Tarzán pecosa

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ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.

Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.


Notas de la autora:   Muchas gracias por su compañía en esta historia.  Por favor dejen sus mensajes que para esta autora son de inspiración.  Nos leemos.

Capítulo VII

Tarzán pecosa

La semana continuó como en todos los internados mixtos del mundo, escapadas, asaltos a balcones en los dormitorios de las chicas, cartas y poemas de aquí para allá, y así, la adolescencia en toda su plenitud. Ya era jueves y Terry se juntaba las veces que podía en la colina con Candy, y cuando no lograban verse él la visitaba en su dormitorio. No piensen mal, solo conversaban y se daban besitos.

Candy en esos días había aprendido mucho acerca del comportamiento que debía tener como una dama.  No había tenido grandes problemas, nada más que los hermanitos del terror, como alguien los menciona por ahí, le habían dado algo en que pensar, algo que hacer, pero ella siempre estaba acompañada de Terry o de Cinnia, y otras muchas veces también se les agregaban  Stear, Archie y su nuevo amigo Ivo, esta permanente compañía le ayudaba a sacárselos de encima y vivir tranquila.

Las chicas estaban reunidas en el salón donde recibían clases de economía doméstica con la hermana Rocío, pero la clase se había hecho corta y la hermana había dado permiso de continuar con las labores del taller de bordado o costura según corresponda a cada estudiante, en medio de los murmullos de pequeñas conversaciones se presentó la hermana Margaret con el correo para las chicas

--Buenas tardes señoritas-- saludó la hermana Margaret-- hoy llegó correo para algunas de ustedes-- dijo y comenzó a nombrarlas-- Elisa Leagan... Patricia O'Brien... Archibald Cornwell... ¡oh!, hay un error, esta es del dormitorio de los chicos

--Si quiere yo puedo entregársela hermana Margaret-- ofreció Candy, ya que el chico era su pariente

--No gracias Candy,  yo puedo llevársela-- dijo la monja y siguió repartiendo las cartas, en medio de las cuales Candy recibe correspondencia del hogar de Pony, Cinnia también recibe de su familia unos sobres y las dos se van una esquina a trabajar su labor y leer la misiva-- Querida Candy-- versaba la carta-- Pienso que puedes acostumbrarte y disfrutar de tu nueva vida en Londres-- le escribía la señorita Pony-- La hermana María y yo, estamos muy ocupadas con los niños-- Candy se las imaginaba junto a los niños en medio de las montañas-- ¡Ah! y tenemos muchos terneritos, un cabrito, cinco gallinas y también varios cerditos, es todo un placer verlos...

Candy leía ensimismada la carta que tenía en sus manos. No podía creer que la señorita Pony, hubiese escrito tan prontamente-- debe haber comenzado a escribir apenas me vine-- se decía la rubia. Elisa que no vive ni deja vivir, al ver que la hermana Rocío y la hermana Margaret tuvieron que salir por unos instantes del salón, fue a interrumpir la lectura de Candy arrebatando el sobre que estaba encima de la mesa y mofándose de ella al ver que el sobre tenía algo escrito en su interior dijo

--¡Qué extraño!... un sobre escrito en su interior

--¡En este colegio nunca había pasado algo así!-- exclamó alarmada una de las amigas de Elisa, apoyando a la pelirroja

--El hogar de Pony, debe ser muy pobre...

--¡PLAFF!-- Candy abofetea a Elisa y esta va a dar al suelo

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