~PDV LÚA~
La verdad es que no podía creer que nuestro plan hubiera funcionado. Aunque odiaba admitirlo, estar lejos de Alain se sentía morir, pero no me iba a quedar de brazos cruzados viendo cómo era arrastrada a una vida sin la posibilidad de elegir; y sobre todo con unos malditos chiflados que hablan de lobos y humanos como si fueran extraterrestres.
A penas bajamos del avión Aine no paró de embobarse con cuánto hombre pasara por su lado, eran atractivos, pero por alguna razón yo solo podía recordar el calor de la piel de Alain.
Cuando llegamos al hotel el escándalo no cesó, sino que se intensificó.
—¡Basta Aine! Deja ya de ser escandalosa. —Le dije mientras me dirigía a la recepción para registrarnos.
—¿Cómo quieres que me calme maldita perra con todo el lujo que hay alrededor? —Me preguntó mientras no paraba de dar vueltas—. Tendremos que salir más seguido. —dijo mientras me alcanzaba para darme un abrazo.
—No cambias más amiga.
La recepción estaba compuesta por una increíble barra de madera lustrada y detrás de ella cinco personas alternadas entre hombres y mujeres, con sus trajes negros y blancos.
—¡Buenos días! —saludé aclarando mi garganta e inmediatamente fuimos atendidas por el joven que se encontraba en el medio.
—Buenos días señoritas. —Sonrió y noté como Aine perdía los calzones—. ¿Qué puedo hacer por ustedes?
—Conmigo lo que quieras. —susurró mi amiga y no me quedó de otra que darle un codazo para que se callara.
—Tenemos reservaciones.
—¡Perfecto! ¿Cuál es su apellido?
—Hauser.
—¡Dios! ¿Usted es la hija del señor Hauser? —Creo que trató de preguntar si era la hija del dueño del hotel, osea del hombre que le estaba dando trabajo.
—Si. —respondí y eso bastó para que todos dejaran de hacer lo que estaban haciendo y comenzara el desfile de hipócritas.
El desfile de hipócrita era algo que junto a mi madre habíamos inventado, y consistía en decir nuestros apellidos para que todos desfilaran ante nosotras tratando de caernos en gracia para que mi padre los tuviera en cuenta. Era algo que simplemente odiaba que sucediera, nunca pude acostumbrarme a esas situaciones.
En menos de un segundo ya teníamos a tres botones llevando solamente dos maletas, que por supuesto eran de Aine ya que yo había salido con lo puesto; teníamos a dos mozos ofreciéndonos tragos, dos mozos más ofreciéndonos aperitivos dulces y salados, uno de los recepcionistas ofreciéndonos mostrarnos el hotel, otro mostrándonos los lugares que podíamos recorrer. Era tan agobiante, pero se me pasó al verle la cara de pasmada a Aine no sabiendo que hacer con tanto revuelo.
—¡Estamos bien! —dije subiendo un poco el volumen para que me escucharan—. ¿Serían tan amables de mostrarnos nuestros cuartos, por favor? —Y luego de que todo quedara en silencio nos guiaron hasta el piso número 25.
—Acá se encuentran sus habitaciones, también debo informarles que este piso esta reservado exclusivamente para ustedes.
—Gracias. —respondimos las dos y él se alejó sin antes hacerle un guiño a mi amiga que sin pensarlo le siguió el juego.
Ambas dimos un recorrido a mi habitación, ya que la de Aine se encontraba al lado. No tendría un hotel así de grande para que ambas durmiéramos en la misma habitación.
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Un Error de la Luna (+18)
WerewolfLúa no es una chica común, ella es descendiente de divinidades y solo busca su placer por el mundo. Es una joven libre. Mi primer libro sobre hombres lobos con el inconfundible e infaltable toque de romance. La historia posee contenido adulto, y que...