- Deja de seguirme, sólo quiero estar sola. -sus palabras no eran del todo honestas, la conocía lo suficiente como para saber que ese tono de voz sólo daba a saber que en cualquier momento rompería en llanto.
- No voy a dejarte, luego te pueden robar o hacer otra cosa que Dios no quiera. -término la oración y ella sólo mete sus manos en los bolsillos del abrigo sin decir nada.
- Es una ciudad segura, no pasará nada.
- Aún así, hay peligros.
Sigue caminando por la ciudad cómo si nada y en completo silencio.
- ¿Qué nombre te gustaría ponerle? -después de todo a lo mejor se le bajaría el enojo si mostraba más interés.
- Theodore... -no fue una respuesta, fue un regañó. - Mi enojo no bajara, no mostraste ni una poco de alegría, te habría aceptado el asombro o x emoción pero ¿enojo y reproche?
- Lo siento Christine... Sabes que por el momento sólo me interesaba terminar todo y tener un futuro estable para los dos, no es que no lo quiera. Sólo no lo esperaba...
- Bueno ¿ahora?
-¿ahora?
- No me redondas igual, tengo hambre y frío. Tu hijo quiere papas con helado.
Parecía una niña pequeña cuando protestaba de tal forma, lo bueno es que no esta tan molesta si me esta exigiendo comida y más exactamente su combinación mortal.
-Toma - le doy mi abrigo y lo toma sin protestar. - sería lindo un "gracias amor"
- Gracias Theo.
- El amor suena más lindo pero bueno... -sigo caminando, es la misma calle en donde queda el McDonalds al que fuimos en nuestra primera cita.
La veo caminar hasta el lugar rápidamente, sigue siendo una niña pequeña aunque ya tiene casi 24 años.
- Teddy, Teddy, Teddy. Amor de mi vida, paga la cuenta. Olvide mi bolso en no se donde -en el hospital de seguro.
Revisó el recibo que le dio el cajero y le doy el dinero con algo de propina.
- Sigues botando tus cosas y no te vuelvo a comprar nada, olvidate de tu regalo de cumpleaños.
- No es justo, es la primera vez en...
- Dos meses, ibas muy bien con tu redord de no dejar tus cosas botadas por ahí.
Recibo la bandeja con la comida que pidió mi querida novia y me dirijo a una mesa en el fondo, estaba sólo y se podía apreciar la calle desde aquel lugar.
- ¿qué te gustaría fuera?
- Niña, los niños... Son tan ruidos y violentos a veces. Las niñas son más lindas y de seguro saldría a ti.
- ¿Y si es niño?
- Lo tendremos que criar, después de todo es tuyo y mío. Podría ser un buen niño como yo.
- Ajá si.
- Siempre fui un buen niño.
- Si claro. -su tono denotaba cierta burla, tonta. Sabe mejor que nadie que me enojo rápido.
- Bueno como digas, igual ya no importa. -le resto importancia y agarró una de las bebidas. - Come, no pague para que dejarás la comida ahí sin tocar.
- Si señor. -me dedica una sonrisa y toma las papas con el helado.
Allí va nuevamente, quiero morir rápido.
(...)
- Tengo sueño -se queja Christine y sólo río un poco. - Llevame a casa, estoy cansada de caminar por toda la ciudad.
Si no te hubieras portado como una niña pequeña estaríamos en casa desde hace mucho tiempo, tonta.
Me guardó ese comentario que ocasionaría otra pelea.
- Mi motocicleta esta en el estacionamiento del hospital y tu auto no se... ¿No lo botaste también?
Escuchó un pequeño gruñido por parte de ella.
- Esta en la casa a salvo.
- Bueno no te enojes. - detengo un taxi y agarró su mano para meterla en el auto.
(...)
Christine.
Me levantó rápido al tener la sensación de que llegaré tarde al trabajo, para mi desgracia aún tenían sueño y puse la alarma demasiado temprano, sonó hace poco y al revisar la hora faltaba mucho pero si seguía durmiendo de seguro me levantaría una hora más tarde.
Aunque sólo debía escribir había conseguido una plaza como maestra de literatura contemporánea en una universidad.
Gracias a Theo le había tomado mucho aprecio a la escritura y lectura pero eso sólo no me llenaba y sentí la necesidad de buscar otra cosa. Era aburrido estar en casa casi todo el día y un cambio no vendría mal.
Hace unas dos semanas me había enterado de mi embarazo y había ocurrido la pequeña pelea con Theo, que no fue en si una pelea. Del todo molesta no estaba pero si le haría pagar con la misma moneda, el siempre se enoja por todo y lo mío no debía quedarse atrás aunque no me enojara del todo.
- Apaga esa maldita luz. -su voz era más ronca en la mañana y cuenta con cierto atractivo gracias a el cabello alborotado y su dorso desnudo.
- Tu también debes trabajar, levantate.
- No quiero ir, ayer trabaje hasta tarde.
Camino aún medio dormida al baño y tomó una corta ducha, tenía la clase lista y sería un poco difícil ya que el semestre ya tenía dos meses de haber empezado pero no podía rendirme sin intentarlo.
Cuando salgo del baño Theo ya no esta en la cama y esta se encuentra organizada.
No me toma mucho vestirme y maquillarme, agarró mi bolso y voy a la cocina por fruta.
- El desayuno de los dos ya esta listo.
Oh si, Theo ahora cocina y como buen doctor vive al tanto de mis vitaminas y mi alimentación.
Es un amor completo pero llega a ser agobiante en ciertos momentos y eso que sólo van unas semanas.
- ¿Y el tuyo? -veo sólo un plato lleno de hotcakes en la mesa y una taza con café
- Yo ya comí, tu disfruta. Me quedo delicioso.
Se retira de la cocina y llevó el plato a la sala mientras enciendo la televisión para ver algo antes de irme. Cambio un par de canales y revisó la hora, aún me queda bastante tiempo así que como tranquila.
- ¿Algo interesante? -la voz de Theo me asusta un poco
- ¿No te estabas bañando?
- Si, ¿no ves mi toalla o es más fácil si me la quitó?
-Tranquilo, deja así.
- Mala, arruinas la diversión.
Término mi desayuno, lavó los trastes y voy por mis vitaminas al cuarto.
(...)
- Llega temprano, almuerza y ten cuidado ¿ok?
- Entendido papá. -le quitó mi bolso de las manos a Theo
- Sólo quiero que estés bien -me agarra de la cintura y me roba un beso. - Las amo demasiado así que debes cuidarte, tonta.
- Yo también te amo y tu también cuidate.
Recibo otro beso.
- Vete rápido, no me hagas las cosas difíciles.
Me sentía como esa niña pequeña en su primer día de clases y la cual es justamente llevada por su querido padre.
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5/08/2018
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Por Tu Sonrisa ©
RomanceNadie en el Instituto ha visto a Theo reír o tan siquiera mostrar una sonrisa de cortesía. El problema es que ella se enamoró de Theo. De su frialdad, de su mirada intensa, de su voz. Pero el tan siquiera le ha dirigido la palabra. Christine quiere...