Sonrió hacia donde se encuentra Theo y este sólo hace una pequeña mueca.
- No hagas esa cara, no es como si te estuvieran torturando o algo así.
- El llanto de esa niña malcriada me tortura los oídos. Y no digas que no es para tanto, admite que muy en el fondo tú también estas odiando a esa niña.
- Sólo me disgusta un poco pero relájate e ignórala -paso una mano por su hombro derecho y Theo lanza un pequeño suspiro.
- Esta bien, te haré caso.
Sonrió y le doy un beso en la mejilla.
- Buen chico -digo acariciando la mejilla y el hace un leve puchero
- Ahora soy un perro, que lindo -dice con falsa alegría
Suelto una carcajada.
- Nah tú no eres un perro, eres un gato gruñón. Pensándolo bien ese podría ser tú nuevo apodo.
- Como gustes.
Y si, señores y señoras el gran señor amargura encarnada ha cambiado. Y no le molestan ya mis bromas o apodos raros.
Un gran avance ¿no? De a poco voy logrando adentrarme en el cubito de hielo que tiene por corazón, pero bueno agradezco que cambiará para bien, claro sin perder su esencia eso sería lo peor que alguien podría hacer.
Llevamos seis meses de las vacaciones y hasta el momento todo ha ido de maravilla. Los lugares han sido hermosos, hasta el momento los lugares más hermosos que he visitado en mi vida y visitarlos junto a Theo lo han hecho aún más divertido. Me gustaba su rostro cuando visitamos un lugar histórico, sus ojos poseen un brillo especial y se puede notar su clara alegría, lo sentía con tanta paz que me sentía muy tranquila.
Verlo así, al natural tal cual es sin molestias así que le tome más cariño cada vez.
Y tenía sus facetas impresas en imágenes, una fotografía de él molestó en la cual se apreciaban sus ojos llenos de molestia, el ceño fruncido y el rostro más tenso de lo normal; en ese estado tenía aproximadamente unas 20 imágenes, estoy segura de que tenía más pero de seguro Theo las ha ido borrando, no es de extrañar que se comporte así, aun con 18 años sigue siendo un niño caprichoso.
Nos quedamos un rato más ahí sentados en silencio hasta que una tos fingida por parte de él hace que toda mi atención se centre en él.
- ¿Qué pasa?
Pasa una de sus manos por su cabello alborotándolo y lo puedo notar un poco nervioso.
- Oye ¿enserio estas enfermo o ahora que te disgusta?
El solo se limita a sonreír y acariciar mi mejilla.
- ¿Recuerdas que pasa mañana?
- Mañana es domingo ¿No?
El asiente y se levanta con una sonrisa fingida lo que inmediatamente logra que me sienta culpable.
- Oye, no te enojes. -el solo se gira y sigue con su sonrisa- lo siento.
Asiente y sigue caminando, inmediatamente me levanto también y tomo su mano haciendo que se detenga. Su mirada refleja molestia al inicio y luego solo ya no muestra nada, justo ahí volvió su mirada fría.
- No quiero y no puedo enojarme contigo. Solo deja así, ¿está bien?
Asiento para evitar pelearme con él mientras lo sigo. Vamos por algo de comida y el silencio sigue reinando entre los dos, tengo miedo de decir algo y que se enoje así como también tengo miedo de no decir algo y que sea necesario.
ESTÁS LEYENDO
Por Tu Sonrisa ©
RomanceNadie en el Instituto ha visto a Theo reír o tan siquiera mostrar una sonrisa de cortesía. El problema es que ella se enamoró de Theo. De su frialdad, de su mirada intensa, de su voz. Pero el tan siquiera le ha dirigido la palabra. Christine quiere...