Dulce Hogar

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*Una semana después*

Después de pasar casi un mes en el hospital, llegó el día en que darían de alta, con la condición de seguir las instrucciones del doctor. Permanecer en reposo y tomar lo que el doctor me recetara, y Leon tenía que asegurarse de que así sería.

A pesar de que estuve varios días ahí, pude hacer una amiga en el propio hospital. Una de las enfermeras que trabajaba ahí y que estuvo cuidando de mí cuando Leon tenía que volver a su casa a descansar o a ver a Ada.
Me disculpe con ella por haberle contestado mal ese día, pues en ese momento no me sentía de buen humor.
Ella aceptó mis disculpas y prometió que cuando tuviera algunos días libres, podríamos vernos y platicar un rato. Su nombre era Mónica.

Leon siempre estuvo a mi lado vigilandome en el hospital. Incluso estaría ahí para llevarme a casa, algo que él insistió ya que no quería que me llevara. Podía moverme solo y sin ayuda, pero según él era su deber. Quizás podría volver a pasar.
Me despedí de Mónica y salimos del hospital. Pedimos un taxi y él dio la dirección a nuestro destino. En el camino, sólo miraba a través de la ventana.. La mirada de Leon estaba fija puesta en mi pero lo ignoré por completo. Llegamos al lugar y Leon me ayudó a bajarme y pagó al taxista. Contemplé mi casa por un rato.

—Al fin en casa.— Murmuré.

Abrí la puerta, todo estaba en su lugar, tal y como lo recordaba en ese maldito día, cuando Leon me habló de su planeamiento de casarse con la mujer que me atacó y me humilló en mi propia cara. Suspiré y me sacudí un poco la cabeza así para sentarme en mi sofá. Leon cerró la puerta y caminó hasta mi.

—Tenemos que hablar.

Se sentó a mi lado mirándome fijamente otra vez. Esta sería la parte en la que tendría que mentirle, o mentirme a mí mismo. No podía decirle que Ada era la culpable, lo tomaría como algo ridiculo e imposible. Nisiquiera la conocía del todo.
Debía inventar otra cosa.

—¿Sabes quién te hizo esto?— Me siguió hablando, al ver que no respondía a nada.
—No le vi el rostro.— Dije nervioso.
—¿Cómo fue que llegaste a ese callejón?— Me miraba más de cerca.

Empezaba a intimidarme cada palabra suya.

—Me tomó desprevenido. No creí que esto pasaría.
—Debí acompañarte a casa. Fue mi culpa.— Susurró Leon.
—No, no lo fue. Nada fue tu culpa.

Leon regresó su vista hacia a mí.

—No sabíamos que esto pasaría.
—Pero pudimos evitarlo.

Le sonreí un poco y me impulsé hacia él para abrazarlo. No sabía porque pero tuve las ganas de hacerlo. Él igual correspondió y me abrazó fuerte. Gracias a él seguía con vida y le debía ese gran favor. Quizás él no sentía lo mismo por mí pero estar cerca de él me era suficiente.

—Gracias.— Le murmuré.
—¿Gracias? ¿Porque?
—Por salvarme.— Sonreí.

Él igual me sonrió. Entonces nos separamos del abrazo y vi que Leon tomó la mochila que llevó hoy en la mañana con algunas cosas. Sacó de él lo que parecían unos frascos con pastillas dentro. Moví mi cabeza negativamente e hice un gesto de mala gana.

—¿Que?— Rió Leon.
—¿Es enserio?

Se levantó del sofá y fue directo a la cocina por un vaso de agua. Regresó y me dio el vaso y una pastilla en la mano.

—Será mejor que te la tomes.
—Suenas como mi madre.— Reí.
—Y tendré que sonar así. Tienes que tomarla. Solo así podrás mejorar más rápido. Son indicaciones del doctor.— Dijo mientras se cruzaba de brazos.

Rodee los ojos y tomé la pastilla junto con el agua.

—¿Ves lo fácil que es?
—Si, si. Ya te oí.

Bostecé un poco y me restregué los ojos. Leon me miró con ternura. Me sonroje y me levanté del sofá.

—Tengo algo de sueño.— Susurré.
—Déjame ayudarte a subir. Debes descansar.

Asentí y Leon me llevó hasta mi habitación. Me acosté en mi cama y me cubrí un poco con la cobija y cerré mis ojos. Solo sentía las caricias en mi cabeza que Leon me hacía. Al instante me quedé dormido.

Never Let You Down - Leon & Buddy (Resident Evil Damnation) [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora