Hilo Rojo

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Estemos lejos, estemos cerca, nuestros corazones laten como uno solo, yo sé si algo te sucede, yo sé si algo te aqueja, porque tus emociones se unen a las mías , me hundo en tus palabras, me hundo de tus aquejos, sé que me necesitas a tu lado tanto como yo te necesito a ti, por favor, deja de alejarte, deja de alejarme, une tus manos a las mías y tratemos de unirnos una vez más, estoy harto de olvidarte, de ignotarte y de que me ignores, bésame, abrázame, has que olvide mis problemas, fundeme en tu alma y hagamos del tiempo, nuestro tiempo, de ésta vida, nuestra vida y de éste sueño una realidad.

Matias A.

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¿Por qué tenían que suceder así las cosas? Esa clase de preguntas rondaban su cabeza llena de problemas y preocupaciones, de dolores y angustias, de faltas de sueño y de asfixias.

He Tian estaba sentado en la silla donde antes lo habían dejado, sus ojos se hallaban irritados, por sueño, por llanto, por agobio y cansancio, porque sin importar lo que hiciera no hallaba en su cabeza una respuesta al por qué nunca le habló a su pobre hermano, ¿Por qué nunca intentó saber de él? ¿Por qué lo juzgo tan rápido?

Quería regresar el tiempo, poder hacerle tan siquiera una llamada al pequeño He Cheng de su tiempo y decirle que todo estaría bien, que lo había extrañado o que siempre lo iba a querer.

Ahora estaba ahí como un hipócrita esperando a recibir noticias de su hermano que se había intentado quitar la vida frente a sus ojos (O algo así).

Había avisado a GuanShan hacía una hora y estaban en camino al hospital para ver el estado del hombre.

Un llamado le llamó la atención, lo que lo sacó de sus pensamientos, por un momento pudo haber pensado que era GuanShan o tal vez She Li, pero por el traje que llevaba la persona frente a él era obvio que no.

Abrió los ojos levemente con sorpresa, era su padre quien estaba frente a él, mirándolo fijamente sin emoción alguna en el rostro, le repugnaba verlo y se notaba que a él igual.

—Así que... He Tian... ¿Qué haces aquí? — Cuestionó sin apartarle su mirada de encima.

—Estoy aquí por Mí hermano, ¿Tú que haces aquí? Hasta lo que sé esta clase de situaciones no te interesan—Atacó He Tian respondiendo con la misma mirada que el hombre tenía.

—Es mi hijo, debo saber si está bien —Mintió.

—No sabía que de pronto eras un buen padre— Soltó el azabache menor con enojo.

El hombre iba a responder cuando llegaron cuatro chicos: su pareja, She Li, Zhang Zheng Xi y Jian Yi.

She Li literalmente corrió hacia él y se abrazó para llorar en su hombro preocupado, no iba a negarlo, por mucho que odiase todo lo que ese hombre le hizo no dejaba de amarlo y de preocuparse por él.

—She Li—La voz del señor He se escuchó y el albino se respingó preocupado.

GuanShan caminó con tranquilidad y una expresión seria hasta He Tian y se sentó a su lado para tomar su mano y acariciar los nudillos blancos de su pareja.

—Señor...-—Saludó She Li tomando la mano de Jian Yi asustado.

—¿A caso todos ustedes vienen a ver a mi hijo?—Preguntó con seria expresión y desagrado en su voz.

—A diferencia de ti, venimos a verlo con gusto— Contestó nuevamente He Tian molesto.

El señor He ya no dijo nada, pero no dejó de verlo molesto, cabía destacar que He Tian tenía mucho parecido a su ex esposa difunta, obviamente eso sólo lo pensó.

Un doctor se acercó a ellos con una cansada expresión, ¿Y cómo no? Si había pasado casi 10 horas operando a He Cheng y retirando la bala de su corazón.

—Joven He Tian— Llamó el doctor al azabache para que este se levantara junto a GuanShan quien acariciaba su abultado vientre.

—¿Cómo se encuentra?— Preguntó She Li sin darle tiempo a He Tian de hablar.

—Estable, logramos contener la hemorragia y sacar la bala, sin embargo la situación en la que se encuentra es delicada, si pasa la noche ya no habrá riesgo mañana, este lapso de 12 horas será crucial para saber si vivirá o de lo contrario... Ya saben— Explicó el doctor de forma tranquila.

Nada de eso evitó que los ojos de She Li de llenaran de lágrimas por lo cual Jian Yi no hizo más que abrazarlo, no quería ver a su amigo así.

—Sobrevivirá, ya verás que sí — Susurró el rubio intentando que She Li no llorara más.

—Su cuerpo se encuentra muy delicado de salud, por los análisis que realizamos pudimos observar que se ha estado inyectando mezclas de sustancias que no hemos obtenido y que son de bajo presupuesto, algo clandestino, varios de sus órganos comenzaban a dar indicios de descomposición temprana, necesitará mucho reposo y cero estrés por al rededor de cuatro meses, estará en el hospital controlado lo mejor posible— Agregó el doctor llamando la atención de los demás.

Sin embargo ahí es cuando GuanShan comenzó a sospechar del Señor He. Su mirada estaba seca, no representaba nada en general, no había culpa, ni remordimiento, solamente observaba que había tenido algo que ver por la muy minúscula sonrisa que apareció en sus labios por un milisegundo.

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She Li caminaba de un lado a otro, ahora en el hospital los únicos que se encontraban eran un dormido GuanShan, He Tian quien acariciaba el cabello de su pareja y bueno, el albino alborotado.

She Li estaba preocupado y a la vez confiado, como si pudiera sentir que pasaría en cualquier momento, y es que era extraño porque si se concentraba pensando podía sentir el dolor acumulado que dormitaba en el herido corazón de He Cheng, era casi como si pudiera tocar su tristeza o arrepentimiento con tan sólo pensarlo, quería evitar caer otra vez pero ¿Y si He Cheng sí lo amaba? ¿Y si todo tenía una explicación? Él no iba a explicar por qué, pero sabía que así era, como si ya todo eso lo pudiera saber de ante mano.

— Tienes que estar bien He Cheng— Susurró el albino.

Entonces fue cuando de un deseo pedido mirando al cielo sus corazones se sincronizaron, los latidos eran los mismos, sonriendo hacia el futuro, llorando hacia el pasado y temiendo hacia el presente.

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"Yo sé que puedes oírme, sentirme, escucharme y sobretodo amarme, necesito saber de tu existencia como necesito que tú sepas de la mía, porque yo te veo y no comprendo como puedo amarte, entonces me doy cuenta de que lo estoy viendo, sí, ahí está, nos une y nos sella para toda la eternidad, por favor, si algo sucede, no rompas este lazo de amor".

Matias A.

Esposo de un mafioso || 19 DAYS || TIANSHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora