18- BAILES CALIENTES Y BESOS APASIONADOS

588 37 31
                                    

~PDV LÚA~

Hoy seria mi cita con Alain y estaba algo nerviosa, anoche estuve todo el tiempo pensando en la canción que me había cantado en el bar, tanto así que la descargué en mi celular y lo puse como tono para diferenciarlo.

Por otro lado estaba algo preocupada por Lowell y Malik, no estaba segura de que pudieran controlar a sus lobos y sus celos. Malik me dijo que cuando encuentran a su matte se vuelven muy posesivos, y eso aumenta cuando el licántropo es un alpha.

¿Cómo fue que terminé metida con tres alphas? Ni siquiera se cómo terminé metida en todo esto.

—¿Estás nerviosa? —Sentí una voz que me alteró ya que en mi dormitorio no se encontraba nadie más que yo.

—¿Quién es? —pregunté incorporándome de la cama.

—No te asustes luna, soy Oleic el lobo de Alain. —Al saber, eso me tranquilizó.

—¿Cómo es que tu...? ¿Acaso está ese idiota espiándome en mi cuarto? —Mi tono cambió rápidamente a enojada—. Si está acá juro que le cortaré las pelotas.

—Tranquila Luna, él no está acá, es idiota así que no le da la cabeza. —Eso me hizo relajar y reír.

—¿No se llevan bien?

—Nos llevamos, eso es un mérito. Lo que sucede, mi amada luna, es que Alain es un poco fofo para algunas cosas, y yo por el contrario, soy más activo, pero ese tonto no me deja tomar el control. —explicó, y por un segundo me pude hacer la idea de cómo serían esos dos juntos.

—No me has contestado cómo es posible que estés hablando conmigo. —Me senté sobre mis piernas en mi cama, cómo si estuviera haciendo yoga.

—Es por nuestra conexión, no es necesario de que estemos en el mismo lugar para que pueda hablar contigo, y también es independiente, por lo que Alain no sabe que estoy hablando contigo en este momento, será nuestro pequeño secreto.

—Me agradas. —Sonreí, era bueno tener un aliado en todo este embrollo—. Por cierto Oleic, no sabes dónde me llevará el señor gigante.

—¿Señor gigante? —Noté un cierto tono de burla.

—Si es el apodo que Aine le puso, aunque los otros también lo tienen. —dije restándole importancia.

—¿Y puedo saberlos?

—¡No! —grité algo avergonzada.

—Está bien, te dejo, Alain se acerca. — Y así de la nada no lo volví a sentir, en ese momento tocaron a mi puerta.

—¿Pequeña estás ahí? —Su voz hizo que mi piel se erizada, Alain era como mi refugio.

—Acá estoy. —Le dije al abrir la puerta.

Encontrarme con sus ojos logró que una corriente eléctrica viajara por todo mi cuerpo, y cuando menos lo pensé ya estaba envuelta en sus brazos y un cálido beso me estaba recibiendo.

—Te extrañé pequeña. —Me susurró cuando nuestros labios se separaron por falta del oxígeno.

—Yo también te extrañé. —Me encontré correspondiendo sus palabras.

—Vine a decirte que te pongas ropa cómoda para ésta mañana, en diez minutos vuelvo por ti para nuestra primera cita. —Sus brazos me soltaron y una sensación de vacío me inundó, así que cuando se estaba por marchar lo tomé de la remera—. Volveré por ti, pero si me vuelves a sostener así entraré en tu cuarto y no saldremos en todo el día.

—Esta bien. —Mi personalidad tímida apareció y no sé porqué motivo.

—Perfecto, diez minutos contando desde ya. —Y cuando ya se encontraba a unos veinte pasos, se acercó corriendo y me besó—. Ahora si, nueve minutos. —Y se marchó.

Un Error de la Luna (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora