Capítulo 33

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Toda la noche la pasé en vela, tenía miedo de que Ethan entrará y me hiciera algo, también estaba el hecho de que trate de buscar un salida de este lugar. Todo parecía bien preparado, era sin dudar un sótano con algunas remodelaciones.

Había un baño, lo básico y esencial. El lavamanos, un espejo en la pared con un botiquín de fondo, una ducha y el retrete. Una cama medianamente grande de madera, las sábanas por lo menos lograban apasiguar el frío del lugar y un closet con algo de ropa de mujer en mi talla.

Lo sé, todo daba miedo. Ahora imagina pasar una noche con esa intriga, el miedo ya no era tanto por mi, soy conciente de que puedo superar cualquier cosa pero mi bebé, el es completamente inocente y me odiaria si le llegará a suceder algo.

- Déjame ir. Por favor, Ethan.

- No, amor. Ya te dije que estás bien a mi lado ¿Acaso no lo comprendes? Yo sí te amo, te voy a cuidar a ti y a ese niño. Todo saldrá bien, solo debes colaborar. Entiende que aquí tendrás todo lo necesario y serás feliz, todo estará bien amor.

- ¡Deja de llamarme amor! Lo odio y ¿colaborar? Joder, ya te dije que estás loco ¡L O C O! ¿Acaso no comprendes tú? ¿Es tan difícil? Tenerme en contra de mi jodida voluntad no está bien...

- Ya te dije que dejaras de llamarme loco, estúpida. -la presión de su mano en mi cuello me quitaba el aire y me provocaba miedo, más miedo del que ya tenía pero no quería demostrar.

- Su- suéltame. Me lastimas. -trate de sonar un poco más amable, tenía miedo por mi bebé.

- Lo siento, perdóname. No fue a propósito ¿Sabes que te amo? Perdóname

Apenas quita su mano me masajeo un poco la zona.

- ¿Quieres comer? Te prepare algo, estoy seguro de que te gustará.

Quería decirle que no y si fuera posible tirarle eso en su rostro pero debía comer, por mi bebé, así que solo me limité a asentir y esperar a que bajara con la comida.

Theo.

Había perdido la cuenta de las veces que llame a Christine y mis llamadas solo pasaban al buzón de mensajes.

- Amor ¿Podrías contestarme o tan siquiera mandar un mensaje? Te extraño mucho y quiero saber que por lo menos estás bien. Te amo Christine.

Mi día había sido una basura completa, había logrado obtener unos días de descanso para mi único y tan anhelado plan de pasar más tiempo con Christine, la extrañaba mucho y lamentaba el dejarla tan sola tantas veces a causa de mi trabajo.

Estoy seguro de que hablara con mi antiguo yo y le dijera que me enamoraría tan perdidamente de alguien que no es Grace me asesinaría con su mirada. Quien lo diría ¿no? El amor realmente te cambia, para bien o para mal, en mi caso el primero. Christine se robó mi corazón, de una forma que considere imposible pero que me llena de mucha alegría, me ayudó a sobrellevar mi pasado y a darle un sentido a mí futuro, ella es mi salvadora, esa chica que tanto peleó por ver mi sonrisa. Esa mujer que se ha convertido en la fuente de mis sonrisas, ella, la única que logró que aceptara su mano cuando estaba hundido en ese pozo de tristeza, amargura, odio, miedo, rencor, entre otras cosas malas.

Christine: Estoy bien, no te preocupes.

...

- Astrid ¿segura que tú no sabes dónde puede estar?

-  A ver, dime ¿por qué mentiría?

-  lo siento, solo estoy preocupado. No he sabido de ella y su teléfono está apagado, en la universidad no hay nada, solo una cámara la grabo sentada al lado de un tipo y su maldito rostro se ve borroso.

-  cálmate, tenemos que estar al pendiente. A lo mejor llama o no se, manda un mensaje así como hace unos días. -dice Thomas

- Voy a seguir buscandola.
 

(...)

- Hijo... ¿Qué esperabas para decirnos? Mi pobre bebé, ¿estás bien? Alexander, habla con tus amigos, que busquen a Christine por toda la ciudad.

- No estoy bien, solo quiero tenerla aquí. La extraño, me preocupa que le pase algo a ella y a nuestro hijo, y quiero matar al bastardo que se la llevo.

Quería volverlo pedazos... No quiero perderla a ella, la voy a encontrar y la voy a cuidar como nunca.

- Alexander... -la voz de mamá me calma un poco y el ver a papá tan sumiso a ella hubiera hecho que me riera y burlara de él  pero aún así la preocupación no me lo permitia.

Christine.

- Cállate, me tienes estresado con tus gritos y el ruido que estás haciendo. -la voz de Ethan se escucha un poco terrorífica.

Al inicio si le tenía mucho miedo, sus reacciones pasivas y violentas me daban escalofríos, no sabía en qué momento estallaría pero si algo había aprendido de él en estos días era que por más que explotará su reacciones no pasaban de los gritos y el tomarme duro de los hombros, al instante se sentía mal y trataba de adularme y consentirme como medio de compensación.

- Ethan, por favor necesito tu ayuda. -mi voz sonaba un poco desgarrada, soy consciente de que eso haría que bajara.

- Amor. -lo odio, podía tolerar cualquier cosa de parte de él pero que me dijera amor era algo asqueroso. - ¿Qué tienes? ¿Estás mal?

- El bebé, me duele mucho.

Si, si, ese era mi plan, tengo que hacer que me saque de aquí, pedirle ayuda a alguien y alejarme de este psicópata.

- ¿No has tomado tus vitaminas? Voy a llamar a un médico para que venga. - Ethan se aleja un poco y saca su celular

- Ethan por favor, necesito ir a un hospital. Te voy a odiar si le pasa algo a mi hijo.

- Cálmate, yo te llevaré pero más vale que te comportes.

(...)

- Señor por favor llene el formulario en lo que nosotros atendemos a su esposa, estará en buenas manos. -dice la enfermera con algo de estrés, Ethan había sido muy grosero con ella.

Se acerca a mi oido y susurra. - Comportate si no quieres que yo mismo mate a tu bastardo. -

Sentía algo de miedo pero me había arriesgado mucho hasta ahora, había fingido mucho y ¿qué sería fingir algo de sumisión?


N/A
2/04/2019

N/A2/04/2019

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Por Tu Sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora