Parte sin título 13

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Al llegar la noche, Regina estaba sobre su cama, con un libro en la mano, mientras que Emma estaba ordenando la celda. Cuando hubo terminado, se dirigió hacia la morena y se sentó a horcajadas en sus piernas quitándole el libro de las manos y dejándolo en la cama.

«¿Es que tu libro es más interesante que yo?» preguntó la rubia sonriendo

«Humm, depende de qué actividad propongas»

«Creo que tengo una idea. Si la memoria no me falla, me debes algunas atenciones por lo que te hice este mediodía»

«¿Atenciones, de verdad? Hablas como un hombre»

«Quizás, pero hago mejor el amor»

Regina estalló en risas

«¡Eso hay que demostrarlo!»

«Yo adoro los desafíos, pero hoy no te mostraré nada, te toca a ti complacerme»

«Bien, señorita Swan, haré lo que usted quiera»

Emma sonrió

«Me gusta cuando haces lo que quiero»

Sin esperar más tiempo, la morena pasó sus manos por debajo de la camisa de su compañera. Acarició primero su vientre antes de subir lentamente hacia sus pechos. Con una rápida maniobra, desabrochó el sujetador de Emma y posó sus manos sobre sus pechos, prodigándole dulces caricias. Regina se divertía apretando los pezones erectos entre su pulgar y su índice. La rubia se retorcía sobre su compañera, sentía el fuego invadir su bajo vientre y quería que Regina la tocara. Gimió bajo los dedos expertos de la morena, que había reemplazado una de sus manos por su boca y rozaba ahora el pezón con su lengua.

«¿Te gusta?» dijo la morena con voz ronca

«¡Sí, lo adoro! Regina, tócame»

La joven subió sus caricias y besó apasionadamente a Emma, haciendo que sus lenguas se entrelazaran y jugaran juntas. A continuación, deslizó su mano en el pantalón de su compañera y pudo sentir cómo estaba de mojada. Regina introdujo un dedo en ella, mientras que Emma hundía sus uñas en los hombros de la morena

«Ohh, sí...Mete otro...»

Regina así lo hizo y comenzó en seguida con el movimiento de bombeo. Desgraciadamente para ellas, alguien tocó a la puerta. Emma abrió los ojos y gruñó de frustración cuando la morena se retiró de su interior. La puerta se abrió

«Hey, chi...»

David se quedó parado al ver el espectáculo que tenía delante. La posición nada equivoca de las dos mujeres le hizo comprender que acaba de interrumpir un momento íntimo

«Perdón, lo siento»

Emma estaba roja e intentaba más mal que bien poner la camisa en su lugar mientras que Regina sonreía ante el apuro del joven

«David, no he tenido la ocasión para agradecerte que me salvaras la vida, así que gracias»

«¡Oh! De nada, a decir verdad, fue gracias a Emma, fue ella la que me empujo para que fuera a verte»

La morena se giró hacia su compañera, la agarró por la nuca y la besó tiernamente bajo la mirada embarazosa del guardia. Él se aclaró la garganta y las dos mujeres se separaron.

«¿Por qué has venido?» peguntó la rubia que ya había recuperado el control

«Pues tengo una mala noticia que comunicaros»

«¿Cuál?»

«Emma, vas a ser transferida a otra celda por orden de Gold»

«¿Qué?»

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora