Parte sin título 33

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Ariel se encontraba en el patio, sentada en un banco, absorta en un libro.

«Necesito que me ayudes»

La pelirroja se sobresaltó al escuchar la voz de Regina. Alzó los ojos para mirar a la morena con gesto inquisitivo

«¿En qué te puedo ayudar?»

«¡Milah! ¡Ya no puedo más, me sigue por todas partes! A donde quiera que vaya, allí está ella. Me gustaría que te la ligaras y te acostaras con ella tanto como quisieras»

Las mejillas de la joven se enrojecieron

«¿Que me...acueste...con...ella?»

«Sí. ¿Algún problema?» dijo Regina al ver las dudas de su amiga

«Bueno, es que...yo nunca he...hecho...eso»

La morena abrió desorbitadamente los ojos

«¿Qué? ¿Nunca te has acostado con ninguna de las presas?»

«No»

«Pero, por el amor de Dios, ¿Cuánto tiempo llevas encerrada aquí? ¿Dos años?»

«Dos años y medio» rectificó Ariel

«Pero, ¿cómo lo haces? ¿Te tocas?»

«¡No!» dijo la joven haciendo muecas «No hago nada y te confieso que comienza a pesarme»

Regina puso los ojos en blanco, esta chica estaba completamente loca y era de una inocencia extrema

«Pues bien, será tu oportunidad» dijo la morena

«Heu...sí, pero ¡no sé cómo se hace!»

«No es complicado, hazle lo que tu desees que ella te haga»

«Sí...» dijo Ariel, poco convencida de la idea de la joven.

Ella no tuvo tiempo de argumentar, porque vio a Milah aproximarse a ellas. Regina no la vio llegar ya que estaba de espaldas. Sintió dos manos en sus nalgas y lanzó un grito de sorpresa. La morena se giró para dar la cara a Milah que le sonreía

«¡Pero estás completamente chiflada!» gritó Regina

«Oh, adoro cuando te enfadas, estás tan sexy»

La joven se enrojeció ante el apuro y se giró hacia Ariel para comenzar la diversión.

«Milah, te presento a mi amiga Ariel»

«Hola»

«Buenos días» dijo la pelirroja «heu...estoy contenta de conocerte»

Ante la mirada insistente de la morena, Ariel añadió

«Tienes un bonito pelo»

Regina puso los ojos en blanco ante el "cumplido" de la joven. Decididamente, no solo era inocente, sino idiota. Milah sonrió a la pelirroja antes de volver a poner su atención sobre su compañera de celda.

«Entonces, querida, ¿cuándo es que vamos a hacer el amor tú y yo?»

«¡Nunca!» dijo la morena rechazándola

«Oh, sí, créeme, pronto vas a ceder, te siento a flor de piel estos últimos días»

Lo peor es que tenía razón. Regina cada vez llevaba peor la ausencia de Emma y de su cuerpo. Iba a replicar cuando fue interrumpida por David

«¡Regina, August quiere verte!»

Regina tocó a la puerta del director jefe y esperó a que él le permitiera entrar.

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora