Capítulo 24

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— ¡Theo! Detente por favor. —dije con notorio cansancio

— ¿Que tienes? —respondió analizandome con la mirada de pies a cabeza

— Estoy cansada ¿no es obvio?

— ¿Estas cansada? ¿De qué? —cuestionó mientras su cabeza se ladeaba, dicho acto me hubiera parecido tierno si no me encontrará molesta con Theo

Sentí la sangre subir a mis mejillas de la  furia ¿como podía ser tan poco considerado conmigo?

— Pon tu mano. —le dije y luego de unos segundos, confundido siguió mi orden. Recibió un golpe en su mano y no recibí mueca alguna de dolor como me lo esperaba. — ¡Agh! —me quejé aún más frustrada

— ¿Que tienes? ¿Por qué me golpeas? ¿Acaso tienes hambre? —dice desconcertado retrocediendo unos pasos

— ¡Idiota! ¡Me has hecho caminar por toda Berlín asi! —le grito mientras señaló mis zapatos

Obviamente caminar con tacones por tanto tiempo no era cómodo, pies se encuentran lastimados y el dolor me había puesto de mal humor.

En su boca se formó una gran O y no obtuve ni una disculpa.

Me volteé molesta dispuesta a irme del lugar pero su mano tomando mi antebrazo me impidió dar otro paso.

— ¿A donde piensas ir? Ni siquiera hemos hecho lo que yo planeé, no puedes irte aún.

Esta "cita" o lo que fuera no había estado para nada planeada. Ni siquiera tenía planeado verme con Theo hoy, se suponía que hoy era una tarde de chicas, lo que implicaba sólo la presencia de Astrid y todo eso había cambiado cuando nos cruzamos en una cafetería con Thomas y Theo, desde ese momento me volví invisible para mi mejor amiga y tras comer unos panecillos con los chicos, Theo y yo quedamos abandonados en la cafetería por la pareja feliz.

Amablemente Theo se ofreció a pasar la tarde conmigo y después de todo no maldecía tanto a los otros dos, la tarde había sido tranquila con una pequeña visita al área de videojuegos del centro comercial más cercano y luego me invitó a dar este grandioso -nótese el sarcasmo- paseo del cual me estaba arrepintiendo.

— Estas loco si crees que voy a caminar contigo por más tiempo. Podríamos tomar un taxi volver a casa y otro día con más calma volver ¿no te parece?

— No... ¿y si te doy mis zapatos? —dijo como sugerencia

No era mala idea pero no podría permitir que él caminará descalzo por las calles.

— Agradezco tu oferta pero no.

— ¡Te voy a cargar! Esa es una mejor idea, así no te cansarás más y no te lastimaras tus pies. — se agachó lo suficiente para que yo me pudiera subir a él. — ¿que esperas? Hazlo antes de que el enojado sea yo.

...

Llevaba unos 10 minutos siendo cargada por Theo y ya nos habíamos robado la atención de varias de las parejas que se pasean por las calles a los lados del río Spree.

— ¿Ya casi llegaremos?

Se detiene ante mi pregunta.

— Falta poco. ¿Por?

— Curiosidad.

El castaño reanudó su paso y prontamente volvió a reinar el silencio, que no me agradaba.

— Oye Theo ¿a que te referías cuando dijiste que no habías hecho lo que tú planeaste?  —digo mientras reclinó mi cabeza sobre su hombro

— E- eh... Es una sorpresa. —dijo tan rápido como pudo

Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora