ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.
Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.
Capítulo XLIII
Mis bebés
Terry había quedado en shock, Norma había enterrado el cuchillo en la pancita de la rubia sin mostrar ninguna vacilación, a la mujer no le tembló la mano
--Terry... Terry-- dijo la mujer desde el suelo-- ¡ayúdame!, me hirió-- Terry corrió hasta la mujer y dos segundos después un médico se arrodilla a su lado, el galeno llegaba hasta ella con Albert y Richard detrás
--No es grave señor Grandchester, es solo un rasguño-- dijo el médico después de revisar a la rubia. Los hombres de Richard habían esparcido a un puñado de curiosos que se habían reunido alrededor de ellos
--¡No se supone que debía resultar así!-- gritó Terry dando pasos desesperados, moviendo las manos arriba y abajo, en señal inequívoca de la impotencia que sentía, perdía los estribos, la frialdad y la templanza con que el chico miraba las cosas a su alrededor al actuar lo habían abandonado, estaba fuera de sí, irreconocible-- ¡debían esperar a que ella soltara a Lorna y luego caerle encima!
--Fue culpa de un policía novato Terry-- Albert, con su habitual calma, intentaba infructuosamente calmar a su amigo, pero era prácticamente imposible hacerlo. Por la mente de Terry solo pasaban escenas de una historia de terror, a Candy siendo asesinada por la loca de Norma, sus hijos hechos pedazos en la pancita de su pecas al recibir la agresión con el cuchillo. Terry no soportó la presión del momento, se quebró y comenzó a llorar, no pudo contener las lágrimas en el profundo azul de sus ojos, no era común verlo llorar, aparte de Candy nadie lo había visto, ni siquiera el duque había logrado jamás que su hijo se desahogara a través del llanto, pero ahora lo hacía sin ningún reparo tratando de controlar sus pensamientos, se dejó abrazar por su padre y cuando se percató de que Lorna sería llevada hacia el hospital, quiso ir con ella en la ambulancia
--Perdóname Lorna, nunca pensamos que esto se sucedería de esta forma-- pedía un angustiado Terry a la prima de su mujer, que se había prestado para ser parte del plan que tan cuidadosamente habían concebido junto a su padre, Albert y la policía
--No es tu culpa Terry-- dijo la chica en la camilla-- no podíamos habernos anticipado a la reacción de esa mujer. Además, la herida no es profunda, gracias a los almohadones que me colocó Eleonor para parecerme a Candy
--De todas formas Lorna. No puedo creer que te haya hecho pasar por esto...
--Shhhh-- lo interrumpió la chica-- ya no hay nada más que hacer, además, estoy muy contenta de haber participado en esto, ayudar a Candy y los niños, ahora esa mujer ya no será ningún peligro para ustedes
--Gracias Lorna, no tengo más palabras que de agradecimientos para ti... espero que la herida no te de problemas
--No creo que me coloquen más de dos puntos, no es una gran herida Terry
--Eso es lo único que me consuela-- dijo el muchacho-- te lo agradeceré toda la vida.
Cuando pensaron en cómo hacer caer a Norma, jamás se imaginaron que las cosas terminarían así. Le pidieron cooperación a la escocesa para confundir a la chica Higgins. Las primas Russo se parecían mucho, solo que los colores en Lorna eran más intensos, su cabello unos tonos más oscuros que los de Candy y pecas más rosadas, con los ojos, las dos compartían el mismo tono, eso facilitó mucho el procedimiento para hacer caer a la delincuente que había costado meses capturar. Lorna hizo su papel a cara descubierta, mostrando la bella sonrisa que ambas primas compartían, pero que Lorna no ocupaba tanto como Candy.
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Amor adolescente
FanfictionCandy conoce a Terry en Nueva York, antes de embarcarse para Londres.