Capitulo 26

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Al despertarme lo primero que recibí fue un mensaje de Theo.

"nos vemos en una hora en la playa, te amo"

Solo me basto con mirar la fecha y me sentí el ser más horrible de este mundo, cumplíamos 9 meses y tan siquiera lo recordaba. Él siempre se esmeraba mucho y ayer cuando me pregunto por este día yo no me percate, me sentía culpable.

Piensa Christine, tienes una hora y puedes ir a alguna biblioteca y comprarle algo que le guste, una edición de su saga.

Eso no estará tan mal ¿no?

Me visto rápido y tomo un taxi, era lo más confiable para llegar a la biblioteca o definitivamente terminaría perdida y realmente tiempo era algo con lo que no contaba ahora. En el camino pienso en todos los autores favoritos de Theo, las sagas, los libros de historia. Joder él tiene una gran obsesión con las guerras a través de la historia.



No me demoro mucho en conseguir el libro correcto, según el hombre que me atendió había salido hace poco y sería perfecto para Theo.

Reviso la hora y ya no me quedaba tiempo pero sería más fácil disculparme por llegar un poco tarde a disculparme por no recordar el día y no darle nada, aunque no era necesario según él.

Pido otro taxi y recibo una llamada de Theo

- Christine ¿no piensas llegar? –su voz mostraba cierto enojo

- Lo hare, lo hare. Solo tuve un pequeño inconveniente.

- ¿Estás bien? no estas enferma ¿cierto?

- Para nada, solo es algo pequeño. Prometo que no tardare más de media hora, te amo.

- Okey, te estaré esperando Chris.



No quería que Theo se enojara y mucho menos quería dañar el día.

- ¿tardaremos mucho? –le digo al chofer y el asiente

- Vendrían algunos políticos hoy a una cumbre y por eso es el tráfico. Aunque tranquilícese, ya los autos están empezando a avanzar y pronto llegaremos. –el señor regordete sonríe y me siento tranquila por primera vez en toda la mañana.

Como dijo el señor no tardamos mucho en el tráfico y para calmarme prefiero observar las calles.



Unas tres camiones totalmente negras y pasan por nuestro lado, se detienen por un segundo y nos hombres se bajan de la primera. Todos lucían trajes negros y empiezan a disparar a la segunda camioneta. Otros hombres tratan de detenerlos y los disparos vienen y van de todos lados.

El caos, gritos de horror y algunas personas en el piso son lo que veo.

Yo estaba en shock y un dolor en mi vientre empieza a agudizarse poco a poco, estaba herida y tenía mucho miedo. Ver sangre no es algo a lo que reacciono muy bien.

Quería gritar y pedir ayuda pero no me sentía con fuerzas y las palabras ni siquiera se formulaban en mi boca.

Me deje abrazar por el miedo y como una niña pequeña solo llore.







THEO.

Christine había dicho que no tardaría mucho y ya tenía casi hora y media esperándola, había hablado con el personal del hotel y ninguno tenía respuesta a donde se encontraba ella

Solo la habían visto salir y no contestaba mis llamadas. Me tenía preocupado y no sabía en que otro lugar buscarla, ella no conoce la ciudad y se fue sola.

Tenía que ser terca y mensa.

Mi celular empieza a sonar y contesto rápido. Lo más seguro es que fuera Chris, de seguro su celular se descargó y está en alguna cafetería donde pidió un celular prestado.

- ¿Christine?

- No, ¿es usted pariente de la señorita Christine Kurtz?

Mi estúpida y pequeña esperanza se fue al suelo al escuchar la voz de otra mujer y la pregunta.

El miedo se apodero de mí al instante y desee que solo fuera un mal sueño, una de mis típicas pesadillas.

- Si ¿Qué sucede con ella? ¿Dónde está? ¡dígame donde esta ella!

- Señor cálmese, ella está en el hospital y necesitamos que usted esta acá.

Mi corazón se aceleró rápidamente y volví a sentir miedo.

No quiero perderla, no a ella.



(...)



Christine ya había sido atendida y su estado no era del todo bueno.

Mensa...

¿Por qué no corrió? No trato de protegerse. Solo daba gracias porque la mayoría de esos hombres habían muerto. La ciudad estaba paralizada por el hecho.

Me habían dado algunas de sus pertenencias, su típico bolso con su cartera y su celular junto con una bolsa de regalo donde había un libro nuevo, no fue difícil deducir para que era. Christine era muy olvidadiza y me disgustaba que olvidara nuestro día pero hubiera preferido mil veces que hubiera llegado como si nada al desayuno a que terminara lastimada gracias a todo ese caos.

La herida más preocupante era la perforación en su pulmón derecho y en su vientre, el resto eran pequeñas laceraciones causadas por la bomba que estaba a unos metros de ella y donde murieron más.

Malditos bastardos no se conformaron con disparar a gente inocente sino que arrasaron con muchas más con los explosivos.

Verla tan vulnerable era lo que más me lastimaba, acostumbraba verla sonriendo y haciéndome bromas. Aunque fueran irritantes, aunque me sacara de mis casillas tantas veces era el amor de vida y nunca querría perderla.

Con ella había vuelto a amar, por ella era capaz de soportar muchas cosas.

Solo por su sonrisa.

- No te puedes ir, ¿ok? Aun debes seguir conmigo. Aun debemos hacer muchas cosas y sobre todo debo hacerte muy feliz. –le doy un beso en su mejilla

Un doctor entra y me separo de ella, quería que estuviera bien y me daba mucho miedo lo que el doctor me dijera.

(...)

Un pequeño coma inducido...

Me estaba sintiendo peor que cuando ocurrió lo de Grace, solo deseaba ser el que estuviera en esa cama y no ella.

Los padres de Christine habían pedido un traslado para Alemania pero debido a su estado el doctor encargado se negó hasta que no pasara las primeras cuarenta y ocho horas críticas.

Hablar con mi mamá era un poco confortante, me prometió que estaría en Sídney lo más pronto posible con los padres de Christine, de los cuales ya me esperaba los peores insultos y me los merecía.

Nunca debí dejarla sola, debí protegerla.

Estaba empezando a odiarme otra vez y sintiéndome impotente, primero fue Grace y ahora Chris. No pude proteger correctamente a ninguna y me despreciaba por eso.

Te amo Christine y prometo que nunca dejare que nadie te lastime.

Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora