4- HUIDA

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~PDV LÚA~

Siento mi cuerpo pesado, trato de moverme pero algo me lo impide. Giro mi cabeza hacia la derecha y veo una mano sosteniendo la mía y el otro brazo sobre mi abdomen, como si me estuvieran abrazando.

Intenté sacarlo de encima, pero negativo, era como si una roca estuviera ahí en lugar de un cuerpo. Me resigné y me puse a observar el lugar en el que estaba.

Era una habitación amplia, con una paredes pintadas de azul mar, era como si el mar me transmitiera su paz estando aquí. Tenía un gran ventanal que daba a lo que parecía ser un balcón, pero se encontraban cubiertas por unas delicadas cortinas. La cama era amplia y cómoda, en frente había una puerta que no se a donde se dirigía, y a su lado un extenso placards​ que parecía estar hecho de roble de un color negro intenso. A mi izquierda, cerca del balcón, había un escritorio repleto de papeles.

Todo era hermoso y cálido en esta habitación, pero ¿Dónde me encontraba? ¿Quién era este hombre que estaba recostado sobre mi? No podía recordar nada de lo que había sucedido cuando llegamos al club con Aine. ¿Dónde diablos estaba ella...?

Me escondí entre las sábanas y un perfume a jazmín me embriagó, acuñé las sábanas entre mis brazos y aspiré hondo nuevamente ese aroma tan delicioso. Había algo que me era familiar y me hacía sentir segura, protegida y ...¿amada...?

Trato de girar mi cuerpo para ponerme en una posición más cómoda y siento como un dolor punzante se hace presente en mi cuello al punto de soltar un pequeño gemido. Llevo mi mano hasta la zona donde me duele y al hacer contacto todo lo que había pasado invade mi mente.

—¿Te sientes bien? —preguntó la voz del joven, no me había dado cuenta de que se había movido, y ahora que no estaba sobre mi me sentía sola.

—¿Dónde estoy? —pregunto ignorando mis sentimientos y el hecho de que ambos estábamos en la misma cama.

—En mi habitación. —Su cara se ve como si estuviera aliviado al verme despierta.

—¿Quién mierda eres? —Mi personalidad salió a flote.

—Veo que tienes carácter, eso me gusta aún más. —Y su sonrisa gentil apareció en su rostro.

—No has contestado mi pregunta. —dije cuando un dolor en mi cuello me punzó fuertemente haciendo que casi me desmayara de nuevo.

—Tranquila. —Me sostuvo entre sus fuertes brazos—. Me llamo Alain. Recuéstate voy por el médico para que te examine. —Y me recostó para salir como un viento a buscar al médico. Se veía preocupado.

Me quedo pensando en el porqué no me generaba miedo o desconfianza sino todo lo contrario, paz y tranquilidad.

Trato de recordar bien todo lo que había pasado, era como si anoche hubiera estado en trance. La última parte antes de desmayarme no lograba recordarla del todo. ¿Eran colmillos los que habían aparecido en su boca...? De seguro ya estaba alucinando... pero, él mordió mi cuello... y ¿esa luz...? Todo era tan confuso.

Veo que la puerta se abre rápidamente y veo entrar a un hombre como de cincuenta años, no tan alto, pelo negro y ojos cálidos; se podía notar, a pesar de que usaba su chaqueta, que estaba en buena forma. Detrás de él venía imponente Alain, realmente era muy guapo.

El doctor se acercó lentamente hasta dónde yo estaba, supongo que no quería que le tuviera miedo por ser alguien desconocido.

—Tranquila, solo voy a revisarte. —dijo poniendo su mano en mi cuello para revisarlo.

—Descuide. —Le respondí y pude ver como Alain cerraba sus puños con furia y una vena lograba sobresalir de su cuello, pero se mantuvo callado.

Un Error de la Luna (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora