Capítulo 3

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Terminó de cepillarse el cabello y me doy un vistazo en el espejo, la ropa es cómoda y sé que me va a abrigar con el frío que está haciendo afuera.

Tomo mi bolso en el que llevo mi teléfono, la cartera y un poco de maquillaje.

Salgo hacia la habitación de Astrid y la encuentro haciéndose un recogido con trenzas, tiene un jean al igual que yo con la diferencia que el de ella es negro y el resto de su atuendo es un jersey y un abrigo.

— Yo te ayudo. —digo ayudándole a hacer el peinado y terminamos en pocos minutos

Ella busca su bolso y antes de salir de la habitación corre a buscar su collar de la suerte, bajamos las escaleras, me acerco a la puerta para abrirla e irnos, pero Astrid me detiene.

— Thomas ahora viene con su amigo. —dice Astrid

— ¿Y quién es el amigo? —pregunto y ella se encoje de hombros

— No sé sólo ha dicho que es amargado a morir. —dice con una sonrisa

Nos sentamos en la sala a esperar mientras vemos televisión con mi hermano.

(...)

Suena el timbre de la casa y Astrid casi corre a abrir, pero mi hermano se le adelanta.

— ¿A quién buscan? —pregunta sería tratando de impartir miedo cosa que no se le da

— Busco ha Astrid y su amiga. —dice Thomas y mi hermano los deja pasar, saluda de un beso en la mejilla a Astrid y yo solo le tiendo la mano.

— Vamos. —dice y nosotras salimos detrás de él

— Adiós. —decimos Astrid y yo

Afuera hay una camioneta gris oscuro y al lado de ella está un chico de espaldas, se da la vuelta y para mi sorpresa es Theo Baermann.

— Hola. —dice sin la mínima emoción

Tiene un jean oscuro y una camiseta azul que le lucen muy bien.

Al entrar en la camioneta nosotras, los chicos se suben en la parte delantera y lo primero que hace Theo es ponerse el cinturón de seguridad, sus manos tiemblan al hacerlo y creo por un segundo que él tiene miedo de algo.

— Esta nevando. —comenta Astrid

— Lo habitual, no mucho. —dice Thomas restándole importancia y ella concuerda con él

Un par de minutos más en el auto y ahora nos encontrábamos en el cine.

— ¿Qué película quieres ver? —pregunta Thomas a Astrid y ambos se ponen a mirar las opciones, serán la pareja perfecta, el uno para el otro.

Por otro lado, Theo está parado como una estatua al lado mío y no ha hablado desde que nos saludó, su rostro no refleja ninguna emoción y eso me asusta un poco.

— ¿Te gusta la lectura?

'No que va, todos los días con un libro nuevo y detesta la lectura'

Que pregunta tan estúpida, pero de alguna forma debía lograr que hablará.

Presta su atención en mí y asiente, ni siquiera logre que hablará, hacer una mala pregunta para no obtener una respuesta que vergüenza.

— ¿Cuál es tu género favorito? —pregunto

— Suspenso. —dice, definitivamente leer tanto suspenso le hacía daño. — ¿Y el tuyo?

— Romance. —digo y escucho como dice un nombre de chica

'Grace' maravilloso ahora de seguro tiene novia o a lo mejor es alguna amiga o un familiar.

(...)

Las parejas de tórtolos se decidieron por una película de romance, la cual no estuvo tan mal para mi gusto ya todo era tan cliché hoy en día que se volvía agotador ver lo mismo siempre.

Terminamos comprando unos helados, ya la pareja estaba muy acaramelada y sentí un poco de pena por estar al lado de ellos viendo cómo se devoraban con la mirada.

— Vamos. —dice Theo y lo sigo hasta la heladería

La saca su billetera y le pide a la señora que tiende la heladería.

— Uno de café para mí y para ella...

— Fresa. —digo y la señora toma el pedido

Se nos entrega el pedido y Theo camina hacia otra mesa, lo sigo y el me indica que me siente en uno de los asientos, él se ubica enfrente mío y comemos nuestros helados en silencio.

— ¿Por qué eres tan frío? —pregunto y sus ojos reflejan enojo por un segundo y me arrepiento de haber preguntado eso

— Es algo personal. —contesta y sólo asiento. — ¿Por qué te querías sentar conmigo en clase?

— Yo... yo...

Me debato mentalmente entre decirle las cosas como son o inventarse una excusa tonta.

— ¿Tu qué? —pregunta y trago saliva nerviosa

Cualquier chica habría inventado alguna tontería, pero no yo, soy directa y le diré la verdad no es como si hubiera querido hacer algo más con él, sólo quería hablarle y eso no es nada malo.

— Yo quería hablar contigo. —digo directamente

Siempre he sido directa y con él, con el todo se complica.

— ¿Conmigo? No soy para nada interesante. —dice

Era muy callado, siempre estaba con un libro y sus auriculares, la única forma de que hablará en clase era que el maestro se lo pidiera y muchos decían que él tenía un problema que sólo unos pocos sabían, pero no se atrevían a decir por miedo ¿a qué? Aún no lo he descubierto, pero eso ya lo hacía a mi vista alguien muy interesante.

— Eres misterioso, eso te hace muy interesante a la vista de cualquiera. —digo

El niega y por un pequeño segundo logro ver cómo casi sus labios se curvan, pero vuelve a su compostura seria.

— Para nada soy misterioso. —dice y yo niego

Están testarudo pero lo único bueno de eso es que podemos hablar.

— Lo eres y bastante. —digo y el niega rotundamente

Y así fue como logre sacarle tema de conversación a Theo Baermann, casi peleamos por su negación sobre que él es misterioso y mi insistencia porque si lo es, pero logramos mantener una buena plática.

Pudo mantener la primera conversación larga con él y eso para mí fue un gran logro, ahora sólo falta que lo logré hacer reír y que logré llamar su atención, ¿cómo? Aún no lo sé, pero ya encontraré la loca forma de hacerlo.

▪▪▪✖
En multimedia Astrid y Thomas.
¿Que tal Theo?

16/01/17

Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora