Capítulo 1

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Suena la bocina del auto, me despido con un grito de todos y salgo rápido de casa al auto de mí mejor amiga.

— Te demoraste —le digo a Astrid y ella ríe.

— Vamos con buen tiempo, veo que estás ansiosa. Es por él ¿cierto? —dice.

Ella enciende el auto y comienza a conducir hasta el colegio.

— Es lindo enserio, porque solo no me puedes entender —pido y ella niega.

— A ti te gusta no a mí, y es atractivo, pero ¿no sabes acerca de la fama que tiene? —pregunta y asiento.

— No creo que él sea nada de eso, tal vez solo es tímido — defiendo a Theo y ella ríe.

— Dejemos el tema tú no tienes remedio —dice y pone un poco de música en el auto.

En un semáforo oprimo el botón de pausa y ella me fulmina con la mirada.

— Este año hablaré con el —afirmó y ella me ve con asombro sabiendo que nunca he sido capaz de hablar con él.

Este sería mi principal objetivo en el semestre, lograr hablarle antes de que llegáramos a julio que sería la graduación y no sabría si volvería a verlo, y hasta que eso pasara tendría siete meses exactos.

— Eso estará muy difícil, pero si te lo propones sé que lo lograrás —dice apoyándome.

Un par de minutos más y llegamos a la escuela.

Me dirijo a mi salón de clases y al llegar solo hay tres chicos, llegamos muy temprano, en el fondo del salón está sentado Theo con un libro me acerco con cuidado y antes de llegar pasó las manos por mi cabello.

— Hola, puedo sentarme contigo —digo y no recibo respuesta. — Hola —digo tratando de llamar su atención.

Tocó su hombro y él levanta la mirada, pone las manos en sus orejas y se quita unos auriculares inalámbricos.

'Que estúpida'

— Perdona ¿dijiste algo? —pregunta.

Joder nunca había escuchado su voz desde tan cerca pero ahora sabía que era mi sonido favorito.

— ¿Puedo sentarme acá? —señale el asiento del lado y él se encogió de hombros.

— Se escucha mejor adelante, pero puedes sentarte donde quieras —dice y vuelve a ponerse los auriculares.

Un poco avergonzada decido irme a sentar en otro asiento y luego llegan más compañeros de clase hasta que se llena el salón y entra el maestro de física.

(...)

Suena el timbre para la salida y todos salimos de los salones.

— ¿Qué tal tu día? —preguntó a Astrid y ella sonríe como siempre.

— ¡Tengo una cita! —grita feliz.

— Y el afortunado ¿es? —pregunto y ella se sonroja.

— Thomas —dice tapándose el rostro con las manos y ya sé que se encuentra sonrojada.

— ¿Köhler? —pregunto y asiente. — Es buen chico, tienen mi bendición.

Lo único bueno era que no era algún estúpido, con él había realizado algunos trabajos del colegio antes y sabía que era alguien que la sabría respetar.

— ¿Y a ti? —pregunta.

— ¿A mí qué?

— Primero, no me respondas con preguntas lo odio. Segundo, tú y Theo dijiste que le hablarías y me muero por saber —dice caminando hacia la cafetería.

Pedimos algo para comer hasta que llegara las otras chicas, hoy tendríamos que quedarnos a las prácticas.

— Responde —me ordena y solo ruedo los ojos.

— Le hable y ni siquiera me escucho, luego le pregunte si podía sentarme con él y solo me recomendó sentarme en otro lugar, avergonzada me senté en los asientos de adelante —le cuento.

— ¿Y te rendirás? La Christine que conozco nunca se rendiría —dice

— No lo haré, pero hoy planeare una buena estrategia para hablar con él —digo y ella me sonríe.

— Tienes tiempo, no te presiones ahora —dice.

Tiempo, si tengo tiempo, pero no lo puedo desperdiciar desde hace un año he querido hablarle y siempre está con un libro o con los auriculares, como hoy que gracias a Dios no estaba alguno de mis otros amigos cerca o hubiera sido la completa burla a la hora del almuerzo.

(...)

— Esto es todo por hoy chicas, en una semana seleccionaremos a las nuevas —dice Astrid que es la capitana del equipo y todas asienten para luego dispersarse.

Caminamos hasta el auto en silencio y al llegar ella me entrega las llaves para que conduzca, ella entra en los asientos traseros y se tumba en ellos como una niña pequeña.

— Muerta, estoy muerta —dice dramáticamente y únicamente puedo reír.

— ¿A tu casa? —pregunto y niega.

— Mamá por uno de sus seminarios y puedo quedarme contigo, ella ya habló con tu mamá —dice

Es raro que mi mamá no me hubiera dicho nada, pero hoy ni siquiera salió del cuarto, de seguro otra vez estuvo llorando por Manuel "mi progenitor" si así se le puede decir ya que solo puso la semilla en mi madre y desapareció, para lo único que la busca es para sexo y luego desaparece por semanas o meses. Lo único bueno que hizo ese señor fue crearnos a mi hermano y a mí.

— Llegamos señorita Otra —digo y ella ríe.

— Tan amable como siempre señorita Kurtz —dice mi apellido y solo hago una mueca de asco. — Lo siento, lo dije sin pensar —dice apenada.

— Tranquila, solo no lo digas más —digo y ella asiente.

Odiaba con todo mi ser que me nombraran el apellido de mi progenitor, hubiera preferido mil veces quedar con los apellidos de mi mamá.

Entramos a la casa, saludamos a mi hermano y mi nana, luego subimos a mi cuarto y nos tiramos en la cama y me levanto hacia al baño a tomar una ducha, tenía todo el cuerpo pegajoso.

— Mañana irás conmigo —dice Astrid y la veo sin entender. — Él propuso una cita doble, dijo que invitaría a su primo antisocial para que por fin saliera de su casa, y yo acepté. —dice tranquila.

— Bueno, ¿a qué horas?

Suena su teléfono, sonríe y escribe algo.

— Tres de la tarde, es una buena hora —dice feliz

Solamente asiento, a lo mejor sería bueno despejar mi cabeza para poder planear bien lo de Theo, porque no me cansaré hasta lograr que el me preste atención.

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En multimedia Theo "Asocial" Baermann

14/01/17

Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora