CAPITULO 29

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—Hey Laur, felicidades por tu "A" en álgebra.—Ally se acercó a abrazarme de lado mientras caminábamos fuera del instituto. Apenas había sonado el timbre que daba fin a las clases por este día, habíamos salido lo más rápido posible.

—Gracias, enana.—La abrace también riendo, sabía que ella odiaba que la llamara así.

—Que graciosa Lauren, ya no quiero abrazarte más.—Trato de alejarse de mi pero la tome más fuerte impidiendo que deshiciera el abrazo.

—Vaya que amorosas estamos el día de hoy.—Normani llego a nosotras mirando nuestro forcejeo divertida.

—Cállate.—Dije soltando a Ally.
Nos detuvimos en el estacionamiento justo donde Ally tenía su auto.

—Por cierto, Felicidades nerd.—Normani se burlo despeinándome el cabello.

La mire mal alejándome de ella.

—Déjala Mani es su logró.—Me defendió Ally.

—Si Mani, déjame.

Ally le quito el seguro al auto y entramos, está vez a mi me tocaba de copiloto por lo que tome mi lugar y conecte mi iPhone para poner música.
The 1975 sonando minutos después.

—¿A dónde vas Lauren? ¿te llevo a casa?—Ally pregunto saliendo del estacionamiento.

—No, pienso ir al trabajo de papá, me prometió un iPod nuevo si sacaba buena nota. Así que pienso ir por el.

—Tu papá es muy bueno, ¿No me quiere regalar un iPod a mi también?—Normani dijo desde el asiento de atrás. Reí un poco.

—No lo creo Mani, lo siento.—Contesté fingiendo tristeza.

—Bien hemos llegado.—Ally se estacionó frente a la empresa de arquitectura donde trabajaba papá. Salí del auto despidiéndome de las chicas.
Ally arrancó de vuelta no sin antes Normani tomará mi lugar, negué con la cabeza sonriendo y me adentré al edificio.

Mi padre era el segundo al mando por lo que su oficina estaba en la penúltima planta, me subí al ascensor y oprimí el piso 5 que era al que me dirigía. Las puertas se cerraron y comenzó a subir. En cuando salí y camine hacia la oficina no vi a su asistente  ni en su escrito ni por ningún lado, lo que no me extraño quizás y había salido por un café por lo que decidí entrar sin ningún problema a la oficina de mi padre.

—¿Y que es lo que quieres que haga? ¿Que me divorcié? ¿Eso es lo que esperas?.— Escuche la voz de papá, aún seguía fuera de la oficina me había detenido al escuchar la conversación tras la puerta, me acerqué un poco para escuchar mejor.

—Sabes perfectamente lo que tenías cuando aceptaste ser parte de esto.—Continuó él— Aún así, no te estoy diciendo que siempre será así.

No sabía a quién le hablaba pero tenía que averiguarlo. Tome el pomo de la puerta abriéndola.
Me encontré con la peor escena que pudiera imaginar.

Mi padre y su asistente.

Mi padre y su asistente besándose.

Mi padre y su asistente besándose con ella sentada en su regazo.

Estaban tan ocupados con sus muestras de cariño que ni siquiera me escucharon entrar.
Se llenaron de lágrimas mis ojos al pensar que mi madre no merecía nada de aquello.
Mis manos se encerraron en puños y carraspeé para que me notarán.
Ellos me miraron y se separaron de un tirón, ella quitándose de su regazo.

—No te enseñaron a llamar a la puerta.—Reprochó mi padre molesto.

—Como lo iba a hacer si tú asistente no estaba en su puesto, porque—Fingí pensar— Está ocupada enredándose con su jefe.—Hable con sarcasmo.

—Lauren no debiste enterarte de esto.—Se levantó de su silla apoyando las manos en el escritorio.

—Cómo, ¿Ni siquiera lo vas a negar? Que sinico eres.

—No me hables así, sigo siendo tu padre.—Él grito tratando de poner orden.

—Mi padre... es que aún puedes pronunciar esas palabras. Solo te digo una cosa, mamá no se merece nada de esto y lo va a saber.—Dije dando media vuelta.
Él llego a donde estaba tomándome del brazo impidiendo que saliera.

—Piensa en lo que tú mamá va a sufrir Lauren, ella no lo soportaría, quizás entre en depresión, yo solo pienso en su bienestar.

Me quite su agarre de un brusco manotazo y gire a mirarlo, ¿Como podía ser tan sinico?

—Si fuera cierto, jamás habrías estado enredándote con está.—Señale a la asistente de forma despectiva. Ella solo me sonrió triunfante, me dieron ganas de arrancar esa sonrisa a golpes pero me contuve de no hacerlo.

—Lauren, a ella no la metas, esto es entre tú y yo. ¿Dime cuanto quieres para callarte la boca?—Pregunto tomando su chequera de su escritorio. Lo mire  atónita, ¿Quien era él y que había hecho con mi padre?

—¡Estás loco si piensas que vas a comprar mi silencio!—Grite furiosa emprendiendo mi camino a la salida.

—Bien, ¿Dime que es lo que quieres entonces?—Gritó causando que me detuviera justo antes de salir.

—Que termines con esto.—Dije amargamente de espaldas a él. Pude escuchar como la asistente protestaba pero él la mando a callar.

—Está bien, lo haré.—Hablo al fin.

—Bien, te doy diez días.—Dije eso último saliendo de la oficina.

Recordé el día en que me había enterado de su romance, estaba más que claro que esos diez días jamás habían llegado. De eso hacia meses. Mientras íbamos en el coche que él había mandado a recogernos, justo cuando miraba por la ventanilla la ciudad pasar era cuando invadía mi mente ese amargo recuerdo.
Prefería mantenerme en mi mundo para no escuchar lo emocionados que estaban mamá y mis hermanos por salir a comer fuera con papá después de tantos meses sin hacerlo, porque yo no podía ser parte de esa mentira.
Quería con todas mis fuerzas decírselo a mamá pero sabía que no me iba a creer, era tanto el amor que sentía por él que se cegaba porque quizás y ella ya lo sospechaba o lo sabía pero no lo quería ver. Pero yo me encargaría de que dejara de ser así o al menos eso quería creer.

A kilómetros de ti.  (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora