13- EL SECRETO DETRÁS DE LA LUNA

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~PDV LÚA~

No podía entender cómo habíamos llegado a este punto, la sensación de su piel a mi tacto era extremadamente placentero, y él parecía disfrutarlo de igual manera.

—¿Por qué no te recuestas a mi lado? La chimenea ya está encendida. —dijo apartando la pequeña mesa para que pudiera quedar a su lado.

—No creo que esto este bien. —Trato de hacerlo entrar en razón y me doy tiempo para negarme mentalmente a su petición—. Sólo soy una desconocida. —dije con voz temblorosa, me pregunto dónde quedó aquella mujer decidida.

—No eres una desconocida, eres Lúa; así que vamos. —Y su perfecta mano me indicaba con suaves golpecitos dónde debía recostarme.

—¡Tú ganas! —Me recosté a su lado mientras me alcanzaba un cojín del sillón para que apoyara mi cabeza.

—¿Y bien? —Sus ojos se clavaron en mi rostro como si quisiera buscar alguna respuesta.

—¿Qué? —Lo interrogo algo nerviosa ante su mirada inspeccionadora.

—Me dirás en verdad qué es lo que buscabas en aquellos libros. —Su mano buscó la mía y no tardó en hallarla y sostenerla dulcemente.

—En realidad no hay mucho. —Me debatía internamente entre decirle o no sobre lo que me había pasado, quizás creyera que estaba loca y eso lo alejaría de mi lado, por alguna razón mi corazón se entristeció—. Últimamente me he encontrado con algunos sujetos que han sacado el tema y me ha pillado la curiosidad.

—Si es así puedo ayudarte, se mucho sobre el tema, me gusta mucho la literatura sobre fantasía. —Parecía ser sincero.

—Está bien. —Giro mi cuerpo para quedar enfrentada a él y prestarle más atención; en este momento cualquier cosa me serviría.

~PDV MALIK~

Tenerla tan cerca era reconfortante, y estando a su lado no podía comprender cómo es que me había negado tanto tiempo a buscarla.

Su piel era suave y delicada, sus ojos estaban llenos de misterio y picardía, podía deducir que poseía un carácter fuerte, que era una mujer rebelde, pero que también era dulce y cariñosa.

—¿No pensarás decirle sobre nosotros? —Anul estaba preocupado, pero su intervención en este momento sólo estaba arruinando mi noche.

—Todo comienza con una leyenda. —Sus ojos se encendieron de inmediato, esta mujer me haría perder la locura.

"... Se dice que en un tiempo muy lejano, mucho antes de que el mundo existiera, los dioses ocupaban su lugar en cada reinado.

Odín, el padre de todos los dioses, era quien gobernaba. Era un dios fuerte y temerario, era un dios de sangre limpia y linaje puro, un dios con grandes dotes para la guerra, pero con un corazón solitario.

Se decía que era la maldición que tuvo su linaje a cambio de mantener su lugar entre los demás dioses.

Era cortejado por todo tipo de diosas, todas embelesadas por su belleza y por su riqueza, pero ninguna enamorada de su corazón. A todas se hartó de rechazar y decidió viajar hasta los confines del reino para tener un poco de paz.

Al pasar unos días en silencio absoluto, entre una de sus travesías, su corazón comenzó a golpear cada vez más rápido contra su pecho, pero él no entendió el motivo hasta que al levantar la vista, se encontró con una mujer completamente desnuda.

Sus cabellos plateados descendían desde su cabeza hasta sus delicados pies descalzos, su piel pálida resplandecía entre tanta oscuridad, y sus ojos destellaban amor al encontrarse con los del dios.

Ninguno retrocedió, por el contrario, a paso decidido avanzaron hasta que sus cuerpos hicieron contacto y sus bocas estallaron en un beso sin final. Ambos consumaron su amor, y fruto de este nacieron dos niños: Eskol y Máni, pero ese amor no dudaría para siempre.

Aquella diosa pasado unos días tuvo que contarle a su amor su verdadera naturaleza.

Ella era la LUNA, a aquella a la que le habían prohibido tener amante y mucho menos poder engendrar vida.

Su castigo no tardó en llegar, y su cuerpo fue transformado en un cuerpo celeste inalcanzable, dónde no pudiera ser alcanzada por nada ni nadie.

Odín también recibió su castigo, desde ese momento todos los hijos que tuviera, sin contar a sus primeros hijos, serían convertidos en lobos y enviados a la tierra a formar sus manadas..."

Podía ver en sus ojos el asombro ante aquella leyenda, su mirada era todo un poema, que quisiera reescribir a besos en estos momentos.

—¿Y en qué parte, de lo que me acabas de contar, entra lo de los licántropos y sus mattes? —Se ve que la leyenda no la conformó, por lo que sospecho que ella sabe más de lo que aparenta.

—Al llegar a la tierra, los hijos de Odín tuvieron que adaptarse para sobrevivir, y por el simple hecho de ser hijos de un dios, tuvieron la habilidad de convertirse en humanos y llegados los dieciocho años sus cuerpos sufrían la transformación a un lobo, aunque los alfas de las manadas, eran el triple del tamaño de un lobo común.

—¿Y los Mattes? —Sonrío al ver su ansiedad crecer.

—Tranquila, ya llego. —Y le robé un beso, necesitaba sentirlos de nuevo, la distancia me estaba matando—. Así como el amor de Odín y la Luna fue separado, el amor de los licántropos también fue separado. Cada licántropo nace con un alma gemela.

—Su matte. —agrega y asiento para continuar.

—Algunos mueren sin encontrarla, pero algunos tienen la dicha de encontrarlas en esta vida, y cuando lo hacen sus cuerpos se atraen sin pensarlo, sus almas se conectan de manera instantánea, y tienen que marcarse para que otro licántropo no los reclame. Una vez marcados, si son separados mueren.

—Que triste. —Por alguna razón sus ojitos se llenaron de lágrimas, pero no pienso permitir que las derrame, y a pesar del dolor que mi cuerpo experimenta, hago el esfuerzo para atraerla hasta tenerla envuelta en mis brazos.

Su esencia a frutilla me envuelve y ciega cada uno de mis sentidos, obligándome a tomar y reclamar nuevamente sus labios que ella me entrega sin ningún reclamo.

El beso va subiendo de tono y mis colmillos comienzan a salir, todo mi ser reclama marcarla, y ya no puedo controlarlo más.

Su teléfono suena y ella, muy a su pesar, contesta. Salvada por la campana.

Un Error de la Luna (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora