Parte sin título 30

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Emma se paró en frente de un gran edificio blanco. Apagó el motor y salió del coche. Antes de entrar en el edificio, cogió su teléfono y le envió un mensaje a Henry para decirle que volvería tarde y que no la esperara para cenar. La rubia llamó al interfono y escuchó que alguien le respondía

«¿Sí?»

«Soy Emma»

«Ok, entra, segunda planta, puerta 206»

Después de un "bip" que le anunció que la puerta estaba abierta, Emma entró. Tomó el ascensor y llegó a la puerta. Dio algunos golpes y esperó a que le abrieran. Algunos segundos más tarde, la puerta se abrió

«Me he peleado con Regina»

«Venga, entra»

Emma entró y recorrió el lugar con la mirada

«Bonita decoración, pero, ¿por qué todos esos pájaros?»

«¡Los adoro!»

«Te lo reconozco Mary, me recuerdas a Blancanieves con sus pájaros, sus conejos y todo el bosque encantado» dijo la rubia riendo

«¿Blancanieves? Ella no es muy bonita para ser princesa»

Emma se echó a reír antes de hundirse en el sofá, imitada por Mary Margaret.

«¿Quieres beber algo?»

«Heu...sí, querría un juego de naranja»

La pequeña morena se levantó y se dirigió al frigorífico

«Entonces, ¿qué ha pasado con Regina?»

«Fui a verla antes, le regañé un poco por lo de su mano y después ella me ha dejado claro que piensa que yo podría recaer en los brazos de Neal»

Mary Margaret le dio el vaso a Emma y se sentó a su lado

«Ah, sí, ella me lo ha dicho, cree que Neal va a conseguir recuperarte»

«Pero no es así. Yo ya no lo quiero y paso de él. Se lo he dicho a Regina, pero no me cree. Tengo la impresión que duda sobre nuestra relación»

«Pero, es normal que dude. Ella está encerrada, mientras que tú estás libre como el viento, puedes ver a mucha gente. Ponte un poco en su lugar»

Emma tomó un sobro de su bebida y se puso a pensar en las palabras de la pequeña morena. Debía confesar que tenía razón.

«Sí, es verdad. Me siento idiota. Y además, ella va a llamar y no estoy en Storybrooke. A menos que se le ocurra llamarme al móvil» dijo la rubia mirando su teléfono

«Va a pensar que la estás evitando»

«Y además, me fui hecha una furia, ohlala, he actuado muy mal»

La enfermera apoyó su mamo sobre el hombro de la rubia para reconfortarla

«Venga, no te atormentes más con eso. Estoy segura de que todo se arreglará. ¿Te quedas a comer conmigo y con David?»

«No quisiera molestar»

«Al contrario, nos encantaría. Él no debe tardar mucho»

«De acuerdo»

Mary Margaret se levantó y se dirigió a la cocina a preparar la comida.

«¿Necesitas ayuda?» preguntó la rubia

«No, quédate sentada, solo voy a hacer pasta, será rápido»

«Ok...»

Emma tomó la revista sobre la programación de la tele y comenzó a hojearla. En ese momento, David entró en el apartamento. Se dirigió directamente hacia su novia, y se sobresaltó al ver a la rubia en su salón

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora