondré un par más adelante...

Corrí hacia la casa y tome un par más, fui de vuelta a donde las estacas y enterré unas últimas.

Regresé a cada una de las estacas y acaricié las inscripciones talladas de cada una.

Enseguida el hechizo se activo. No supe cómo o qué, pero el ambiente cambio totalmente.

Uruha no dejaba de verme fijamente. Hasta que termine y volví a su lado.

Ahí volvió a verme de arriba a abajo.

– Listo, ahora un par atrás y no sé que va a pasar después –reí nerviosamente y Uruha hizo una mueca.

Torció un poco los ojos y camino hacia la casa.

–No tardes, es hora de cenar –fue lo que dijo antes de alejarse totalmente.
¿Qué tenia que hacer para que le agradara a Uruha?

Entré a la casa en silencio y mirando el piso. Me sentía derrotado, aunque yo debía ser el más fuerte para entrar al campo de batalla si se necesitaba.

En cuanto entre Taka se aproximo a mi abrazandome fuertemente. Yo correspondi a su abrazo y revolvi su cabello.

Kai nos llamó a la mesa y de la mano Taka me halo sentándome a su lado. Frente a nosotros Uruha servía las porciones de comida, sirvió casi el doble de estofado para Taka. Y a mi menos de una porción.

Suspire y preste más atención a mi plato.

***

Sentados en el salón mire a los presentes, notando como Kai y Uruha estaban visiblemente preocupados por la situación.

Yo suspire y fije mi atención en una polilla que giraba tras el candelabro.

Takanori estaba a mis pies mirando a los dos castaños y con una de sus manos en su vientre. Encantado por la noticia, y desolado por la situación.

–Chicos, no pongan esas caras –él los miro con una sonrisa, los otros dos le miraron finalmente –vamos a jugar a algo ¿Si?

–¿Jugar? ¿Qué? –sonrió amplio Kai al oírle y Uruha relajo su rostro.

–¿Las escondidas? –dije yo recordando como una noche Taka me contó que era su juego favorito cuando era niño.

–Bueno –sonrió Uruha seguramente recordando lo mismo que yo.

ImmortalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora