Parte sin título 29

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Emma entró en la mansión Mills llena de rabia y cerró la puerta violentamente. Henry llegó al hall, asombrado de ver en qué estado se encontraba su nuera.

«¿Todo bien?» preguntó él

La rubia intentó calmarse, no quería por nada del mundo alarmar al padre de su novia

«Sí, todo va perfectamente»

«Pareces enfadada. ¿Algún problema con Regina?»

«Heu...No, en absoluto»

Henry asintió, pero sin estar muy convencido

«¿Cómo está ella?»

«Yo creo que bien. En fin, me pareció que no había dormido mucho, tenía mala cara»

«Es normal, la primera noche sin ti ha debido ser difícil para ella»

«También para mí» dijo la rubia «bueno, voy a tomarme un buen baño»

«De acuerdo. He preparado lasaña para cenar, ¿te gusta?»

Emma sonrió ampliamente recordando la pedida de mano de Regina

«Es perfecto»

«Cenaremos sobre las 18:30»

La joven asintió y subió a su habitación. Revolvió en el armario de Regina buscando un camisón o un pijama lo suficientemente amplio para que pudiera caber su barriga. Cuando encontró uno, se fue hacia el cuarto de baño. Hizo circular el agua antes de coger uno de los frascos que estaban sobre la repisa y echar un poco del contenido en la bañera. Se desvistió observándose en el gran espejo. Emma no pudo evitar hacer una mueca al ver su imagen. Se encontraba horrible y gorda. También sus pechos habían aumentado considerablemente y se habían vuelto más sensibles al tacto. Metió un pie en la bañera y a continuación todo el cuerpo.

«¡Oh, Dios qué bueno!»

Ella se hundió un poco más en el agua para mojar su larga cabellera rubia. Volvió a la superficie, tomó el champú con olor a manzana, echó un poco en su mano y se masajeó el pelo. Después se lavó el cuerpo y se aclaró. Ya limpia, salió del agua y quitó el tapón para vaciar la bañera. Se enrolló en una toalla y friccionó sus cabellos durante un tiempo. A continuación, los secó con el sacador y se puso el pijama. Cuando salió del cuarto de baño, un exquisito olor invadió sus sentidos. Decidido bajar y dirigirse a la cocina

«¡Huele de maravilla!»

Henry se sobresaltó al escuchar a Emma

«¡Oh! Me has asustado, no te he oído entrar. Vamos a comer»

«De acuerdo, yo pongo la mesa»

Henry indicó a su nuera dónde se encontraban los platos y los cubiertos. La rubia puso la mesa y se sentaron a comer. Emma estaba silenciosa, pensaba sin cesar en la conversación con Neal. Él esperaba todavía poder reconquistarla y ella sabía que le iba a costar mucho sacárselo de encima. Con ciertos hombres, hay que romper varias veces antes de que comprendan.

«Está delicioso» dijo Emma

«Gracias»

El teléfono que se encontraba en el salón sonó y Henry se levantó de la mesa para cogerlo. Menos de un minuto después, el regresó, con la sonrisa en los labios

«Es Regina» dijo él tendiéndole el teléfono a Emma

«¿Diga?»

«¡Emma! ¿Cómo te ha ido desde que nos vimos?»

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora