POV Omnisciente
El día pasó lentamente para Nicolás, causando que fuera insoportable en realidad. Jaime no volvió a hablarle y Nicolás le hablaba solo para decirle las cosas que este tenía para la próxima semana. El moreno no fue a almorzar, solo para terminar su trabajo antes para poder dibujar o estar en su celular.
Miró una de sus croqueras nuevas, que Jaime le había regalado, y notó que todos los dibujos que había hecho, eran de su jefe, causando que odiara tener estos sentimientos ocultos.
Cuando terminó de dibujar a Jaime, no pudo evitar escribir abajo de este, un "te amo". Cerró su croquera y la guardó junto con sus lápices.
Cuando ya era hora de irse, Nicolás ya tenía todas sus cosas listas, así que de inmediato se levantó de su asiento y se dirigió al ascensor. Apretó el botón para llamar a este y segundos después, las puertas del ascensor se abrieron. Entró a este y vio a Jaime saliendo de su oficina.
Apretó el botón del primer piso y esperó que las puertas se cerraran, pero obviamente nunca tenía buena suerte y no fue así. El enojón alcanzó a subirse al ascensor y fue ahí cuando las puertas se cerraron.
Nicolás no quería hablar y al parecer, Jaime tampoco tenía alguna intención de hacerlo.
El ascensor paró en el tercer piso y Manuel con Edgar entraron a este, haciendo que Nicolás se sintiera muy incómodo.
-Vas a venir a la fiesta?.-Preguntó Manuel de repente, haciendo que todos miraran al moreno.
-No lo he decidido.-Dijo Nicolás queriendo salir de ahí rápido.
-Deberías venir, nosotros estaremos...
Manuel no alcanzó a terminar eso, ya que apenas se abrieron las puertas, Nicolás salió corriendo de ahí. El primero en ser nombrado frunció el ceño y miró a Jaime.
-Tú le hiciste algo.-Dijo Manuel con una pausa.-Y cuando lo sepa, te sacaré la chucha sin importar que seas mi jefe.
Apenas dijo eso, salió casi corriendo a buscar a Nicolás.
-Tu novio tiene agallas.-Dijo Jaime admitiendo eso.
-Lo sé.-Dijo Edgar tomándose un momento para luego seguir hablando.-Pero habla en serio.
-No le hice nada, sabes que no le puedo creer que diga que no me odia...
-Entonces a esto se refería Manuel.-Dijo Eddie con una risa irónica.-Es obvio que no te odia Jaime, cualquiera se da cuenta de eso.
-No hablaré de esto contigo.-Dijo el enojón con el ceño fruncido para luego salir de su compañía.
Se dirigió a su auto y le sacó la alarma a este para después subirse. Apenas encendió el auto, comenzó a conducir. La fiesta era formal, así que tendría colocarse el mejor terno que hubiera comprado... O algo así le había dicho Evelyn, ya que cada cosa que él compraba, era lo mejor.
Cuando Manuel alcanzó a Nicolás, hizo que este se detuviera.
-Nico, no me ignores.-Dijo Manuel casi rogándoselo.-Qué hizo el Jaime para sacarle la chucha?
-Le pedí disculpas por lo que pasó.-Dijo Nicolás con una pausa, sintiendo sus ojos arder.-No me creyó cuando dije que no lo odiaba. No me cree.
-Nico...
-Estoy enamorado de él, Manu, completamente enamorado de él y nunca me di cuenta.-Dijo el moreno queriendo llorar.-Si le confesará lo que siento, nunca me creería tampoco.
-Nico, no llores.-Dijo el recién nombrado abrazando a su amigo fuertemente, sabiendo que este lo necesitaba.-Todo estará bien.
-No lo estará.-Dijo el pequeño moreno sintiendo sus lágrimas deslizar por sus mejillas.-Más encima está esa maraca de mierda que también le gusta Jaime y tal vez él se...
-No digas eso, Nico.-Dijo Manu separándose del gesto para mirarlo.-Vamos a hacer algo, si? Iremos a tu departamento, te colocarás ese terno que solo has usado una vez en tu vida y en el cual te ves muy bien. Luego vendremos a la fiesta y le pedirás a Jaime un momento para hablar, y es ahí cuando le tienes decir lo que sientes.
-Pero qué usarás tú?.-Preguntó el pequeño secretario.
-Siempre supe que era buena idea dejar algo de mi ropa en tu departamento.-Dijo su amigo con una ligera sonrisa.-Entendiste el plan?
-Sí.-Dijo el secretario de Jaime sintiéndose mucho mejor.
-Entonces vamos.-Dijo Manuel, quien había empezado a caminar hasta que un auto al lado de ellos les tocó la bocina.
-Cuanto la hora?.-Preguntó Edgar cuando había bajado el vidrio.
Manuel sonrió y se acercó a la ventana del copiloto.
-Para ti gratis, mi amor.-Dijo Manu guiñándole un ojo causando que Edgar se riera. Aún así, este cobraría esa propuesta después de la fiesta.
-Si tengo que soportar todo el viaje eso, me voy a tirar del auto.-Dijo Nicolás, abriendo el auto y sentándose en la parte de atrás.
Edgar lo miró con una ceja enarcada, como diciendo "Quién te dijo que podías entrar?".
-Tú dijiste un día que éramos amigos, así que no es mi culpa si no leíste la letra pequeña.-Dijo el moreno con una sonrisa divertida, cerrando su puerta.
Edgar se rió aún más para luego comenzar a conducir cuando Manuel entró al asiento del copiloto.
-Supongo que Manuel te convenció de ir a la fiesta.-Dijo el ruloso conociendo a su novio.
-Sí, tiene maneras muy persuasivas.-Dijo el pequeño moreno todavía con aquella sonrisa.
-Créeme que sé bien de eso.-Dijo el novio de Manuel con un doble sentido notorio.
-Edgar, voy a abrir la ventana y me voy a tirar con el auto en marcha si sigues así.-Dijo el pequeño secretario, no soportando aquella tortura.
-Te apuesto que cuando tengas pololo, vas a hacer lo mismo y no vas a tener consideración ni por mí ni por nadie.-Dijo Manuel estando 100% seguro de aquello.
-Mentira, nunca tendré pololo. Moriré completamente solo, ni gatos voy a poder tener porque en donde vivo no los permiten.-Dijo el secretario del enojón haciendo como que estaba llorando.
-Haré como que te creo, si?.-Preguntó Manu bastante divertido mientras veía como Edgar manejaba. Este último estaba concentrado en el camino cuando sintió como su novio le hacía cariño detrás del cuello.
Edgar miró unos segundos a Manuel para luego hablar.
-Te amo.-Dijo Edgar casi en un susurro.
-Yo también te amo.-Dijo Manuel con una leve sonrisa y un brillo en sus ojos.
Nicolás sonrió, sabiendo que su amigo estaría muy bien en las manos de Edgar.
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Boss (Jainico)
FanfictionNicolás Gaule es un hombre de 22 años que comenzó a trabajar en la empresa del señor Navarro hace varios meses, y con ese tiempo trabajando, les podía asegurar que su jefe era insoportable. No había ni una cosa que no odiara de este. Era arrogante...