Los dioses son conocidos generalmente por satisfacer sus deseos desenfrenados. Y no fue la excepción de los hermanos Skoll y Máni.
Un día ambos hermanos se encontraban paseando por sus territorios cuando se toparon con el bosque prohibido de las ninfas. Éste estaba prohibido porque todo aquél que entraba jamás salía, caían en el encanto de las ninfas y eran destinados a quedarse para siempre en el bosque bajo la forma de algún árbol o animal.
—¿A dónde crees que vas Máni...? —preguntó mientras lo sujetaba del brazo.
—¿Es qué tu no sientes ese aroma a jazmín tan exquisito...? —Lo indagó mientras olfateaba el aroma hacia el centro del bosque.
—Sabes lo que pasa si entramos, ¿verdad?
—No puedo...es más fuerte que yo. —Y se soltó de su agarre para ir en su búsqueda, mientras que Skoll se vio arrastrado solo hacia la entrada del bosque, y a penas se dio cuenta retrocedió lo más rápido que pudo.
Máni no dejaba de perseguir ese perfume que estaba volviendo loco sus sentidos haciendo que su corazón acelerara.
Corrió tanto hasta que llegó a una cascada en donde pudo sentir que alguien se estaba bañando. Al asomarse nunca pensó ver tan bella criatura. Sus curvas acentuadas eran perfectas, sus muslos una gran fruta que deseaba probar y sus pechos eran el néctar del cuál quería beber.
No le importó si había alguien alrededor; salió de su escondite.
—Eres mía y sólo mía. —dijo acercándose hacia ella mientras se desprendía de la poca ropa que cubría su tonificado cuerpo.
La ninfa no pareció asustarse, y al oír sus palabras volteó para verlo a la cara y sus ojos verdes quedaron frente a los ojos azulados del dios.
—Tuya, sólo tuya seré siempre. —Y entre las aguas cristalinas consumaron su amor apasionado.
La ninfa por alguna extraña razón no lo retuvo en el bosque, sabía que su encuentro no había sido producto de su magia, sino que otra magia mucho más poderosa intervino.
Máni volvió sobre sus pasos y regresó junto a su hermano para continuar las labores que tenían encomendadas.
Cuando llegó le sorprendió que Skoll no saliera a su encuentro para reprenderlo, pero al entrar a su casa vio a su hermano de rodillas y arrestado por dos guardias de la corte de Odín. Los guardias al verlo salieron en su dirección para arrestarlo. Máni corrió, no por su hermano, no por él, sino por su amada, pero los guardias lo superaban en fuerza y en velocidad.
—Skoll y Máni son arrestados por haber entrado al bosque prohibido y Odín sentencia que deben estar en su presencia para su castigo.
Los hermanos no se dirigieron la mirada en todo el camino. Máni sabía que su hermano estaba pagando por algo que no le correspondía.
—¿Saben por qué he mandado a buscarlos? —dijo Odín una vez que los tuvo en frente.
—Si. —respondieron agachando la mirada en forma de reverencia.
—Su castigo está decidido. —sentenció poniéndose de pie para inspirar temor—. Ambos serán a transformados en lobos. Skoll te maldigo a que persigas el carro del sol por la eternidad sin que lo alcances —Éste se dejó caer—. Tu pena es mínima porque sólo pusiste unos pasos y te devolviste de inmediato.
—Lo siento hermano. —susurró Máni.
—En cambio... —Dirigió la mirada hacia el otro dios—. Tu castigo será peor, ya que mantuviste relaciones con una de las ninfas. —En ese momento apareció bajo las manos de un guardia su amor y éste se desesperó, por lo que unos de los guardias tuvo que quebrarles las rodillas para que no se moviera—. Te sentencio a transformarte en lobo y perseguir por la eternidad el carro que tira de la luna sin poder alcanzarla. Además esta ninfa a penas de a luz su hijo será enviado a la tierra a convivir con los demás humanos y jamás sabrá de su verdadero origen. —Los amantes estallaron en llanto, no podían creer que ya estaba creciendo el fruto de su amor—. Por último una vez que nazca sólo tendrán derecho a elegirle el nombre, y esta mujer —Señaló de manera despreciable a la ninfa que se encontraba en el suelo llorando—, será decapitada como ejemplo para todos. —Hizo un ademán con su mano y todos fueron retirados de su presencia.
Desde ese día los hermanos sufrían dolorosas transformaciones para perseguir los carros. Máni sufría por no poder acompañar a su amada, y por el destino cruel que a ambos les esperaba.
Al fin el momento llegó, el parto estaba en curso. A Máni se le había permitido estar para poder darle un nombre a la criatura.
El dolor no cedía pero la joven no se quejaba, sabía que su fortaleza es lo único que podía transmitirle a su pequeño bebé.
—Es una niña. —dijo la partera.
Los dos se vieron reflejados en la niña que tenían en sus brazos. Tan pequeña, tan bella; se podía notar que era hija de un dios y una ninfa y la prueba de su amor estaba ahí: un ojo verde como ella, un ojo azulado como el de él.
—¿Cómo le pondremos? —preguntó viendo las señas de unos de los guardias.
—Nuestra hija se llamará Lúa. —Y sonrió al ver como la pequeña tomaba con sus diminutas manitos los dedos de sus padres.
Esa misma tarde Odín se llevó a la recién nacida Lúa y la dejó al cuidado de una buena familia que no le haría faltar nada.
En cuanto a la ninfa la llevó hasta la entrada del bosque donde se encontraba el límite de lo prohibido, y él mismo con una daga de plata la degolló delante de los ojos de su amado.
En dónde su sangre se derramó creció un árbol con una hermosa copa verde y con la silueta de una mujer llorando.
Lúa se encontraba ahora creciendo con otros padres, sin saber lo que el destino le tenía preparado.
La Pequeña, crecería sin saber que nunca sería una mujer normal, porque en ella vivía más que la magia misma.
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Un Error de la Luna (+18)
WerewolfLúa no es una chica común, ella es descendiente de divinidades y solo busca su placer por el mundo. Es una joven libre. Mi primer libro sobre hombres lobos con el inconfundible e infaltable toque de romance. La historia posee contenido adulto, y que...