Habitación 503 (# 2 Temporada) EN EDICIÓN

Capitulo 46: "Pastelito"

Amber PoV

"Cuando una mujer decide cambiar su cabello, decide cambiar su vida"

Siempre me mofé de esa frase y la consideré algo estúpido, hasta que la melena color caramelo me recordaba a mi hermana, y opté por el tinte castaño para no ver su rostro cada mañana en el espejo. Tiempo después, decidiendo escapar o mejor dicho, dejar atrás el daño causado por mi hermano, mi mejor amiga dijo que Amber la castaña no era del todo de su agrado y para unirme a ella en viaje de mochilas debí cambiarme el look. Por supuesto que no iba a hacerme nada alocado como su cabello rojo, o el azul de su novia... ¿Me tocaba algo verde? ¿Que seríamos, los tres tristes trolls? No, he vuelto a mi melena color caramelo.

Me retuerso en el asiento una vez más mirando hacia la casa. Hace tres semanas me desaparecí y dejé solo una nota, diciendo que lo mejor sería alejarme un tiempo y ver que las cosas se calmen, que tomar distancia me haría bien por la situación, y que no quería ponerlos en peligro. Pero los días pasan y las vacaciones se acaban, también mi parte egoísta extraña escandalosamente al trío que se quedó aquí, a pesar de que uno de ellos no es quien conocía.

Me bajo del carro, y entro a hurtadillas en la casa dispuesta a saltar sobre Jase y tirarle de las orejas veinte veces, pero no hay nadie en la casa. La cocina está hecha un total desastre por donde se la mire, mezcla, fruta, sartenes. Suspiro gruñendo, seguro que Emily tiene que ver en este desorden.

Siento la puerta de entrada crujir y me quedo en el lugar.

—Emily, ¿Podrias bajar a ayudarme con las bolsas? —Doy un paso atrás de forma instantánea en cuanto oigo su voz. Me he arrepentido del estúpido plan de volver y retomar mi vida.

Una de las sartenes cae al piso delantando mi ubicación en la casa y maldigo por lo bajo a punto de echarme a correr. Me muevo en círculos como un Chihuahua hiperactivo hasta que decido que escaparé por la puerta trasera.

Siempre creí que en las caricaturas era mera exageración cuando al pisar una cáscara de banana se llevaban el patinon de sus vidas, mas compruebo por mi misma que no, eso no era mentira.

La caída me resulta en cámara lenta, y muevo mis manos hacia todos lados pero no encuentro de que atajarme, de repente mis fosas nasales están taponeadas hasta dentro y mi rostro está pegajoso y sucio. Levanto el rostro pasmada

—Bienvenida, pastelito

Cuando abro los ojos me doy cuenta que me he caído de cara, literalmente, sobre lo que parece ser el pastel de cumpleaños de Jase. El chico frente mío está de brazos cruzados con una mueca que pareciera ser una sonrisa, siento que me tiemblan las piernas pero no me muevo sin embargo su cuerpo se mueve y se detiene a dos pasos de mi.

—Sabes, me llevó toda la mañana hornear el pastel... Yo que tú busco una forma de ir compensandolo -—Su ceja izquierda se enarca, y su dedo índice retira un excedente de crema de mis labios, para luego llevarse el dedo en la boca y chupar.

—Tú... Yo... ¿Me conoces?

Se encoje de hombros y devuelve el índice a mi rostro en un toque corto y rápido en mi frente.

—Ahora eres Harry Postre —Giro el rostro observando mi reflejo en el pulcro extractor, y me encuentro con el intento de rayo que ha hecho en mi frente. —Y hablo muy en serio sobre compensarme...

Voy a replicar, no sé qué, pero sé que voy a replicar su comentario burdo y fuera de lugar, cuando oigo los pequeños pasos.

—¡Y ahora trae una chica torta a la casa! —Emily palabras justas Powell, me observa con las manos en jarra —Sin ofender chica torta Potter, pero ese pastel tenía otro fin para hoy no que le estampes tu cara para cosas carnales e impuras con el tarado a tu lado.

—Yo también te extrañé —digo encogiendome de hombros y limpiando mi rostro con el borde de mi camiseta

—¿Amber? ¡Oh, Amber! ¿Que... Tu cabello...? ¡Oh, da igual!

La pequeña castaña recorre de forma rápida el espacio que nos separa y me envuelve en un abrazo de esos que te hacen sentir a gusto.

—Así que... Tú eres Amber, pastelito