Capitulo 29.

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Recordar el pasado de Jack Roswell siempre había sido difícil para mí, cada vez que lo hacía no podía evitar imaginarme a un niño de pelo rubio oscuro llorando en algún lugar solitario. Me rompía el corazón siempre que venía a mi cabeza, pero así era y seria por toda la vida. No podía solo cambiar el pasado por más que quisiese, como él había mencionado una vez; ni él podía borrar lo que ocasionaba mi dolor ni yo el de él, pero podíamos aliviarlo estando juntos en esos momentos.

Y así fue por muchos años, nos volvimos nuestros refugios.

Jack siempre fue adinerado, lo que las personas normales llamaríamos nacer en una cuna de oro. Pero él desde el primer momento que lo conocí siempre fue único y bondadoso.

De no ser por la ropa cara y la elegancia en su forma de hablar y moverse no me habría dado cuenta de que era un niño millonario. El tiene muchas virtudes pero la más grande era el amor y la empatía que tenía por las personas.

Él es una buena persona, demasiado para este mundo.

No era difícil quererlo, incluso podría decir que siempre querrías buscar su presencia alrededor. Era de esas personas que desprenden luz y sentirte querida no era complicado con él. Él no tenía enredos en decirlo, en demostrarlo. No hacía falta pedírselo por que antes de tu siquiera pensarlo, él ya te estaba demostrando con acciones.

Lo único que dañaba esa felicidad en su rostro y daba sombra en su luz era su infancia, la tragedia que llevo a su familia al dolor. Lo que marco su niñez y le ocasiono una herida profunda en el corazón que por más que me esforzara no podía cerrar.

La señora Flatless una vez menciono que los amigos, la familia o quienes nos rodearan no estábamos hechos para arreglar a otras personas. Claro que era esencial dar comprensión y amor para acompañarlos en el proceso de sanación, pero que el principal paso era aceptar que se necesitaba ayuda para que un profesional nos diera las herramientas necesarias para avanzar en ese largo proceso. Eso no lo supe hasta que llegue a esta ciudad, era demasiado tarde para mi niña adolecente entender por qué nunca había logrado salvar de todo ese dolor a mi mejor amigo.

Jack nunca asistió a un psicólogo aunque muchas veces me acompaño hasta la puerta del mío en el pueblo de mis padres. No sabía en ese momento que el también necesitaba de uno.

Cuando Jack tenía ocho años su madre falleció en un accidente automovilístico, él iba con ella. Venían de la ciudad vecina al pueblo, menciono cuando me lo contaba que lo único que recuerda fue una luz grande antes de mucho ruido y gritos. Para cuando abrió los ojos estaba en el hospital, no fue hasta que le dieron de alta que su nana-la señora encargada de cuidarlo-le conto lo que había ocurrido con su madre. Su padre nunca apareció en los días que estuvo internado y tampoco cuando fue dado de alta. Una semana después lo encontró en la cocina buscando una botella de licor en uno de los estantes desesperado, el solo iba por agua y lo que encontró fue el limón que escocia la herida de la ausencia de su progenitora. Su padre le recrimino haber sobrevivido a aquel accidente solo el, incluso culparlo de quizás haberse llevado toda la suerte con él y no darle a su madre un poco.

Su padre Fercho Roswell no asistió a ningún evento de su hijo después de ese acontecimiento, no estuvo en ningún cumpleaños siguiente y no aparecía en su propia casa hasta meses después. Jack creció con su nana, ella se hizo cargo de el como una madre todo ese tiempo. Hasta que lo conocí yo, hasta que ambos nos vimos a los ojos y nos dijimos todo el dolor que cargábamos.

Conectamos al instante.

Mi familia siempre estuvo en sus momentos importantes, siempre paso las fiestas, las comidas y los cumpleaños con nosotros. De haber sido posible estaba segura que lo habrían adoptado. Pero él era importante ante la sociedad, el hecho de que su padre permitiera que estuviéramos a su alrededor ya era un milagro que no me arriesgaría a perderlo. Nos graduamos juntos de la preparatoria y nos apoyamos en todo durante más de 13 años, aunque los últimos cinco estuviéramos en diferentes países gracias a que Fercho Roswell evitara que viajara conmigo a estudiar la universidad en otra ciudad. Lo envió  el reino unido a un internado de elite, no supe mucho de el más que en dos ocasiones.

Inesperado.(#1SagaAnderson) (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora