Capítulo 6

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Ya habíamos entregado el trabajo ayer, luego de entregarlo el maestro nos dio otra hoja en la que se explicaba el nuevo, que consiste en que debemos conocer un poco de nosotros, y deberemos apuntar nuestras diferencias y similitudes, que si tenemos la misma cantidad de hermanos, gustos musicales, literarios y etcétera.

Hoy iríamos a su casa a realizar otro trabajo que nos dejaron juntos, sobre la segunda guerra mundial y de paso conocería a su familia.

— Hola. —saluda Theo y le sonrió. — Manuel. —saluda a mi hermano y este le responde el saludo, luego salimos de casa y afuera hay otra camioneta, esta vez negra y al lado de ella hay un señor de unos cuarenta y tanto.

El señor me habré la puerta de la camioneta y se lo agradezco.

— Alois, puedes llevarnos a casa. —dice Theo y este asiente

En la camioneta hay un profundo silencio, con Theo pudimos arreglar nuestras diferencias y llevando el récord de cinco días sin pelear.

— ¿Por qué nunca conduces? —pregunto

Sus ojos se clavan en los míos y no puedo descifrar qué es lo que reflejan los suyos.

— Es algo personal. —responde seco

— ¿Es algo grave? —sus ojos reflejan algo de asombro y lo tomo como un si

— Es algo de lo que no quiero hablar y tampoco te incumbe.

Trago saliva un poco asustada por la forma en que lo dijo.

Un par de minutos más en la camioneta y está se detiene, el conductor baja y me abre amablemente la puerta del auto.

La casa es de un tamaño gigante, Theo me guía dentro de la casa y está decorada de una forma muy sofisticada.

— ¡Theo! —grita una chica de unos dieciséis años y le da un beso en la mejilla

— ¿Y tú eres? —pregunta la chica con una sonrisa

— Christine. —digo y la chica se gira hacia Theo con una sonrisa

— ¡Eres la novia de Theo! —grita feliz y en un movimiento rápido me da un abrazo.

'Qué más quisiera'

En unos segundos llegan dos chicos más, y estos también me dan un abrazo.

— Eres muy linda, le agradaras a papá y mamá. —sigue hablando la chica

— Sophia. —dice Theo molestó y la chica se gira hacia él. — Es una compañera del Instituto. —aclara y del rostro de la chica se esfuma la emoción

— Oh. —dice desanimada. — Mucho gusto mi nombre es Sophia Baermann, la hermana menor de Theo. Me disculpo por mi locura de antes, me emocioné. —dice apenada y yo le sonrió

— Tranquila no sucede nada. —digo y ella me sonríe

— Tenemos que hacer un trabajo. —dice Theo y Sophia lo ve con asombro

— Es viernes, pueden hacerlo en unos minutos. Deja que la presente. —dice la chica llevándome hasta donde se encuentran los otros dos chicos, uno es más alto que Sophia y aparenta los diecisiete años, el otro es más pequeño y luce de unos doce o trece años.

— Adam Baermann, me disculpo por mi gemela. —dice el chico mayor

No sabía que Theo tuviera hermanos, pero él no se parece a ninguno de los otros chicos.

— Christine Kurtz, y no ha pasado nada. Tranquilos.

— Andre Baermann. —dice el pequeño. — Lastima que no eres la novia de Theo.

Theo gruñe algo y los otros tres sólo ruedan los ojos.

— Respira ogro. —dicen los tres al mismo tiempo y se me escapa una risa

— Christine el trabajo. —dice Theo

Me despido de los chicos y Theo me lleva hacia una gran biblioteca que hay en su casa, hay miles de libros y puedo asegurar que este lugar sería la perdición de cualquier lector.

Saco el portátil de mi bolso, y Theo se sienta en el escritorio que hay en l biblioteca.

— Puedes poner tus cosas donde quieres, ya regresó. —dice para salir

En una sola pared hay fotografías enmarcadas, veo una en la que está Theo con sus hermanos, todos con una gran sonrisa. En otras están con otros niños y en otras hay unos adultos. Hay una con Theo, Thomas y una chica, su rostro se me hace familiar.

— Christine. —dice frío al verme al lado de la foto. — El trabajo. —dice mostrándome un libro. — Tu extrae toda la información que nos sirva de estos libros —me da unos cinco. — Yo leeré estos.

(...)

Cuatro horas leyendo libros y me encontraba exhausta, a eso de las dos de la tarde tomamos una merienda y ahora me lamentaba no haber aceptado el otro café que me ofreció la nana de Theo.

Bostezo inconscientemente y Theo levanta la vista de uno de los libros.

— Dejemos hasta aquí, mañana podremos terminar todo. —dice tranquilo

Lo veo asombrada ya que el siempre insistía en terminar todo en un día.

Salimos de la biblioteca y los chicos están sentados en los sofás del living jugando videojuegos.

La puerta se abre y entra una señora y al lado suyo esta un señor, ambos muy atractivos y elegantes.

— Tu eres la chica. —dice la señora feliz. — Yo soy Emma y él es mi esposo Alexander. —dice para luego ofrecerme su mano

La recibo un poco nerviosa de tener tantos ojos posados en mí.

— ¿Te quedas a comer? —pregunta el señor, es casi la representación de Theo a diferencia de el tono de verde de sus ojos

— No, debo ir a mi casa. Fue un placer conocerlos. —digo y la señora niega

— Te invitamos. Quédate, mis hijos me contaron maravillas de ti y estoy interesada en conocerte. —dice la señora y creo que me encuentro sonrojada

— Quédate. —dicen los otros chicos

Terminó aceptando y ahora me encontraba en la mesa con todos los Baermann.

La señora era muy amable y comenzó a hablarme sobre sus hijos, Adam y Sophia los gemelos de dieciséis años y el menor de todos Andre con once años. El señor por otro lado casi no hablaba, pero no dejaba de ver con amor a su esposa mientras hablaba.

Comenzaron a contarme cosas de Theo, según la señora y sus hermanos él siempre ha sido un poco amargado y con los años se volvió peor.

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19/01/17





Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora