He Tian y Mo GuanShan están casados y tienen un hijo por el cual pasaron por muchos problemas al haberse enterado, pero pudieron resolverlos. Una vida llena de conflictos y delitos que los lleva a pasar una infinidad de sucesos traumáticos y peligro...
Ambos se sentaron a desayunar en silencio, ambos habían entendido con el tiempo que no necesitaban de las palabras para entenderse y cuando comían era uno de esos momentos en los que más ocupaban del silencio y disfrutaban de su mutua compañía.
Todo era tranquilo hasta que He Tian miró la hora en su reloj de mano, entonces tomó un último bocado de su comida, bebió de golpe el vaso de agua y le dio un beso en los labios a GuanShan el cual fue correspondido y después de eso He Tian se fue.
El pelirrojo después de desayunar pensó en que hacer hasta que He Tian llegara y dieran inicio a la fiesta pero no encontró nada realmente, cualquier cosa que hubiera querido realizar era denegado por las sirvientas que afirmaban eran órdenes del hombre de negros cabellos. Resignado mejor subió a su habitación para volver a acostarse en su cómodo colchón y nuevamente tomar una relajante siesta.
Hubo un hermoso silencio que él disfrutó bastante mientras duró hasta que...
—¿En serio es GuanShan?— Una voz se escuchó en su habitación de forma molesta.
—Sí, ahora guarda silencio, podrías despertarle— Ahora era una diferente.
GuanShan, quien estaba acostado sobre su costado para estar más cómodo debido al peso de su vientre, decidió acostarse boca arriba cubriendo con sus manos y una almohada sus oídos.
Un par de exclamaciones se escucharon pero de verdad se sentía cansado y estaba dispuesto a ignorarlos.
—Está gordo— Ese comentario lo enojó bastante pero no quería despertarse ni reclamar.
— He Tian dijo que lo veríamos diferente,pero... no sabía que subió de peso— Y entonces fue capaz de reconocer esas odiosas voces que irrumpian su sueño. Molesto abrió los ojos y se dispuso a hablar.
—Idiotas... yo...no ¡No estoy gordo!—Gritó llamando la atención de las sirvientas de la casa que decidieron subir de prisa.
—Esa panza dice lo contrario— Habló el rubio Jian Yi burlón.
—He Tian ni siquiera les dijo por qué debían venir a cuidarme y claramente recuerdo haberle dicho hace dos días que con las sirvientas estaría más que bien— Se quejó a los que los otros dos hicieron muecas raras de incomodidad.
Justo en ese momento entraron las sirvientas a su cuarto. Dos mujeres bastante lindas de cabellos de color café y Rubio, Ángel y Xi Mei.
— ¡Amo Shan!— Exclamó Ángel, la castaña.
—¿Se encuentra bien?— Cuestionó Xi Mei preocupada.
— Sí, estoy bien— Respondió GuanShan intentando levantarse de la cama con mucho trabajo, el peso extra no se lo estaba permitiendo, entonces Xi Mei procedió a darle la mano para levantarse.
—¿Por qué gritó, Amo Shan?— Cuestionó nuevamente la rubia.
—Estos idiotas me acaban de llamar gordo— Mencionó entrecerrando los ojos molesto.
—Pero lo estás... no entiendo el alboroto— Susurró Zhang XiXi sin entender.
—No, no lo está, el amo Shan está esperando un hermoso bebé del amo He Tian— La voz de Ángel sonó emocionada ante eso.
Primero se escuchó la risa de ambos mejores amigos pero estas fueron disminuyendo en cuanto vieron las serias expresiones de los otros dos. Entonces a GuanShan no le quedó otra forma de demostrar su verdad que dejando que ambos sintieran las patadas de su bebé; en cuanto lo hicieron no pudieron evitar su impresión y luego ambos atacaron a diestra y siniestra con preguntas al pobre pelirrojo.
Sí, iba a ser una larga tarde.
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