Engaños

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Un rayo de luz en mi rostro me exige abra los ojos, pero me contengo, apretando lo mas posible mis parpados mientras me abrazo a mi misma y ruego porque su voz solo  sea un sueño. 

"Vamos nena, solo jugaremos un rato"

Puedo sentir perfectamente la tensión de mis músculos, listos para ser utilizados en cualquier momento. Listos para darme fuerza. Listos para huir. Listos para ayudarme a  buscar la seguridad. 

-No...- Ruego casi desesperada, con la palabra quebrándose justo en mi voz. 

Me hago un ovillo lo mas pequeño posible, sacudiendo mis manos, dando golpes al aire cuando siento sus manos en mi piel, soltando sollozos al sentir su aliento en mi rostro, y pidiendo clemencia cuando el dolor me desgarra el  pecho.

-JungKook... por favor... a-ayúdame-Suplico, reconociendo su aroma y presencia, no muy lejos de mi, casi pudiéndolo tocar con mis manos, si es que no las tuviera que ocupar para arañar y golpear a un ser conocido pero aborrecido. 

Pero no recibo respuesta como tal,  solo el sonido de unos pasos alejándose y despues el vacio, aumentando el dolor con su partida.  ¿Por que no vino a ayudarme? ¿No le importo?... no, no le importo.

Rápidamente mi cerebro me acerca mas a la realidad, haciéndome entender que él no estará para mi. No más de nuevo. No más JungKook. Él dejo claras las barreras y yo no tengo el derecho de derrumbarlas, ni siquiera de tocarlas. 

Lo lamento...

Un grito profundo en el momento en que siento todo perdido, me despierta, con una oscuridad penetrante envolviéndome,  pero sobre todo con la sensación de vacío. Siento lagrimas resbalar por mi rostro, al igual que mi pecho subiendo y bajando de forma frenética mientras jadeo por aire. 

-____... mírame, cariño... hey, mírame- Aquellas palabras llegan hasta mi de forma lenta y confusa. 

Apenas soy consciente de que me aferro con fuerza a la camisa de NamJoon y lo miro a los ojos, tratando de hacerle caso aunque no lo sepa. Parpadeo un par de veces y aun con la respiración errática, intento comunicarme con él. 

-É-él... él me... m-me toco... su voz ...- Niego repetidas veces, mirándolo sin parpadear- No dejes que me toque... por favor... no de nuevo...

-No lo haré, ____... cariño, tranquila- Me abraza con fuerza, pegando mi rostro a su pecho- Solo fue un sueño, él ya no puede lastimarte, ya no queda nada de él aquí... y yo estoy para protegerte.

Mi labio inferior tiembla con tanta fuerza que a pesar de que intente contener los sollozos, después de unos segundos me es imposible, arrojando todo el desastre que  es mi ser desde hace dos semanas. 

Desde hace ya muchos días. 

-Shhh... -Murmura en mi oído- Todo fue un sueño.

Conforme pasan los minutos, comienzo a tomar consciencia de lo que hay a mi al rededor. Desde las suaves y tibias mantas que cubren mis piernas, hasta de la luna que se posa en la ventana. No hay sol. Ese rayo de luz no existe. Ni mucho menos su aroma. 

-No quería dejarme- Relato en susurros- Podía sentir su tacto... la forma de sus dedos en mi piel... su voz.

Un escalofrió me recorre de pies a cabeza y me permite respirar con fuerza, llenando mis pulmones con la mezcla del aroma de Nam y de los pinos del bosque al costado de la casa. 

-Ya no puede tocarte... estas segura- Besa con ahínco mi cabeza, a la vez que su agarre se fortalece, transmitiéndome seguridad.

-Pe-perdón...

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