Regresos

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Cuando la vida da giros inesperados, en tantas direcciones y secuencias,  es muy probable que todo regrese al principio.

Pero... ¿De qué principio hablamos? ¿De uno certero y realista o de uno lleno de sueños y esperanzas?

-Estate quieta, Min- El dolor del metal contra mi piel me da una sola idea.

El principio antes del fin.

-El metal no tiene que lastimarte si no haces esfuerzos innecesarios- Casi de inmediato, siento algo rodear la piel de mis muñecas y cuello, arrancándome un gemido de dolor.

-Agh...- Sacudo la cabeza y de inmediato me arrepiento, sintiendo aquel collar de plata incrustarse en la piel de mi yugular.

-Te he dicho que no te muevas- De nueva cuenta me regaña.

Dirijo la mirada al hombre, o mejor dicho chico, frente a mí.

- ¿Sucede algo?- Su seriedad no me impresiona en absoluto, solo el simple hecho del que él esté aquí.

-Deberías estar muerto- Comento, mientras siento como las venas de mis brazos ya resaltan debido al activo dolor en mis muñecas- No aquí, aparentando algo que no eres.

-No fuiste la única que deseo tener un nuevo comienzo- Yugyeom me mira fijamente- Aunque no todos tuvimos la fortuna de tener a alguien como NamJoon.

-No te atrevas a mencionarlo- Las cadenas que están conectadas a las pulseras y collar me prohíben acercarme a él lo suficiente como para hacerle daño.

Me siento como una esclava. De nuevo.

-No lo digo en afán de ofenderte, sino de explicarte que el que siga vivo, no significa que sea debido a decisión mutua- Se levanta, después de haber estado en cuclillas para poder encadenarme.

Dejo de pelear, adolorida y fatigada, dejándome caer sobre el frio suelo. Todo es mejor cuando te haces a la idea de lo que sucederá después.

-¿Puedo preguntarte algo?- Coloco ambos codos sobre mis rodillas y descanso el rostro entre las manos, el castaño asiente con seguridad.

-Por supuesto.

-¿Quién fue el que investigo todo acerca de mí?

Una pregunta fácil. Una respuesta sencilla.

Lo veo tragar con algo de dificultad, se gira y camina con tranquilidad hasta la puerta del cuarto blanco al que estoy aislada desde mi desafortunada llegada. Se detiene en la puerta, justo antes de abandonar la habitación, mirándome con gesto cómplice aunque no entiendo la razón.

-Yo...

Dos semanas antes...

El zumbido de fondo que las paredes de granito crean al abstener la música fuera del cuarto me produce un cosquilleo leve en la piel, causando que quiera estar frotando mis manos contra mis brazos, intentando alejar esa sensación.

-¿Lista?- La voz de NamJoon llama mi atención, haciendo que vuelva mi vista de la ventana hacia la puerta, donde con un traje hecho a medida y su cabello perfectamente arreglado, me espera con una sonrisa que delata sus tiernos hoyuelos.

-Luce muy apuesto, señor Kim- Alago mientras camino en su dirección, acomodando su corbata aunque no tiene ningún defecto.

-Gracias, señorita Kim- Toma una de mis manos y besa mi mejilla- Usted también luce espectacular esta noche.

CenturiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora