POV Omnisciente
-Ya po Nico, dime los detalles.-Dijo Manuel súper emocionado, insistiéndole a su amigo.
-No te diré detalles porque no fue nada especial.-Dijo el secretario de Jaime no diciendo nada de eso.
-Vamos, al menos te llevó a comer completos?.-Preguntó Manu observándolo.
-Lo llevé a un restaurant.-Respondió el señor Navarro con una ligera sonrisa, notando como el moreno se sonrojaba y Manuel se ponía nervioso.-Vamos Nicolás, no le quieres contar los detalles de nuestra cita?
-No fue una cita!.-Dijo Nicolás en un tono un poco más alto causando que el enojón se riera.
-Lo que digas, amor.-Dijo Jaime observándolo para luego dirigirse a su oficina.-Te veo después, Nicolás.
Cuando el enojón cerró la puerta, Manuel habló.
-Te dije que era una cita!.-Dijo Yelo aún más entusiasmado por su shipp.
Nicolás lo miró unos segundos pero no le dijo nada. Qué importaba ahora? Todos insistían en que era una cita.
-Así que en verdad te llevó a un restaurant?.-Preguntó su amigo al saber que el pequeño moreno no hablaría.
-Sí.-Respondió el moreno casi derrotado, sabiendo que su amigo seguiría insistiendo.
-Y pagó todo?.-Preguntó Manuel queriendo más detalles.
-Sí pero es porque...
-Viste que es una cita! Y tú insistiendo en que no.-Dijo Manu interrumpiéndolo mientras se tomaba un momento para luego seguir hablando.-Al menos lo besaste como recompensa?
-No! Claro que no!.-Dijo el pequeño moreno completamente sonrojado y nervioso.-Recuerda que no lo soporto.
-Sí claro, y por eso te colocas rojito, porque lo odias mucho.-Dijo Yelo no creyendo nada de lo que le decía.
-Cállate.-Dijo el pequeño travieso casi en un gruñido, mirándolo unos segundos.
-No puedo Nico! Estuve toda mi vida esperando por esto.-Dijo su amigo riéndose por lo irritado que estaba el moreno.
-Si quieres seguir con esto, por qué no hablamos como fue tu cita con el Edgar? O mejor de cómo te quedaste en su casa después de la cita?.-Preguntó el pequeño secretario con una ligera sonrisa de ganador, viendo como Manu se sonrojaba fuertemente.
-Al menos yo admito que fue una cita, que tengo sentimientos por él y que me quedé en su casa.-Dijo Manuel con una pausa.-Tú no admites nada.
-No fue una cita y no tengo sentimientos por él.-Dijo el secretario de Jaime tomándose un momento para luego continuar hablando.-Así que no tengo que admitir nada.
-Lo que digas.-Dijo Manu colocando los ojos en blanco solo unos segundos.-Tengo que volver al trabajo, no quiero que tu novio me despida.
-No es mi novio.-Gruñó Nicolás viendo y escuchando como Manuel se reía y entraba al ascensor para luego desaparecer de la vista de Nicolás.
Luego de aquello, suspiró mientras sentía sus ojos pesar. Tenía mucho sueño, simplemente todos los días tenía pesadillas o no podía dormir, causando que a veces tuviera ojeras.
Sentía como se estaba quedando dormido cuando Jaime salió de su oficina haciendo que despertara altiro.
-Tienes sueño, cariño?.-Preguntó Jaime observándolo con atención.
-Algo.-Respondió el moreno con una pausa.-No me digas cariño.
-Ven.-Dijo el enojón acercándose a él para luego tomarlo del brazo cuidadosamente.
Nicolás se levantó y dejó que Jaime lo guiara hacia su oficina causando que estuviera algo confundido pero aún así no dijo nada.
El enojón lo guio hacia su sillón que tenía y se detuvo cuando estuvo al frente de este.
-Acuéstate.-Dijo su jefe observándolo, causando que Nicolás estuviera sorprendido.
-En serio?.-Preguntó el pequeño moreno no pudiendo creerlo.
-Claro que sí.-Respondió el señor Navarro con una leve sonrisa viendo como Nicolás lo miraba unos segundos para luego hacer lo que decía.
Nicolás se acomodó en el sillón y no tardó nada en dormirse profundamente causando que Jaime sonriera enternecido. Este último lo miró por varios segundos y se sacó su terno para luego tapar a su secretario con este.
Lo observó unos segundos más para luego volver a su puesto y seguir con su trabajo. De vez en cuando miraba a Nicolás dormir pacíficamente y no podía evitar sonreír levemente.
Aunque sabía que sus sentimientos no eran correspondidos, le gustaba hacer estas cosas para Nicolás, preocuparse por él.
El enojón miró a Nicolás unos segundos y sacó algo de su escritorio. Miró las cosas que había comprado y se levantó de su asiento para después salir de su oficina sin hacer ruido. Se acercó al puesto de Nicolás y vio la mochila de este. De inmediato la tomó y sin ver lo que había adentro, le colocó las cosas que le había comprado a Nicolás para luego cerrar la mochila y dejarla donde estaba.
Volvió a su oficina y cerró su puerta con cuidado para luego ir a su asiento otra vez mientras tenía una ligera sonrisa. Esperaba que le gustará a Nicolás lo que le había comprado.
No sabía desde cuando se había enamorado de Nicolás, pero definitivamente no se arrepentía de estarlo.
Pasaron varias horas y ya era hora de irse. Miró al moreno y este seguía durmiendo, causando que no quisiera despertarlo.
Suspiró mientras pensaba en que hacer.
"Me va a matar cuando sepa lo que haré" pensó el enojón con una ligera sonrisa, levantándose mientras tenía sus cosas listas.
Fue a guardar las cosas de Nicolás y colocó su mochila en la espalda para después volver a su oficina y tomar sus cosas también. Miró al moreno y sabía que este no despertaría en mucho rato, así que lo cargó en sus brazos y salió de su oficina para dirigirse al ascensor. Se subió a este y apretó el botón del primer piso mientras cargaba a su secretario seguramente.
Varios segundos después el ascensor se detuvo y salió de este, sintiendo las miradas de todos sus empleados de aquél piso pero ignorándolos. Salió del edificio y se dirigió a su auto mientras tenía a Nicolás en sus brazos y con su terno tapando a este. Con esfuerzo, sacó sus llaves y le sacó la alarma a su auto. Abrió la puerta del copiloto y pudo dejar a Nicolás en este asiento, sorprendiéndose mucho de que su secretario no despertara por nada.
Le cerró la puerta con un poco de fuerza y se dio la vuelta para luego subirse a su asiento. Cerró la puerta y comenzó a conducir de inmediato.
Al menos sabía donde Nicolás vivía.
ESTÁS LEYENDO
Boss (Jainico)
FanfictionNicolás Gaule es un hombre de 22 años que comenzó a trabajar en la empresa del señor Navarro hace varios meses, y con ese tiempo trabajando, les podía asegurar que su jefe era insoportable. No había ni una cosa que no odiara de este. Era arrogante...