~PDV LOWELL~
La verdad es que ya me estaba cansando de buscar a mi matte, estaba seguro de que no estábamos destinados a encontrarnos en esta vida, y eso era algo que a mi lobo lo ponía triste.
Esa mañana decidí salir a caminar, necesitaba despejar un poco la mente, la búsqueda de ella me estaba frustrando y estresando; y eso no era bueno.
Al salir a caminar por la playa un intenso olor a coco y chocolate invadió cada espacio de mi ser y noté como mi lobo se inquietaba.
—¿Puedes sentir ese olor? —Me preguntó bastante inquieto Los.
—Si, huele a coco y chocolate pero no se de dónde viene. —Le respondí caminando sin sentido.
—¡Es ella! —Y lo sentí aullar de alegría
—¿Dices qué nuestra matte se encuentra en este lujoso hotel? —Le pregunté mientras me frenaba en la entrada de un hotel de lujo, que si mal no lo recuerdo era el más caro de la isla.
Recuerdo que al llegar un montón de mujeres se me insinuaban y bueno yo tenía que aprovechar, aunque Los no me dejaba tranquilo, me decía que tenía que recordar que estábamos viajando para encontrar a nuestra matte y no para que yo me acostara con cuanta "mujerzuela" se me ofreciera, por lo que prácticamente me obligó a instalarme en una cabaña cerca de la playa solo.
—Lowell te tienes que acercar como sea.
—¿Pero...y si es fea...? No quiero una matte que sea fea. Me niego. —dije cruzándome de brazos.
—Te juro que si no la buscas Lowell haré tu vida tan miserable que jamás volverás a estar con una mujer en lo que te quede de vida. —Me gruñó mientras tomaba rumbo para otro lado.
—¡Ni se te ocurra! —dije resignado—. Haré lo que me pides —Y cerré la conversación para poder pensar tranquilo cómo hacer.
Me senté en la plaza de enfrente y pensé por un rato, hasta que decidí rodear el edificio, de seguro encontraba algún lugar por donde escabullirme.
Cómo lo pensé, el acceso a su playa estaba desierto. Maldije a Los por no dejarme quedarme en ese lugar, de seguro estaba repleto de mujeres hermosas y adineradas. A penas puse un pie en el lugar Los tomó el control y nos transformamos.
Me guió hasta la orilla de la playa donde el agua tocaba mis patas, mis sentidos se estaban perdiendo con cada ola que moría en mis patas, el sonido del mar hacía eco en los rincones más oscuros; y cuando me disponía a correr, ese exquisito perfume apareció de nuevo y me obligó a mirar en la dirección de dónde provenía.
Mis ojos se clavaron en una mujer que se encontraba en el balcón del edificio, pero si mis cálculos no me fallaban se encontraba en el piso 25, era imposible que ella me viera desde ese lugar, pero sentí como un recorrido eléctrico se disparó desde mi corazón por mi cuerpo. Ella me estaba viendo.
—¡Es hermosa! —dije asombrado de su belleza.
—¡Y te querías ir con cualquiera! —Me reprochó—. Ya sabemos dónde se queda y cómo es, mañana nos acercaremos más.
—¿Y por qué no hoy día...? —interrogué curioso—. Pensé qué no querías dejarla ir. —hablé mientras buscaba la ropa para ponerme.
—¡Sé lo que dije! Hay algo raro en ella.
—¡Dime por favor que no es hombre!—supliqué.
—No seas imbécil Lowell
—No me digas. —Tapé mi boca con mis manos ante la idea que cruzó en mi mente—. ¡Tiene un tercer pecho! Aunque pensándolo un poco no me molestaría. —Me relamí los labios ante la imagen que se estaba formando en mi mente.
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Un Error de la Luna (+18)
Hombres LoboLúa no es una chica común, ella es descendiente de divinidades y solo busca su placer por el mundo. Es una joven libre. Mi primer libro sobre hombres lobos con el inconfundible e infaltable toque de romance. La historia posee contenido adulto, y que...