Capítulo 7

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— Adiós. —me despido de Theo y entró a mi casa

Astrid está sentada en el sofá y su rostro es de asombro.

— T- Theo te dio un abrazo. —dice asombrada y asiento con una sonrisa. — Cuéntamelo todo y todo es todo. No omitas nada. —dice emocionada, me hace un espacio en el sofá

Le cuento todo, desde las cuatro horas leyendo hasta la cena con los Baermann que son unas grandes personas, la señora es muy alegre al igual que sus hijos. El señor luego de un tiempo en el que no hablo me pregunto sobre que deseaba para mi futuro, y les terminé hablando de mi amor por la cocina.

— Una familia grande, describe a los hermanos. —dice más como un orden y río

— Los gemelos ambos castaños, el chico con los ojos verdes y la chica de ojos azules. Y el menor castaño con ojos azules. —digo y ella me sonríe

— ¿Y con Theo?

— Todo bien, no hemos peleado. Sólo se mostró enojado cuando estaba viendo unas fotografías en las que estaba el con Thomas y una chica. —digo y ella se queda pensando

— Thomas no me ha hablado de ninguna chica. Luego le preguntó. —dice lo último más para sí misma

Ella con Thomas ya tenían un par de semanas de estar saliendo y haciendo una hermosa pareja.

Hablamos por unos minutos más y luego vemos un par de películas.

(...)

— Y con esto terminamos el trabajo. —digo guardándolo en el computador y luego hago una copia de seguridad.

Había llegado a las tres de la tarde a la casa de los Baermann y luego de dos horas lo habíamos podido terminar, a diferencia de que está vez no trabajamos en la biblioteca sino en el jardín.

— ¡Theo! —grita Sophia

Este se dirige hacia la casa y camino de detrás de él, llegamos a la cocina y los tres chicos tienen sobre ellos algo que a simple vista luce viscoso, es de un color rosado y me causa mucha gracia la cara de los gemelos al ver a Theo molesto.

— ¿Qué hicieron? ¿Qué es esto? —señala el líquido que está regado por toda la mesa

— Esto tiene explicación, queríamos hacer unos batidos para los dos y Andre oprimió el botón de la licuadora sin la tapa. —dice Adam

Los tres terminan limpiando todo el desastre a regañadientes.

Los chicos comienzan a hablar de diferentes cosas y me invitan a ver una película con ellos, la estaban escogiendo con Theo, ya habíamos preparado unas palomitas y los chicos habían sacado unos refrescos.

Mientras yo me senté en uno de los sofás y al lado hay una mesa con portarretratos, en una de las fotos está Theo con la chica de la fotografía de ayer con unos uniformes escolares.

— Niños tontos. —dice Theo

— Sólo son dos años de diferencia. —dicen los gemelos ofendidos

— Tienes dieciocho. —afirmo asombrada

— Aún no los he cumplido. —aclara

Él había entrado hace dos años al Instituto y su cara no reflejaba tener más edad es más incluso podría decir que tiene menos.

— ¿Sucede algo?

— Significa que perdiste un año, ¿Por qué?

Todos los presentes se giran a ver con asombro y en los ojos de Theo, se vuelve a reflejar enojo.

— Malas calificaciones. —dice a secas y ahora tengo más dudas

Él es casi un genio en la clase y me está diciendo que tuvo malas calificaciones.

— ¿Por eso cambiaste de colegio? —señalo la fotografía

La mayoría de Institutos no tienen uniformes.

— Si exacto, a Theo le iba muy mal y decidió iniciar de cero en otro lugar. — habla Adam antes de que Theo me pueda responder y todos afirman las palabras de este

A las siete de la noche mi mamá me llama y mi pide volver a casa, el motivo según ella mi progenitor está en casa y quiere hablar conmigo.

Me despido de los chicos y entró en el auto que había venido, un maravilloso día acabado por la presencia de un imbécil.

Theo.

Hoy había sido un día agotador, en la mañana había ido a visitar a Grace, en la tarde termine el trabajo con Christine y ahora en la noche me he tenido que aguantar los gritos y chillidos de Sophia diciéndole a Mamá y Papá que estaba saliendo con Christine, cosa que nunca sucedería, ahora me agrada más que antes pero sólo es una buena compañera de estudios.

Me veo en el espejo y las cicatrices que tengo en la espalda me recuerdan a ese día, me pongo la camisa antes de que los recuerdos lleguen a mi mente como torbellinos.

Escucho un golpe en la puerta y me giro encontrándose con mi mamá sonriendo.

— Theo ¿podemos hablar? —dice mamá parada en la puerta

Le pido que siga y se sienta en la cama conmigo,

— Es una chica muy linda. —dice y ya sé que se refiere a Christine. — No te enojes solo te estoy haciendo un comentario, a los chicos les agradó bastante. Me haría muy feliz que volvieras a hacer amigos, una gran opción sería ella.

— Mamá, sólo me importa terminar el Instituto. —digo y ella me sonríe

— ¿Y ella? ¿Ella ya no te importa? —pregunta y niego

Ella me importa.

— Entonces date una oportunidad por ella, vive por ambos, disfruta como si ella estuviera contigo. —dice poniendo una mano en mi hombro

Odio cuando hacen eso, sólo lo hacen demostrándome lástima.

— Mamá. —digo en advertencia

Mamá sabe más que nadie que no soporto que saquen el tema de Grace.

— Duerme cariño, pero piensa bien de lo que te hable. —dice levantándose para irse

Me levanto detrás de ella y le doy un abrazo.

— Te quiero. —le digo y ella me ve con una sonrisa

— Yo también te quiero hijo. Ahora duerme.

Me da otro abrazo y desaparece en el pasillo.

Me meto en la cama y tomo mi teléfono, veo el fondo de pantalla y sonrió al ver la foto de ella sonriendo mientras toma un poco de helado. Era increíble como unos minutos habían logrado quitarme a la chica de mi vida, a mi compañera, a la mujer que lo era todo.

Pero tal vez debo hacerle caso a Mamá, debería vivir por ambos.

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20/01/17

Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora