8. Una profanación de tumbas

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Los ojos de Anne brillaron con una extraña mezcla de asombro, temor y curiosidad.

¿Una tumba era la entrada al maravilloso reino de Emenlor? Eso parecía, a menos que Owen se refiriera a otra cosa detrás de ella, quizás un mágico portal invisible a simple vista o una runa gigante grabada en el suelo. No tuvo ninguna duda cuando vio como Owen y Donnell levantaban la tapa de una de las tumbas, la de la izquierda, con una gran cruz celta en la punta, cubierta completamente de musgo y extrañas enredaderas.

- ¿Qué van a hacer? - preguntó tratando de levantarse del suelo.

-Entrar a Emenlor, claro- contestó Owen sin mirarla. Una vez que la tapa estaba en el piso Donnell saltó al interior de la tumba y se perdió de la vista de Anne. La chica, completamente sorprendida se acercó cojeando a la tumba y vio como Donnell le sonreía desde unos dos metros y medio abajo del nivel donde ella y Owen se encontraban.

- Increíble- susurró para sí misma- ¿Cómo bajaré? - preguntó mientras miraba a Owen con cara de "¿Algún plan so genio?"

-Súbete al borde de la construcción de cemento- le contestó mientras él recogía sus bolsos- Te afirmaré de los brazos y Donnell te recibirá de la cintura, así no te golpearás el pie otra vez. Anne hubiera preferido bajar por otros medios, debido a que el contacto físico la ponía nerviosa e incómoda, pero no dijo nada e hizo exactamente lo que el pelirrojo le había dicho. Lo positivo del plan fue que pudo aferrarse a sus fuertes brazos antes de dejarse caer y aspirar su aroma a bosque y perfume, cosa que, para su asombro, no la incomodó en absoluto. Lo negativo fue que Donnell, al atraparla, trastabilló y cayó con ella encima. Mientras aún trataban de levantarse los bolsos de Anne cayeron desde arriba y luego Owen, que aterrizó en sus pies como si solo hubiese saltado un par de centímetros.

- ¿Dejarán esto abierto? -preguntó Anne mirando como el cielo se oscurecía cada vez más y los dejaba en las tinieblas.

-Claro que no- dijo Donnell, mientras sacaba su collar del cuello y lo acercaba a un lugar de la pared que Anne no pudo identificar con claridad. Casi automáticamente otra tapa apareció sobre la tumba y los dejó a totalmente a oscuras.

-¿De dónde salió esa?

- De la construcción que se supone que cubre el ataúd- respondió Owen alumbrando con una potente linterna humana de sistema led- Como una trampa egipcia, siempre está disponible para funcionar ya sea abriéndose o cerrándola- explicó Owen mientras levantaba los bolsos de Anne y encabezaba la marcha.

- Afuera la abrieron con las manos- dijo Anne- Cualquier intruso podría hacer eso.

Anne pudo oír la débil risa de Donnell tras ella y un bufido de Owen delante.

-No si no eres un elfo guerrero- le contestaron casi al mismo tiempo- Tenemos más fuerza que un humano común, incluso que dos juntos agregó Donnell con orgullo.

-Pero a veces la mitad de inteligencia- dijo Owen, mirando a Donell con una sonrisa traviesa. Donnell le respondió con un puñetazo amistoso en el pecho.

Anne quiso reír, pero todo lo que salió de su garganta fue un débil gemido. Se aferró a la fría pared de piedra para no caer. No podía verse el talón, pero sabía que estaba muy hinchado; podía sentir el calor y las palpitaciones en todo el pie lastimado. Owen le iluminó el pie con rapidez y gruñó para sus adentros.

- Hace falta Ronan- le dijo a Donnell. 

Donnell encendió su propia linterna led y le quitó los bolsos a Owen- Cárgala si quieres llegar con ella entera a Emenlor. Anne negó con la cabeza, pero Owen no se preocupó de su reacción, la levantó con facilidad del suelo y la acomodó en su espalda, tal y como una madre orangután haría con su cría. Anne se aferró a su cuello y cerró los ojos. Resumió rápidamente su vida, desde la muerte de sus tíos hasta aquel momento en el que se encontraba viajando en sobre las espaldas de un chico por un húmedo y frío pasadizo secreto oculto en una tumba.
Owen podía sentir la respiración de Anne en su cuello y de vez en cuanto las pestañas de uno de sus ojos hacerle cosquillas en la nuca. Luego de caminar casi una hora, Anne se quedó profundamente dormida sobre Owen, que ni siquiera daba muestras de cansancio.

I. El Guardián de la GemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora