Dos cartas

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ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.

Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.

Notas de la autora:  Otro capítulo.  Les pido que no sean lectoras fantasmas, son sus críticas e ideas las que ayudan a esta autora a imaginar y poder escribir.

Nos leemos.


Capítulo V

Dos cartas

Terry llegó al castillo Grandchester, encontrándose con su madrastra antes que con su padre

--Buenos días duquesa-- saludó Terry a la esposa de su padre con la máxima caballerosidad que la presencia de la mujer le permitía. La "dama" perturbaba a Terry con su sola presencia, su voz martillaba en sus oídos hasta producirle dolor de cabeza, cada vez que se cruzaba con ella o entablaban una conversación (dicho sea de paso, solo por obligación) venían a él amargos recuerdos que había guardado muy a su pesar desde el día en que aún siendo un inocente niño había pisado esa mansión, y se repetía a sí mismo--    lo cara de cerdo no se lo quita nadie--  que   era su modo de vengarse o evadirse  en forma privada de la amarga presencia de la mujer-- ¿Cómo mi padre pudo dejar a una mujer tan bella como lo es mi madre, por esta?-- se preguntaba en forma muy, muy despectiva

--Buenos días, bastardito--  dijo la mujer con su voz aguda... punzante, y en sus labios se dibujó una sonrisa burlona,  pinchando así el herido orgullo del muchacho y de paso haciendo arder sus oídos, con el único propósito de iniciar un altercado con él para después quejarse con su padre

--Ujum... ujum-- se oyó al mayordomo-- su padre lo espera joven-- interrumpió a propósito el buen hombre, conociendo de primera mano la personalidad egoísta y envidiosa de la duquesa, quien siempre estaba dispuesta a meter en líos a Terry con su padre

--Gracias-- dijo Terry dirigiéndose al mayordomo, y llenando sus pulmones de aire en una profunda respiración que hacía evidente su impotencia miró a la duquesa y agregó-- con su permiso, duquesa-- y se dirigió al despacho de su padre ganando así esa pequeña batalla

--¡Otra vez escapándote del colegio Terius!-- fue la exclamación-saludo con que el Duque recibió a su hijo apenas entró en el estudio de su padre. El hombre estaba de pié tras su escritorio, revisando la correspondencia de ese día

--Buenos días padre. Siento mucho que se haya molestado al saber de mi escape del colegio-- dijo Terry con humildad, una virtud desconocida hasta ese momento por su padre, que lo miraba con ojos de incredulidad-- mis actitudes dejan mucho que desear, pero... tengo una razón poderosa para estar aquí

--Te creo-- tuvo que reconocer el Duque-- haberte escapado para venir aquí... no es lo tuyo-- titubeó en su respuesta el padre, en medio de un atisbo de sonrisa que su hijo no alcanzó a percibir

--Ha usted acertado padre-- respondió Terry al momento de tomar asiento donde su padre le indicaba

--Bien, dime ¿en qué puedo ayudarte?-- habló el Duque una vez se hubo sentado en el sillón detrás del escritorio-- porque supongo que no estás aquí solo para verme ¿verdad?--   lo miró con marcada sospecha, entrecerrando sus ojos, tratando de ver así más allá de lo que Terry le mostraba--   es a eso que debo tu visita, necesitas mi ayuda  ¿o me equivoco?

--Tiene usted razón padre, necesito de su ayuda. Tengo un problema en el colegio-- comentó Terry

--¿Qué clase de problema? No te habrás peleado con algún compañero-- comentó el Duque entrecerrando los ojos

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