Dulces sueños (Parte 2)

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-¡No!- Grito, corriendo de inmediato al frente, esquivando un par de figuras hasta que siento como mi cuerpo impacta con fuerza contra el suelo, sintiendo un peso sostenerme contra mi espalda.

El lobo color chocolate se sacude en diversas direcciones, siendo controlado por pesadas cadenas en sus extremidades, provocando ligeros daños en su piel de donde escurre sangre de textura espesa.

-¡Alto!- Ruego con las lágrimas desbordando por mis mejillas y la desesperación tan palpable en mis manos- ¡Por favor!... No lo lastimen.

De inmediato sus cálidos ojos oscuros se topan con los míos y no puedo evitar el escalofrió que recorre mi cuerpo cuando suelta un aullido enfurecido y desgarrador.

Mi pequeño SungOh.

La multitud comienza a hablar cada vez más y más alto hasta que mis sentidos se aturden. Intento sacudirme para liberarme pero es inútil, incluso me gano una mano en la cabeza que literalmente me aplasta contra el suelo.

Suelto un leve quejido y SungOh aúlla de nuevo enfurecido, pero no puedo verlo, solo escucho el constante y brusco tintineo de las cadenas.

-Hice bien en escoger mis cartas- Escucho la voz de Kwon- Sabia que esta bola peluda era importante para ti y podría servirme.

Abro los ojos y puedo sentir mis pupilas dilatarse y la sangre recorrer mi cuerpo como si de un tornado se tratase, provocándome un fuerte y gutural gruñido que se enreda entre mis dientes.

-No te atrevas a tocarlo- Consigo articular a pesar de la fuerza que la mano aplica sobre mi cabeza y mi mandíbula.

-Todo depende de ti, si me das lo que te pido, tu cachorro permanecerá intacto, pero si te sigues negando, él será quien tome tu lugar- Su voz se vuelve más grave con la última palabra.

SungOh gruñe y chilla en mi dirección y sé que me pide que no lo haga, pero decido ignorar su petición. Él es mi cachorro y no es necesario pensarlo tanto.

-Está bien- Respiro con fuerza y forzó las palabras a través de mi boca- Lo hare.

De nuevo mis sentidos se aturden ante el grito de victoria de todos los presentes, y mientras me permiten levantarme, intento ignorar los sonidos desgarradores que salen de la boca de Oh-Oh.

Siempre he cuidado de él y esta vez no será la excepción.

Camino con un leve cojeo en mi pie izquierdo, producto de la fuerte caída, pero mantengo la cabeza en alto y no respondo ante las diversas agresiones que me dirigen. Paso frente a Yugyeom y me detengo, lo miro a los ojos y el solo niega con la cabeza, ocultando su mirada con su flequillo.

Avanzo sin decir nada, pero con una leve decepción de su parte. Solo él pudo saber de mi cachorro.

-Esto acaba hasta que uno no pueda continuar- Me coloco en el extremo contrario del rectángulo al que esta Kwon, sacudiendo mis manos e intentando recordar las técnicas más eficaces- No hay tiempo límite, pero por lo general yo no tardo más de cinco minutos.

Ignoro su indirecta y observo como trasladan a la fuerza a SungOh a una de las esquinas, donde conectan sus cadenas a bases en la pared, estas vibran ante la fuerza de Oh-Oh, pero resisten.

-Veamos si los rumores son ciertos, Min, demuéstrame que tan buena eres.

Y antes de lo que espero, suena una especie de sirena y Kwon se abalanza sobre mí, así que aprovecho que soy por mucho más pequeña que él y me escabullo por un costado, intentando mantener distancia con él, analizando cada uno de sus movimientos.

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