4. Solo una maleta y una mochila

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Lo primero que vio Donnell al despertar fue a su amigo pelirrojo mirando con sorprendente desconsuelo a la chica que lloraba acurrucada en uno de los sofás de la sala de estar. Owen no era de los que se conmueven con facilidad, lo que no quería decir que fuera mala persona o algo por el estilo, solo que sabía controlar sus emociones de manera magistral. Al contrario de él, por eso que apenas notó lo mal que estaba la chica, sintió como su corazón se encogía. Y justo después de fijarse en ella, notó que no tenía la más mínima idea de quién era ni de dónde estaba.

Owen vio de reojo como Donnell se incorporaba del sillón y enfocó toda su atención en él. Gracias a los dioses, murmuró, estaba de maravilla.

- ¿Qué fue lo que pasó? – preguntó Donnell- ¿Dónde estamos y qué le pasa a ella?

Owen suspiró y contestó, desganado, queriendo en el fondo de su ser no tener que explicar nada, aunque debía hacerlo- Fuiste secuestrado hace unos días por Los Oscuros, lavaron tu cerebro para que atacaras a Anne, por suerte, logré darte el antídoto justo a tiempo.

Donnell abrió los brillantes ojos color miel y sintió como todo lo que había vivido las últimas semanas pasaba con rapidez por su mente.

- Jodidos hijos de la...- masculló frotándose la nuca- ¿Qué hay de ella? ¿Es esto una casa humana?

- Bueno, ella es la Gema- respondió Owen- Y estamos en su casa. Ella ya lo sabe todo- agregó mirándola de soslayo.

Anne seguía llorando, aunque sin hacer ruido, solo lágrimas caían por sus mejillas, las cuales tapaba con sus delicadas manos blancas de largos y finos dedos. El pelo negro le caía en desorden por sobre los hombros, la frente y la espalda. Vestida con su pijama se veía aún indefensa y al ser evidentemente más baja que ambos chicos, les era imposible no sentir pena por ella.

- Anne, yo- masculló Owen- La verdad lo siento mucho y, no tengo palabras para explicarte más cosas o para consolarte. Solo puedo decir que creo que será mejor para todos que vengas con nosotros.

Anne abrió los dedos, de manera que podía ver al elfo a los ojos, pero sin destaparse la cara y sorbió por la nariz. Lo miró con sorpresa, pero se negó a contestarle algo. No diría nada, solo lo escucharía.

- Estás en peligro aquí- continuó- Los Oscuros tienen una capacidad increíble para hacerse pasar por humanos, podría ser cualquiera. Además, ya has visto esas sombras tratando de atacarte. Donnell y yo seremos guardianes mucho más eficientes si estamos en Emenlor.

- Claro- murmuró ella con la voz temblorosa- ¿Es más seguro en el lugar de origen de aquellas criaturas que aquí, rodeada de humanos?

- Ese es el punto- agregó Donnell- Nosotros respetamos los códigos. No nos mostramos a los humanos bajo ninguna circunstancia. Ellos no tienen problema en hacer lo que les plazca, o hacerse pasar por un amigo que quiere invitarte a su casa. No podemos arriesgarnos a nada. Además, Emenlor está repleto de seres que darán su vida por defenderte.

- No me gusta cómo suena eso- discutió Anne- ¿Dar la vida por mí? Si lo único que hice fue nacer de un elfo y una humana, y quiso la naturaleza que, en vez de ser más elfo o más persona, soy una mezcla equitativa de ambas cosas. Además, ¿Qué hay de la universidad? ¿O de mis tíos? Acaso les diré: "Me voy a Irlanda a ser de llave para un portal que está a punto de caer, y si lo hace, será la perdición del mundo." Si hago eso, al único lugar al que iré será un manicomio.

Owen suspiró. Le quedaba aún una carta por jugar.

- Si vas con nosotros, y peleas por la causa, podrás vengar a tus padres, a tus tíos y podrás volver victoriosa una vez que todo esto termine. ¿No te gustaría formar parte de una leyenda que se cuente por generaciones, de esos que tus padrastros adoraban? Ya eres parte de uno, pero ¿No sonaría mejor "Anne, la Gema que salvó al mundo" que "Anne, la Gema que decidió quedarse en casa"?

I. El Guardián de la GemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora