Never Let You Down - Leon & Buddy (Resident Evil Damnation) [FINALIZADO]

El Recuerdo De Un Beso En Secreto

Leon miró a Buddy confundido por su reacción al verlo. Él se cubría el rostro para no mostrar sus ojos llorosos, pero el de ojos azules se acercó hacia él, tomando sus manos para verlo mejor. Las lágrimas seguían, y escurrían por sus mejillas, pero Leon las limpió con la yema de sus dedos.

—¿Porque lloras?

Buddy no contestó a la pregunta. Su mirada ocultaba muchas cosas. Él no comprendía lo que pasaba.

—Quiero volver a casa ahora mismo.— En un hilo de voz, finalmente contestó.
—No puedes irte todavía. Hablé con el doctor y me dijo que podrás volver en una semana.
—Quiero irme ya.— Insistía.
—Buddy te entiendo, pero no estás en condiciones de irte. Tienes que aceptarlo. Esto es por tu bien.
—¿Por mi bien? Yo te diré lo que es por mi bien. Es mejor que me vaya de aquí.

Entonces Buddy se levantó y sin darle importancia al dolor que tenía. Leon se alarmó y alcanzó a atrapar al castaño que estaba a punto de tocar el suelo. Los dos se miraron fijamente. El menor se sonrojó por tener a Leon quien se colocó encima de él con mucho cuidado.

—Creeme, es por tu bien.— Tienes que quedarte. Por favor..

Él desvío su mirada y suspiró resignandose de su única opción.
Leon cargó y acostó a su amigo en la camilla con precaución de no lastimarlo.

Se hacía tarde y debía volver a casa para descansar y volver al día siguiente. Dejarlo en el hospital todos esos días y solo me parecía de muy mal corazón.
Alguien debía cuidar de él.
Estaría ahí para acompañarlo y ayudarlo en el momento que fuera necesario. No podía olvidar ese día, verlo desangrandose y perdiendo el aliento poco a poco.

Cuándo los médicos me decían que sus posibilidades de seguir con vida se hacían más pequeñas.
Estuve ahí desde ese día, esperando escuchar su nombre y preguntar que tan mal estaba. Saber que él seguía inconsciente hizo que una parte de mi se destruyera.

La enfermera que ayudaba a los demás médicos, hablaba de que Buddy había perdido mucha sangre y que si no hacían algo al respecto, él moriría tan pronto como llegó a la sala de emergencias.
Me estremecí del horror y me dirigí al personal que atendían a mi amigo.

—Quiero donar de mi sangre. Él no debe morir.— Sollozaba.
—Usted no puede hacer eso.
—Claro que puedo, denme la oportunidad de intentarlo. Haganme lo que quieran, estudios si es posible, pero Buddy tiene que vivir.

Me miraron de forma extraña, pero ignoré sus expresiones por ese incómodo momento. Me importaba solo Alexander.

—Esta bien. Entonces acompañenos.

Me hicieron los estudios que comprobarian si pertenecía al mismo grupo sanguíneo que Buddy. Milagrosamente fue así. Algo extraño pero me alivie al saber que podría salvarse. Después de eso, Buddy tendría que estar bien. Un poco debil y sin sentido fue lo que sentía después de que tomaron la sangre que él tendría ahora.
Pedí permiso de verlo.

Al mirarlo anestesiado, sentí la sensación de mariposas en el estomago. Lo mismo que siento al ver o estar cerca de Ada, pero en esta ocasión fue completamente distinto. No podía evitar pasar por mi cerebro lo tierno que se veía mientras dormía.
Me senté a su lado, esperaba que despertara o mínimo escucharme. Pero no parecía reaccionar a nada.

Coloqué mi mano sobre la suya y acaricie su pelo. Una atracción era lo que me llamaba por él.
Mi vista se posó en sus labios pálidos. Estábamos solos, él y yo. Me acerqué a su rostro, mi corazón palpitaba muy rápido.
No supe como ni porque pero al salir de mi pequeño trance, mis labios estaban sobre los suyos, besándolo apasionado. Acaricie su rostro y pude apreciarlo mejor. Algo me empujó a seguir con el beso. Sus labios se sintieron muy suaves, y el tacto que tuve fue lo mejor que he podido vivir antes. No se comparaba con los besos que Ada y yo solíamos darnos. Era completamente diferente. Me separé de él cuando de pronto miré a dos enfermeras mirándome con sus rostros bastante rojos (xD).

Yo igual me sonrojé y de inmediato salí de allí. Fue vergonzoso pero a la vez un sentimiento muy agradable. Me pregunté a mí mismo, "¿Porque hice eso?". Tenté mis labios y una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mí.