6. La casa Embrujada

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La confianza que el chico disfrazado de duende le había dado los primeros cinco segundos después de haberlo visto desapareció por completo. Sin embargo, decidió actuar con normalidad y le contestó simplemente que viajaba sola. El chico claramente no le creyó.

- No, no. Mira, puedes confiar en mí. Soy Sean. Sé quién eres y que viajas con dos chicos más- luego de decir eso se levantó el gorro de ala ancha cubierto de tréboles de papel maché y dejó al descubierto, entre su cabello ondulado y anaranjado una puntiaguda oreja como la de sus dos amigos, aunque mucho más "normal" y pequeña. Además, sus ojos verdes oscuro eran levemente más luminosos que el de una persona común. Como si no fuera prueba suficiente, le enseñó un extraño collar, el cual consistía en un sol dorado abrazado por una luna plateada y menguante.

- ¿Qué tiene que ver ese collar en todo esto? – le preguntó, escéptica.

- ¿Acaso ellos no te mostraron los suyos? -preguntó el chico confundido- Estos collares son como nuestras cédulas de identidad- al ver cómo Anne parecía igual de confundida y desconfiada, se limitó a tomarla amablemente del brazo y se la llevó a otro lugar- Sígueme, se dónde podemos encontrarlos.

Anne lo siguió en silencio hasta dar con una olvidada y sucia bodega, repleta de artículos de limpieza y bombillas de repuesto. Anne pensó en una y mil cosas desagradables antes de que siquiera Sean encendiera la luz. Mientras Sean entraba tras ella, procurando que nadie mirara, Anne entró y chocó con un cuerpo extraño, el cual la sostuvo por los hombros. Afortunadamente, solo se trataba de Owen que la saludó con una sonrisa.

- Me alegro de verte en una pieza- le dijo- Gracias por traerla, Sean.

- No es nada- contestó el otro chico, sacándose el curioso sombrero y haciendo una reverencia.

- ¿Cómo se conocen? – les preguntó - ¿Cómo él sabe de mí?

- Ah bueno- suspiró Donnell antes de saludar a su amigo de un abrazo apretado y afectuoso- Sean es una criaturita especial. Es un mestizo, casi como tú. Su madre es hija de un tío mío y una doncella humana de Emenlor; su padre, mientras tanto, es un simpático irlandés de tomo y lomo.

- Creí que supondrías algo como eso- agregó el irlandés con una tímida sonrisa – Aunque no para todas las personas es evidente que soy un poquito diferente. Y bueno, también creí que sabías que significaban los collares.

- La verdad, no, lo siento- se disculpó Anne- Pero Owen y Donnell no me han explicado aún cómo funcionan. Ni siquiera me han mostrado los de ellos.

- Oh- murmuró Owen, buscando algo bajo su camisa y la capa que tenía puesta (que si era visible)- Verás...todas las criaturas tienen un símbolo que las diferencia. El de los elfos es una libélula- dijo mientras lograba sacar una fina cadena de plata amarrada a su cuello con un hermoso dije de alguna piedra preciosa que Anne no supo reconocer. Tanto la de él como la de Donnell eran verdes, muy bonitas y sencillas.

- El de los mestizos es un sol y una luna- agregó Sean- Porque representa la belleza que puede resultar de una mezcla entre dos cosas o especies- agregó con una sonrisa coqueta. Los cuatro rieron la gracia, aunque en el fondo, Sean tenía la razón. Una mezcla puede tener resultados maravillosos.

- Además, Sean tiene la ventaja de poder salir y entrar de Emenlor sin que nadie sospeche nada. A pesar de tener sangre de elfos en él, parece un humano en toda regla- agregó Owen- Es una parte muy valiosa en nuestra seguridad.

- El mejor espía "anti- oscuros" que conozcas- aseguró el aludido- Bien, ha sido un honor conocerte- le dijo, besándole la mano como si Anne fuera una princesa- ¡Debo volver al trabajo! - y diciendo eso, desapareció por la puerta tarareando una canción de U2.

I. El Guardián de la GemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora